Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Fernando Rodríguez Ureña
Cuando se
habla del Che resulta muy común el que entre los interlocutores emerja casi
naturalmente la imagen del Che guerrillero como ícono del revolucionario, sin
tomar en cuenta las otras facetas que construyeron “con delectación de artista”
diría el, su marxismo encarnado en su vida.
La opinión
pública tiene la visión del Che combatiente. Es el carácter militar de su
pensamiento el que inmediatamente ocupa el escenario. Guerra de guerrillas, un
método, -junto a sus diarios de campaña-, son sus documentos mayormente
conocidos y leídos.
Sin
embargo, el Che tiene un sinnúmero de documentos en los que se puede escrutar
su pensamiento que abarca diferentes facetas: política, económica, histórica,
antropológica, filosófica y poética literaria.
Hoy
recurrimos a fragmentos de uno de los documentos político económicos producidos
por el Che en Argel el 24 de febrero de1965.
En este
documento se destacan entre otras sus apreciaciones en torno a la lucha
anticolonial, antiimperialista y anticapitalista. Afirma que la resolución de
las contradicciones de esta triada, sólo podrá resolverlas el socialismo.
El Che
deja toda ortodoxia marxista para hacer importantes planteamientos cuando habla
de los pueblos de Asia y África, que en la década de los 60 se encontraban en
proceso de liberación de los colonialistas ingleses, franceses, holandeses y
norteamericanos.
En cuanto
a la concepción etapista de la historia sostiene con toda claridad que los
pueblos no necesitan “obligatoriamente” transitar por una revolución
democrática burguesa para recién plantearse el socialismo. Sin decirlo, pero
con certeza crítica apunta en contra de la visión que imponía concebir la
historia como compartimentos estancos que se encadenaban uno detrás de otro,
como precedentes y obligatorios.
Su
planteamiento revolucionario, desnuda las flaquezas de la Biblia comunista de
entonces: el Manual de Ciencias Económicas de la URSS.
Al
respecto dirá “Cuba llega a esta
Conferencia a elevar por sí sola la voz de los pueblos de América Latina y,
como en otras oportunidades lo recalcáramos, también lo hace en su condición de
país subdesarrollado que, al mismo tiempo, construye el socialismo”
Con toda
claridad se refiere al carácter de la lucha contra el imperialismo. Sus
reflexiones nos permiten develar que el imperialismo no regalará la victoria a
los pueblos que pretenden romper sus lazos, sino al contrario: “...La lucha contra el imperialismo por
librarse de las trabas coloniales o neocoloniales, que se lleva a efecto a
través de las armas políticas, de las armas de fuego o por combinaciones de
ambas, no está desligada de la lucha contra el atraso y la pobreza; ambas son
etapas de un mismo camino que conduce a la creación de una sociedad nueva, rica
y justa a la vez.” Ojo, el socialismo que plantea el Che, no iguala
a los seres humanos en la pobreza, sino que plantea una sociedad nueva y justa,
no de acumulación sino de riqueza compartida.
Sin
embargo advierte que la lucha anticolonial y antiimperialista, no puede estar
completa sino encara la lucha anticapitalista y de construcción del socialismo. “Es imperioso obtener el poder político y
liquidar a las clases opresoras, pero, después hay que afrontar la segunda
etapa de la lucha que adquiere características, si cabe, más difíciles que la
anterior.” A la vez advierte de la posibilidad de que en pleno
proceso de transformaciones se produzca el “...desarrollo
de una burguesía parasitaria que no agrega nada a la riqueza nacional ...con un
desprecio absoluto por el bienestar de su pueblo.”
En la
difícil construcción socialista, dirá que el peso mayor deberán llevar los paises
socialistas. Demanda de ellos, el internacionalismo, entendido como la actitud
solidaria del país mejor consolidado frente a aquellos que están en proceso de
construcción socialista. Expresa su posición frente a la teoría del valor
capitalista, criticando la lógica de la acumulación capitalista y el intercambio
desigual en las relaciones comerciales entre países socialistas “...el
desarrollo de los países que empiezan ahora el camino de la liberación, debe
costar a los países socialistas. Lo decimos así, sin el menor ánimo de chantaje
o de espectacularidad...”
A esta
afirmación añade “...No puede existir socialismo si en las conciencias no se
opera un cambio que provoque una nueva actitud fraternal frente a la humanidad,
tanto de índole individual, en la sociedad en la que se construye o está
construido el socialismo, como de índole mundial en relación a todos los
pueblos que sufren la opresión imperialista.”
Esta idea
tiene una actualidad absoluta y explica la necesidad de articular bloques
económicos y políticos como el ALBA y
la CELAC, donde
las relaciones económicas que se plantean, implican comercio, pero no
acumulación en los polos más poderosos, sino una multipolaridad complementaria,
con una nueva actitud como país, como bloque de países, como regiones
geográficas y económicas.
Otro
aporte de este discurso que parece fundamental es el carácter y la denominación
que adquieran los procesos revolucionarios. Con una visión que se adelanta por
casi medio siglo, sin necesidad de hablar del socialismo del siglo XXI, el Vivir Bien y el Socialismo Comunitario,
dirá “Los pueblos... que vayan a su liberación
definitiva deberán emprender esa misma ruta; la emprenderán más tardeo más
temprano, aunque su socialismo tome hoy cualquier adjetivo definitorio”.
Sin embargo hace una definitiva puntualización: “No hay otra definición del socialismo, válida para nosotros, que
la abolición de la explotación del hombre por el hombre”.
Reforzando
estas ideas expresa: “El desarrollo de los
subdesarrollados debe costar a los países socialistas, de acuerdo. Pero también
deben ponerse en tensión las fuerzas de los países subdesarrollados y tomar
firmemente la ruta de la construcción de una sociedad nueva -póngasele el
nombre que se le ponga- donde la máquina, instrumento de trabajo, no sea
instrumento de explotación del hombre por el hombre”.
También
advierte sobre los posibles retrocesos de procesos revolucionarios cuando dice “....Mientras esto no se produzca, se está en
el período de construcción de la sociedad socialista y, si en vez de producirse
este fenómeno, la tarea de la supresión de la explotación se estanca o, aún,
retrocede en ella, no es válido hablar siquiera de la construcción del
socialismo.”
Para
finalizar este breve análisis del pensamiento guevarista en el Discurso de
Argel, vale la pena rescatar sus concepciones respecto del desarrollo y el uso
práctico y revolucionario de la ciencia y la tecnología. El Che dice: “En el aspecto económico, necesitamos vencer
el camino del desarrollo con la técnica más avanzada posible. No podemos
ponernos a seguir la larga escala ascendente de la humanidad desde el
feudalismo hasta la era atómica y automática, porque sería un camino de
ingentes sacrificios y parcialmente inútil.”
Finalmente
señalará, lejos de todo cientificismo nacionalista burgués o socialista
ortodoxo convencido de la producción de patentes locales: “La técnica hay que tomarla donde esté; hay
que dar el gran salto técnico para ir disminuyendo la diferencia que hoy existe
entre los países más desarrollados y nosotros. Esta debe estar en las grandes
fábricas y también en una agricultura convenientemente desarrollada y sobre
todo, debe tener sus pilares en una cultura técnica e ideológica con la
suficiente fuerza y base de masas como para permitir la nutrición continua de
los institutos y los aparatos de investigación que hay que crear en cada país y
de los hombres que vayan ejerciendo la técnica actual y que sean capaces de
adaptarse a las nuevas técnicas adquiridas.”
Estudiemos
el pensamiento del Che. Seguro encontraremos en sus ideas, argumentos que
fortalecerán el proceso de la Revolución en Bolivia.
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