Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Francesca
Emanuele
En Honduras, el 24 de noviembre se realizarán las primeras elecciones desde
los comicios ilegítimos celebrados tras el golpe de Estado de hace cuatro años.
Si las elecciones se desarrollan limpiamente, una mujer ganaría la presidencia
por vez primera, y con ello se habría acabado la letanía de más de 100 años de
bipartidismo en el gobierno.
Xiomara Castro –señalada por todos los sondeos como la próxima mandataria–
es esposa de Manuel Zelaya, quien fuera presidente de Honduras desde 2006 hasta
el 28 de junio de 2009, cuando fue secuestrado en su domicilio por militares
encapuchados, obligado a subir a un avión y enviado a punta de pistola a Costa
Rica.
Aquel golpe de Estado fue el perfecto coto que las élites burguesas y
políticas, las fuerzas armadas y los Estados Unidos idearon para atajar las
medidas –contrarias a sus intereses– que estaba aplicando Manuel Zelaya.
Aparentemente, el desencadenante del golpe de Estado fue una consulta en la que
se preguntaría a los ciudadanos su conformidad o no con agregar una cuarta urna
en las elecciones de 2009, para decidir sobre una Asamblea Nacional
Constituyente.
Se apunta a aquella consulta popular como el detonante de la asonada
cívico-militar, pero ya Zelaya había estado “regando pólvora” desde mucho
antes. Así, conforme iba pasando el tiempo de legislatura, el presidente
hondureño del partido Liberal, en lugar de afianzar las políticas neoliberales y
conservadoras de gobiernos precedentes (como uno que yo conozco que empieza con
H), iba girando cada vez más hacia la izquierda.
Se opuso al proyecto de ley del Congreso que buscaba prohibir la píldora
del día siguiente. Firmó acuerdos para impedir la explotación minera a cielo
abierto. Se apoyaron medios de comunicación locales –además de crearse medios
estatales– para diversificar la oferta informativa manejada por un oligopolio.
Se incrementó en un 62% el sueldo mínimo, a pesar de que los grandes empresarios
se opusieron tajantemente. Zelaya se negó a comprar, en muchas ocasiones, los
excedentes de liquidez que los bancos hondureños venden tradicionalmente al
gobierno. Así, obligó a los bancos a reducir el interés de los préstamos al por
mayor del 18% al 12%, beneficiando especialmente a los pequeños y medianos
empresarios.
Promovió diversos mecanismos para reducir el precio de los combustibles, si
bien las transnacionales siempre obstaculizaron sus proyectos. Finalmente,
modificó la fórmula que determina el precio de combustibles, contrayendo las
ganancias de las transnacionales para reducir el precio final del consumidor.
Honduras se incorporó en 2008 a PETROCARIBE, de titularidad venezolana, por lo
que compraría petróleo con importantes facilidades de pago. Aquel mismo año se
unió al ALBA, organización de colaboración entre países de Sudamérica y el
Caribe, impulsada inicialmente por Venezuela y Cuba. Paralelamente, el gobierno
mandó a hacer un estudio para realizar exploraciones petrolíferas en el caribe
hondureño (lugar donde históricamente se conoce la existencia de significativas
reservas de crudo). Tras el informe, que sería entregado en agosto de 2009 (el
golpe se ejecutó dos meses antes de su presentación), se iniciaría una
licitación que posiblemente iría a manos de empresas petroleras brasileñas o
venezolanas, y no a empresas estadounidenses –hecho particularmente cáustico
debido al contexto de crisis de precios de los combustibles–. Posteriormente,
el propio presidente Zelaya manifestó que la cercanía a la fecha de publicación
del informe habría sido una de las causas del golpe.
Y es que parece que las “hermanitas de la caridad” –es decir, EEUU– no
veían con buenos ojos todos estos “paseos fuera del redil” que iba dando
Zelaya. Una decisión que también les molestó mucho, según revelaron unos cables
de Wikileaks, fue la intención de cambiar a uso comercial una de las bases
militares estadounidenses afincadas en Honduras, la base de Palmerola.
Fue precisamente a esta base aérea norteamericana hacia donde los militares
trasladaron al expresidente Zelaya, justo después de sacarlo de su casa en
pijama el 28 de junio de 2009. Desde Palmerola, Zelaya fue expatriado a Costa
Rica. Un golpe más se había consumado en nuestra región. Parece que, una vez
más, las “hermanitas de la caridad” echaron una mano.
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