Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Arturo
D. Villanueva Imaña
Las condiciones
de posibilidad para que el proceso de cambio y transformación pueda transitar
desde el modelo neoliberal protocapitalista de mercado y el Estado republicano
monocultural y excluyente, hacia la construcción del socialismo comunitario
para Vivir Bien en armonía con la naturaleza y el nuevo Estado plurinacional;
fueron abiertas por las luchas populares y las revueltas nacionales que se
dieron con las denominadas guerras por el gas y el agua a inicios del nuevo
siglo. Tal fue la envergadura y potencia social de dichos acontecimientos de
rebelión e insurgencia que sentaron los cimientos y abrieron las compuertas
para que dicho proyecto nacional fermentado en el seno de las masas populares;
que éste se tradujo primero en la conformación de la Asamblea Nacional
Constituyente y, luego, en la aprobación y refrendación por medio del
referéndum nacional ratificatorio de la nueva Constitución Política del Estado,
en la que (a pesar de las modificaciones efectuadas en un Parlamento que
todavía cobijaba los resabios conservadores y reaccionarios que se encontraban
en retirada y derrotados), se perfilan las líneas maestras que deben orientar
aquella condición de posibilidad abierta por el pueblo.
Habida cuenta
de las medidas y decisiones gubernamentales que se vienen ejercitando (algunas
de las cuáles analizaremos para indagar su trascendencia e implicaciones), el
presente trabajo buscará explorar si aquellas condiciones de posibilidad que
habían sido abiertas y sembradas por las luchas del pueblo, lograrán alcanzar
buen puerto y cumplir el ideario y los objetivos planteados por mandato popular
y la Constitución Política del Estado; dando por entendido que aquella creación
de condiciones favorables para realizar efectivamente el proceso de cambio
transformación democrático cultural, puede ser insuficiente si no es seguida de
las medidas y el cumplimiento de las tareas nacionales compatibles y acordes a
dicho proyecto nacional pergeñado en la Constitución.
En síntesis, de
lo que se trata es de indagar si existe un patrón de continuidad y secuencia
entre las medidas y decisiones gubernamentales que se van adoptando en los
últimos años, con aquellas condiciones de posibilidad abiertas por las luchas
populares, que permitan cristalizar aquel proyecto nacional emprendido por el
proceso de cambio y transformación.
A
confesion de parte, relevo de pruebas
Dícese en el
ámbito de las prácticas jurídico legales, que frente al reconocimiento y
confesión de las personas respecto de un hecho sucedido o de la imputación
realizada, ya es irrelevante y deja de constituir un requisito indispensable la
presentación de pruebas, en vista de haberse efectuado o anticipado dicha
declaración de culpabilidad.
Al respecto y
aunque no tuvo la misma repercusión causada cuando el Presidente Evo Morales
confesó haber sido el “culpable” (sic) para que se eligiera al actual Defensor
del Pueblo en el Congreso Plurinacional (con lo cual no solo reconoce
injerencia en el Poder Legislativo que debería actuar con plena libertad e
independencia, sino también el sometimiento del mismo a las “sugerencias” del
Poder Ejecutivo), también es oportuno recordar aquellas otras declaraciones
efectuadas en el marco de los festejos departamentales de Santa Cruz, cuando
afirmó que “reconocía sinceramente” el gran interés gubernamental para ganar
las elecciones en dicho departamento y realizar todos los esfuerzos necesarios
para que ello suceda, habida cuenta que electoralmente llevará al Congreso
Nacional a una mayor cantidad de parlamentarios respecto de todos los demás
departamentos de Bolivia. Debe recordarse que dichas declaraciones fueron
realizadas teniendo como telón de fondo varios días de estadía del Presidente
en la región cruceña, donde se efectuaron y concretaron una serie de acuerdos,
ofrecimientos y entrega de obras conjuntamente los sectores empresariales tan
atacados y echados a menos, que resultaba sumamente sorprendente que en muy
poco tiempo se haya producido un acercamiento y preferencia tan destacables que
llamaron la atención pública nacional.
Más allá de la
controversia acerca de quién (empresarios o gobierno) había terminado
seduciendo, doblegando y sometiendo a su interlocutor, el hecho es que
paralelamente a estas declaraciones, la estadía del Presidente en la capital
del departamento de Santa Cruz en su mes aniversario, terminó cerrando un largo
periplo de viajes, negociaciones, encuentros y acuerdos realizados a
puerta cerrada (y sin necesidad de guardar siquiera las formas de un
requerimiento de los interesados para una audiencia que debía realizarse en la
sede de gobierno, porque fue el Vicepresidente Alvaro García Linera que tomó la
feliz iniciativa de trasladarse y acudir ante los empresarios), en los que se
consolida y amplía las enormes concesiones y perdonazos que ya se habían
perfilado al aprobar la ley 337 (mal llamada de apoyo a la producción y
restitución de bosques), sino que se ofrece la realización de enormes
inversiones que beneficien las iniciativas empresariales en dicho departamento,
y que culminaron con la explícita complacencia del empresariado, en vista de
que inclusive llegaron a inmiscuirse en la definición de los términos y las
fechas de realización del censo nacional agropecuario (hecho que, ni siquiera
por un elemental sentido de equilibrio, fue tratado o consultado con las
organizaciones y sectores campesinos e indígenas del país).
La declaración,
antecedida por ese enorme despliegue efectuado y descrito muy escuetamente más
arriba y que puede ser más ampliamente precisado en sus alcances con una
revisión correlativa de la prensa; tiene adicionalmente una trascendencia no
abordada por las noticias que dieron cuenta del inédito e inusual
desprendimiento y atención que el gobierno brindó para favorecer los intereses
empresariales (nacionales y transnacionales), entre los que no se puede dejar de
mencionar las negociaciones con los sectores financieros y bancarios para
aprobar la nueva ley financial, o la otorgación (por iniciativa propia y sin
requerimiento), de incentivos, facilidades y nuevas concesiones (como el
ofrecimiento de la apertura de las áreas protegidas a la exploración y
explotación hidrocarburífera, el reajuste e incremento de precios pagados por
Bolivia a las transnacionales para incentivar la explotación de petróleo, e
inclusive el ofrecimiento de mora y retraso en el pago del IDH a los
municipios, gobernaciones y otras instancias que reciben esta regalía, nada
menos que con el argumento de promover la exploración hidrocarburífera que por
asuntos de soberanía nacional y creación de capacidad tecnológica nacional
debería hacerlo YPFB, pero que bajo las condiciones prevalecientes terminarían
sometiendo nuestra capacidad, para beneficiar nuevamente a las mismas empresas
y los intereses transnacionales, nada menos que afectando las iniciativas de
producción y desarrollo que legítimamente deben emprender los departamentos y
municipios con el dinero del IDH).
Se trata pues
inocultablemente de una lógica inmediatista (que no parece estar acorde a las
tareas nacionales de transformación y cambio), que tiene una repercusión
económica y otra política. En lo económico y con el afán de aprovechar los
réditos de la economía y los precios internacionales de materias primas y
commodities, junto a la explotación hicrocarburífera y la construcción de
grandes obras de infraestructura (que explícitamente buscan flexibilizar normas
para no dar cumplimiento al derecho de consulta y participación de los pueblos
indígena originarios), se ha decidido también desarrollar y emprender
iniciativas de inversión, ampliación de la frontera agrícola para el monocultivo
transgénico, extensivo y agroindustrial que relega la diversificación agrícola
y la producción campesina y ecológica, sin reparar que ese intento de
establecer un nuevo ciclo acumulación de riqueza nacional, se produce sin
cambiar las relaciones de producción imperantes. Es decir, reproduciendo las
relaciones capitalistas de explotación de la fuerza de trabajo y la naturaleza,
con lo cual no solo se provoca la reproducción y fortalecimiento del sistema
capitalista y extractivo que tenía la obligación de transformar, sino que se
conforma con la sustitución de las antiguas elites dominantes, ante la
emergencia de una nueva burguesía que antes se encontraba sometida o segregada
por razones étnicas o culturales. Sin embargo, no hay que olvidar que esta nueva
élite, acompañada de una floreciente nueva clase media, tiene los mismos
intereses económicos y eventualmente políticos, que la antigua casta señorial
(que ahora vuelve a tomar protagonismo por acción que los redime de oficio por
la iniciativa del gobierno que ha decidido emprender las acciones
anteriormente descritas en el departamento de Santa Cruz); lo que
lamentablemente se traduce en la percepción ciudadana como una situación de
bonanza y progreso económico, cuando en realidad no es sino la postergación
(sino abandono) de las tareas de transformación económica. La ilusión de
bienestar y progreso, encubre y oculta la ausencia del cambio y la
transformación económica y productiva que permitiría garantizar la soberanía
nacional y la descolonización.
Por otra parte,
el ofrecimiento de grandes inversiones y la construcción de megaobras de
impacto regional y departamental como mecanismo de seducción y convencimiento
electoral, responde a una lógica desarrollista y un modelo que exacerba las
prácticas consumistas de mercado, además de transferir recursos económicos
nacionales a las grandes empresas transnacionales que serán contratadas para
realizar dichas obras, cuyos emprendimientos se encuentran inocultablemente en
la acera opuesta del proceso de cambio y transformación que constituía el
horizonte de realización nacional.
Pero además,
dados los términos de los ofrecimientos realizados y los objetivos electorales
declarados, los mismos adquieren una connotación prebendal y clientelar muy
alejada de los principios, valores y fines marcados por la Constitución. Así,
la electoralización del proceso, se constituye en una apuesta por el corto
plazo, que va en consonancia con las antiguas prácticas politiqueras
repudiadas, interesadas el reproducir el gobierno, olvidando las tareas y
deudas históricas y sociales pendientes. La disputa por ganar las elecciones y
conseguir mayores escaños, no muestra sino un afán inmediatista de reproducción
del poder y el gobierno, incorporando intereses conservadores y reaccionarios
que tradicionalmente estuvieron en contra del proceso, pero que mediáticamente
se muestran como indicadores de apertura democrática y tolerancia para
garantizar el avance y progreso económico, cuando en realidad constituyen la
consolidación de un modelo desarrollista y burgués.
Promover el
incremento de la producción, las inversiones y la acumulación de riqueza, sin
cambiar las relaciones de producción y construir relaciones comunitarias y
sociales, viene a convertirse en una especie de señuelo para convencernos de
que primero hay que mejorar la economía y el bienestar, siendo que en realidad
lo que se hace es sembrar relaciones de explotación capitalista y el
surgimiento de nuevas castas dominantes que buscarán perpetuar aquel modelo
económico repudiado.
En lo político
y muy a pesar del revés no asimilado en las elecciones departamentales del Beni
en las que ya se ejercitó la estrategia de establecer alianzas y acuerdos con
sectores conservadores y de grandes ganaderos; sucede que el gobierno opta por
intentar ganar un apoyo electoral esquivo y tradicionalmente opositor, con tal
de reproducir el gobierno, sabiendo que ello denota un afán inmediatista y de
resultados efímeros, que inclusive podrían acabar (antes de la conclusión del
periodo gubernamental) con un revocatorio.
Quien antepone
y prioriza la campaña electoral para ganar las elecciones y reproducir el
gobierno, no solo está reproduciendo prácticas de los partidos políticos
tradicionales que no repararon en ningún límite ni argumento para justificar
alianzas espúreas y contubernios, sino que lo hace a costa de establecer y
efectuar nuevas concesiones y ventajas a los antiguos sectores dominantes
y separatistas, a costa de desvirtuar, relegar o abandonar los objetivos del
proceso e inclusive a los sectores populares, con lo cual se termina empeñando
y embargando las tareas de transformación y cambio. Bajo esa lógica, es
inevitable una reconfiguración en la correlación de fuerzas, porque los nuevos
sectores dominantes emergentes y aliados por la conveniencia de ganar las
elecciones, a no dudar, pugnarán y contaminarán con nuevos contenidos y los
antiguos intereses de clase al proceso. Es el germen y la semilla de coyunturas
históricas similares que terminaron traicionando, revirtiendo y hasta restaurando
intereses y proyectos antinacionales que cerraron ciclos y condiciones de
posibilidad histórica para la transformación y el cambio.
El
discurso antiimperialista como señuelo
En un plano
paralelo a los hechos, declaraciones y medidas analizadas anteriormente; entre
fines del mes de agosto, e inicio del mes de septiembre, se realizó la Cumbre
mundial antiimperialista y anticapitalista en la ciudad de Cochabamba, Bolivia,
cuya iniciativa se originó en aquella impensada y colonial decisión de algunos
países europeos presionados y obsecuentes lacayos del gobierno de los Estados
Unidos, que impidieron el paso del avión y retuvieron ilegalmente al Presidente
del Estado plurinacional de Bolivia a inicios del mes de julio, cuando
retornaba de Rusia.
La innegable
importancia y trascendencia de dicho evento internacional que convocó
innumerables líderes, representantes y dirigentes de movimientos sociales del
mundo, no solo estuvo relacionada a la rearticulación de un bloque global de
lucha contra el imperialismo, sino con la construcción de un discurso que fuera
amplificado y reproducido a nivel mundial, por ese conjunto de movimientos
sociales y organizaciones anticapitalistas que tuvieron la ocasión de encontrar
un nuevo espacio de expresión y lucha.
La repercusión
de este acontecimiento inédito a nivel nacional, tuvo una fuerte resonancia
mundial, e inclusive sirvió de base y respaldo a diverso tipo de acciones
diplomáticas y políticas que pusieron a la orden del día la agenda
internacional de la descolonización y el rechazo generalizado a la intromisión,
el abuso y la prepotencia del imperio, que con esta y otras acciones que fueron
denunciadas casi simultáneamente (como por ejemplo el control y espionaje de
las comunicaciones de sus propios aliados y de todos los países del mundo que
Snowden denunció y puso en evidencia, o las declaradas intenciones para invadir
Siria como ya lo había hecho antes con otros países); lo que terminó desnudando
la inadmisible injerencia de los Estados Unidos, nada menos que a título
de la defensa de la democracia, la libertad y la paz del mundo.
En lo que atañe
a Bolivia, dicha cumbre mundial sirvió para actualizar la agenda y el discurso
del antiimperialismo y la descolonización, que siguiendo el libreto de la
denuncia y la interpelación, volvió a reproducir encendidos y agresivos
argumentos orientados a desenmascarar y desnudar el rostro y las facetas más
perversas del dominio imperialista, logrando ciertamente incomodar y poner en
tensión las relaciones internacionales y al propio gobierno de los Estados
Unidos. En lo interno, logró despertar nuevamente los impulsos
antiimperialistas y el sentimiento de dignidad y soberanía que los bolivianos
llevamos dentro, al mismo tiempo de promover la movilización y pronunciamiento
de las organizaciones sociales y los sectores populares, en una especie de
efecto catártico. Es decir, se logró agendar y sacudir una de las aspiraciones
intrínsecas más importantes del pueblo, con lo cual se lograba remozar las
tareas pendientes del proceso de cambio y transformación. Sin embargo, al
haberse limitado a la formulación de denuncias, declaraciones y
pronunciamientos (por más estridentes y agresivos que fueran), sin que se
acompañen con acciones concretas que cambien y transformen las relaciones de producción
y trabajo imperantes (que son indispensables para liberarse de la explotación,
el dominio y el sometimiento que imponen las relaciones capitalistas y
financieras imperantes), solo se limitaron a incomodar y provocar una
molestia pasajera, sin haber afectado en lo más mínimo las relaciones de poder
que imponen los intereses transnacionales y el imperialismo. Es decir, dejando
pendientes las tareas de liberación nacional y descolonización, que tienen que
ver más con el establecimiento y construcción de relaciones comunitarias y
sociales en los diversos sectores de la producción y la economía nacional,
antes que con la emisión de discursos y denuncias, por más urticantes que
fueran.
No hay otra
forma para liberarse del imperialismo y el sometimiento neocolonial, que
cambiar las relaciones de producción capitalistas imperantes y echar a andar
las tareas de liberación nacional y la descolonización externa. Toda otra
iniciativa que no contemple estas acciones, solo servirá para perpetuar el
sistema imperialista y estancar o retroceder, paralelamente, el proceso de
cambio y transformación.
Una
consideración final
En varias
coyunturas de la historia nacional reciente, los bolivianos hemos empeñado
nuestra lucha y esperanzas, unas veces para conquistar la democracia, la
liberación nacional o por los procesos revolucionarios que performaban cambios
y transformación, pero que fueron traicionados y/o revertidos, restaurando los
intereses y el dominio capitalista y transnacional de siempre…
Ahora,
parecería que nuevamente nos vemos ante ese mismo espejo regresivo, alimentado
por las acciones gubernamentales que en un principio fueron percibidas como
aisladas e inconexas, pero que cada vez más aparecen como sistemáticas y
continuas; lo cual podría reproducir aquellos procesos truncos o traicionados
como el del 52 y el de los años 80 con la Asamblea Popular.
De continuar
esta lógica, se corre el riesgo de sepultar el proceso por otras nuevas décadas
de acumulación social, hasta que se presente una nueva coyuntura de rebelión e
insurgencia, mientras el mundo avanza y nos vuelve a dejar en aquellas puertas
de la prehistoria de la que no podemos salir, no para desarrollar y progresar
al estilo, las formas y los intereses capitalistas predominantes, sino para
marcar y construir aquella nueva ruta del Vivir Bien y el socialismo
comunitario, que siendo nuestro destino manifiesto y paradigma alternativo al
sistema capitalista decadente, puede convertirse solo en un proyecto nacional
inconcluso, o peor, traicionado y abandonado, por la conveniencia de atender y
priorizar tareas y objetivos inmediatos y coyunturales, antes que emprender las
tareas nacionales perfiladas en la Constitución.
Como al inicio,
cuando se abrieron las condiciones de posibilidad, todavía estamos a tiempo;
pero cuanto más tiempo pase y cuanto más concesiones y acuerdos se hagan con
sectores tradicional e históricamente conservadores y reaccionarios, más lejos
estaremos de cumplir lo que manda la Constitución y menos condiciones
favorables existirán para cumplir el mandato popular.
El autor es sociólogo, vive en Cochabamba
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