Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Después
de la multiplicación espectacular de gobiernos progresistas en el continente,
entre 1998 y 2006, que marcó toda la primera década del siglo XXI con sus
éxitos, especialmente en el plano social y de soberanía externa, América Latina
pasó a sufrir un viraje conservador desde 2015. Este se expresó en las derrotas
en la elección legislativa en Venezuela, en las presidenciales argentinas, en
el referéndum boliviano y en el golpe brasileño.
Ese
viraje encuentra obstáculos muy rápidamente, ya sea en el fracaso de los
intentos de recuperación económica de Argentina y de Brasil, con la aplicación
a rajatabla del viejo programa de ajustes fiscales, ya sea en un contexto
internacional que no correspondió a las expectativas de los proyectos de
restauración neoliberal.
Como
ocurre en todas partes donde ese programa económico es aplicado, se profundiza
la recesión y nunca se recupera la capacidad de recuperación del crecimiento
económico.
En el
plano internacional, la derecha latinoamericana aguardaba el triunfo de Hillary
Clinton, que venía a cosechar sus planes de golpes blandos en países del
continente, así como del apoyo a gobiernos de restauración neoliberal. Su
derrota y el triunfo de Donald Trump dejan atónitos a los gobiernos como los de
Mauricio Macri y de Michel Temer, que han trabajado para debilitar los procesos
de integración latinoamericana y se acercan a la Alianza del Pacífico. El
proteccionismo de Trump y el debilitamiento de la Alianza para el Pacífico
debiera apuntar exactamente en la dirección opuesta, lo que contradice la
política externa de esos dos gobiernos, así como su ideología de libre
comercio.
Esos
dos factores apuntan a un eventual nuevo escenario latinoamericano en 2018. Por
una parte, en Brasil, se refuerza la posibilidad de que Lula vuelva a la
presidencia del país en las elecciones presidenciales de ese año.
Mientras, la política de puertas
cerradas de Trump abre en México un escenario en las presidenciales de 2018:
que gane una candidatura que promueva el giro radical en la política externa
mexicana hacia el sur del continente, como única forma de defensa frente a la
ofensiva norteamericana. Por otra parte, Las dificultades de los gobiernos de
Argentina, Brasil y México para revalidar sus mandatos pueden hacer que
eventualmente los nuevos gobiernos de los tres países más grandes del
continente coordinen sus políticas externas por primera vez en la dirección de
la soberanía.
A eso
se pueden sumar las evoluciones internas de Ecuador y de Bolivia, el primero
depende de los resultados de la segunda vuelta, que apuntan, en principio,
hacia la continuidad de los gobiernos de Alianza País. El segundo, con la
decisión de Evo Morales y del MAS de que el presidente boliviano vuelva a poder
candidatearse en 2020, y su favoritismo para ganar. A ese cuadro se suman las
elecciones en Paraguay - que puede ver el retorno de Fernando Lugo a la
presidencia del país -, Uruguay, en Chile y en Colombia. Todos esos procesos se
verán afectados por ese nuevo marco general: el fracaso de la restauración
económica neoliberal y el proteccionismo norteamericano. Se puede reconstituir
así, en buena medida, el marco de gobiernos progresistas en gran parte de la
región y en caso de que se confirme lo
mencionado, con la integración de México.
Entre
sus corolarios estarían los efectos hacia los países centroamericanos, hoy
abandonados por México y por Estados Unidos. El otro aspecto, de extrema
importancia, sería la posibilidad de una integración más amplia y profunda de
América Latina con los Brics, el horizonte de un mundo multipolar que empieza a
acercarse. Es la vía que le queda a América latina frente al proteccionismo
norteamericano, al fracaso de la Alianza del Pacífico y al agotamiento de la
globalización neoliberal.
Síguenos en Facebook: Escuela Nacional de Formacion Politica
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios