Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

Nuestro proceso de cambio produce en nuestras vidas un montón de sentimientos; deseos, angustias, miedos y alegrías, pero sobre todo esperanzas. Este montón de sentimientos que conviven a manera de conventillo de barrio popular, produce en nuestros cuerpos posicionamientos ante las diferentes coyunturas, que muchas veces han significado riesgos y rupturas. No siempre hemos podido bandear nuestras vidas, entre las emociones que dentro nuestro se peleaban por invadir el cuerpo todo, por ejemplo, entre el miedo y la esperanza o entre el deseo y las angustias.
Hace un año la coyuntura de la difamación y la mentira manejada desde los intereses patriarcales de las derechas fascistas en Bolivia, digitadas internacionalmente, tuvieron como protagonista principal a una mujer, Gabriela Zapata, que al mismo momento que fue usada también tomó posición y es responsable de lo que hizo. No nos hace bien como sociedad fomentar la victimización ni la autovictimización, porque con excepción de las wawas (niñas y niños) el resto tenemos elementos de convivencia básica para realizar nuestros actos y no podemos hacernos a las que no nos dimos cuenta.
Mentir, saber que se está mintiendo, difamar, tener el cinismo de defender y querer convencer de algo que sabes que no es cierto, es sobre lo que tenemos que reflexionar, el engaño y la mentira corroen. Nos costó poner el cuerpo en aquella coyuntura del cinismo, ante la mentira, el abuso de los medios de comunicación y de las redes. A quienes defendemos el proceso de cambio desde abajo y somos parte del pueblo nos costaba entender que las computadoras y el internet hayan creado una realidad, que por acción del chismerío cibernético, lo convirtieron en cosa de horas, en una realidad, que era esgrimida y la azotaban ante nuestros rostros. Nos acusaban de cómplices de violaciones, no solo de derechos, sino de cuerpos y vidas. Tuvimos que ser bien sabias y sabios, para no caer en la provocación defendimos principios pero fue muy duro dar la cara cuando la gente decidió creer las mentiras y votar por el No, o finalmente confundidos no ir a votar.
A un año de distancia con todos los elementos que arroja la investigación empezamos a recuperar el aliento de la energía de un proceso que precisa de compañeros y compañeras que pongan la vida en este proceso, que es para que este territorio sea un territorio donde la felicidad y ese vivir bien tengan raíces de vida y de amor que lo alimenten.
Retomar la energía, la fuerza, la pasión y la alegría de construir nuestras vidas descolonizadas, sin patrones ni patronas que nos chupen el tiempo, el trabajo y el placer es lo que precisamos hoy, es esa entonces la tarea principal de recuperar el aliento. Es necesario e imprescindible convocar a la creatividad para tener la fuerza y las propuestas necesarias para profundizar la revolución, aquella de la que nos hablaba el comandante Chávez a quien lo extrañamos desde el 5 de marzo de 2013.
y Twitter: @escuelanfp
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