Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Edmundo Juan Nogales Arancibia
La
universidad pública como la conocemos hoy en Bolivia y en muchos países de Latinoamérica, se forma con el movimiento reformista de Córdoba en Argentina de 1918, aquel
movimiento nutrido de jóvenes hijos de migrantes europeos y trabajadores
argentinos unidos a través de la lucha contra la élite dominante, formada por el patriciado y
el clero argentino, lograron una transformación en el sistema universitario que se
extendió a los países de la región.
El
Manifiesto de Córdoba de 1918 sintetiza el pensamiento y acción que expresó ese
ideario de lucha con diferentes aspectos, revisemos algunos de ellos:
“Estamos
pisando una revolución, estamos pisando una hora americana”, este fragmento del
manifiesto muestra una visión de transformaciones prestando atención a nuestra
realidad y fue la base para impulsar un ideario antiimperialista. Ese ideario
es resultado de la crítica al dominio de la imagen europea y norteamericana
como modelos a seguir, ya que la crisis de la primera guerra mundial y el
dominio norteamericano son elementos cuestionados por esa juventud que plantea
profundas transformaciones mirando nuestra propia realidad en busca de
independencia.
El
principio de la libre cátedra: “Las universidades han sido hasta aquí el
refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la
hospitalización segura de los inválidos y - lo que es peor aun- el lugar en
donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que
las dictara.” Aquí se muestra el cuestionamiento a un sistema decadente que
encontró en la universidad su resguardo, un espacio que fue propiedad de
aquella élite que convirtió la docencia en una en una cuota de poder vitalicia
de aquellos que negaban cualquier transformación. En consecuencia la docencia
terminaba siendo un espacio de censura que no desarrollaba la investigación ni
conocimiento, ante ese problema la libre cátedra se convertía en el pedido del
estudiante de poder elegir pasar clases con el docente que sea el mejor en su
materia buscando así excelencia y conocimiento.
Otro
elemento fundamental del movimiento, fue la demanda de democratizar esa casa de
estudios, “La juventud ya no pide. Exige se le reconozca el derecho a pensar
por su propia cuenta. Exige también que se le reconozca el derecho a exteriorizar
ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus
representantes.”, esta bandera de lucha que se expresa hoy en el cogobierno
docente estudiantil es resultado de aquella lucha que permitió cambiar la estructura
universitaria para ser parte y actor de cada decisión que se tome en la
universidad.
No
podemos entender esas luchas si no prestamos atención a que fue resultado de un
movimiento que en su mayoría fueron hijos de migrantes, obreros y campesinos que
se enfrentaron a las clases dominantes por lograr conquistas para el pueblo.
A 99
años del Manifiesto de Córdoba necesitamos recordar ese movimiento porque
muchos de los problemas continúan presentes; aun no logramos un cogobierno
real, nunca llegamos a tener el 100 % de centros de carreras y facultativos
vigentes, frente a un estamento docente que siempre tiene quien ocupe sus
cargos de representación aunque de manera interina, aun no logramos
democratizar el acceso a la universidad, atada aun a condiciones económicas en
especial a los estudios de postgrado, tampoco hemos logrado que sirva a las
necesidades del pueblo, y sigue siendo una casta dominante la que tiene en la
docencia su cuota de poder.
Necesitamos
reavivar el espíritu crítico en la juventud universitaria para que vea en su
historia las causas y respuestas a los problemas de hoy.
Integrante de la Escuela Nacional de
Formación Política
y Twitter: @escuelanfp
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