Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Inés Franceschelli
Las
diversas formas de vida que conocemos sobre el planeta tierra vienen
evolucionando desde hace 4.000 millones de años. El homo sapiens surgió hace
unos 200 mil años. La agricultura data de hace 10.000 años. Hace apenas 20 años
las empresas que desarrollaron la llamada “biotecnología” lanzaron al mercado
cultivos de seres vivos inventados en laboratorios, llamados comúnmente transgénicos.
Esos
cultivos han hecho retroceder el conocimiento de 10 mil años, retrayendo la
agricultura a dimensiones casi simbólicas. Además los transgénicos cambiaron la
dieta de los seres humanos; ya no consumimos alimentos para sostener y
reproducir nuestra vida, sino que comemos productos industrializados, saturados
de productos químicos, que nos enferman y matan, retrayendo la evolución humana
a miles de años atrás.
Y esta
biotecnología, que tanto daño causa, no es la principal amenaza a la que nos
exponen las empresas. La nueva propuesta tecnológica es la biología sintética,
y su principal herramienta son los “gene drives”, o impulsores genéticos, que
no solo ponen en riesgo a la agro-bio-diversidad, sino a toda la vida tal como
la conocemos, tal como ha evolucionado, en equilibrio, desde hace miles de
millones de años.
¿Qué son
los “gene drives” o impulsores genéticos?
“Los
impulsores genéticos son una tecnología de ingeniería genética experimental
cuyo objetivo es la diseminación agresiva de un rasgo específico de ingeniería
genética en una especie o población en la naturaleza. Los impulsores genéticos
están diseñados para que los rasgos de ingeniería genética sean transmitidos a
toda o a casi toda la descendencia (...). Si un impulsor genético fuese exitoso,
los rasgos de diseño genético seleccionados se difundirían y se convertirían en
dominantes en poblaciones silvestres en sólo unas cuantas generaciones de la
especie, o podrían hasta provocar su extinción”1 .
“Los
impulsores genéticos hacen posible una transformación de los genomas muy
profunda y permanente, capaz de afectar a gran parte de una población,
asegurando que su impacto sea masivo y aún más grave que los causados a través
de las técnicas corrientes de ingeniería genética (¡hasta ahora no vimos nada,
considerando el daño del que son capaces!). Producen efectos claramente
aleatorios y de baja eficiencia ya que esos métodos son incapaces de dirigir la
inserción de la modificación transgénica en los lugares adecuados para lograr
la funcionalidad deseada y lo que se obtiene es meramente producto del azar.
Ahora, realmente, se puede diseñar al monstruo y dejarlo en libertad”, afirma
Miguel Lovera.
Hasta
ahora, esos impulsores genéticos artificiales han sido desarrollados empleando
un nuevo sistema de “edición genética” conocido como CRISPR-Cas9 (2) .
“Los
impulsores genéticos pueden ser introducidos deliberadamente en especies
consideradas invasoras para erradicarlas del ambiente, con propósitos de
conservación, o bien en especies de hierbas para eliminarlas de los campos de
cultivo. Podrían ser introducidos para exterminar cosechas y plagas del ganado
y debilitar la resistencia a herbicidas de las llamadas “supermalezas”.
Diversos grupos de investigación alcanzaron notoriedad al proponer la
introducción de mosquitos con impulsores genéticos para suprimir o extinguir la
especie que trasmite la malaria”3 . No puede descartarse que los impulsores
genéticos sean también usados con fines militares, como armas biológicas o para
suprimir cosechas u otras especies en países considerados “enemigos”.
La
posible extinción de la vida en debate
Del 3 al
17 de diciembre pasados se realizó en Cancun, México, la 13° “Conferencia de
las Partes” vinculada al Convenio sobre Biodiversidad de Naciones Unidas,
ratificado por Paraguay por Ley Nº 253/93.
Allí
gobiernos de 192 países, empresas y sociedad civil, incluyendo comunidades
locales, pueblos originarios, grupos de mujeres y de jóvenes, se agitaban en
debates, reuniones, negociaciones, y diferentes intentos de incidencia sobre
temas relacionados a la conservación de la naturaleza, o a prácticas que la
amenazan. En todos los ámbitos el tema de la biología sintética y los
gene-drives despertaba pasiones y aguzaba opiniones a favor y en contra.
En ese
contexto más de 160 organizaciones se unieron para solicitar una moratoria
global4 a los impulsores genéticos derivados de ingeniería genética.
“En vista
de las significativas amenazas ecológicas, culturales y sociales que implican
los impulsores genéticos producidos con ingeniería genética, que incluyen
amenazas a la biodiversidad, a la soberanía nacional, a la paz y la seguridad
alimentaria, los abajo firmantes llamamos a los gobiernos presentes en la 13ª.
Conferencia de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica, a que en base
al principio de precaución, establezcan una moratoria a: 1) desarrollos y
aplicaciones experimentales de sistemas de impulsores genéticos y; 2) a toda
liberación en el ambiente de impulsores genéticos producidos con ingeniería genética”.
Entre las
organizaciones firmantes se encuentran algunas de alcance global y que
representan a millones de personas, como la Vía Campesina; Amigos de la Tierra
Internacional; Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, que
representa a más de 10 millones de trabajadores en 127 países; la Global Forest
Coalition y el Grupo ETC. Por Paraguay se sumaron a la iniciativa Base
Investigaciones Sociales y la plataforma Ñamoseke Monsanto.
Frente a
las corporaciones, vencer o morir
En las
últimas décadas el mundo viene presenciando un proceso creciente de
concentración de la riqueza mundial en oligopolios empresariales que controlan
los recursos estratégicos para la vida: tierra, agricultura, alimentación,
energía, agua, minerales, en manos de unos pocos en perjuicio de muchos. En
este proceso las empresas han avanzado en el control de los aparatos de Estado,
en la privatización de los servicios públicos, la desregulación económica, y el
privilegio de los derechos de los inversionistas sobre los de las personas. Los
acuerdos de libre comercio, las políticas de instituciones como la Organización
Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial,
refuerzan las garantías a las operaciones de las empresas por sobre los
derechos de los pueblos. Diversos teóricos hablan de “privatización de las
democracias”, y muchos más alzan sus voces contra la “privatización de la
vida”.
En contra
de esta arbitrariedad criminal, el mundo debate la propuesta de un tratado
vinculante que comprometería a las empresas en la vigencia de los Derechos
Humanos. La propuesta, fue ingresada a Naciones Unidas en 2014, y va creciendo
el activismo a favor de la aprobación de este nuevo tratado para desmantelar el
poder de las transnacionales y poner fin a su impunidad.
No parece
ser una herramienta suficiente para frenar la lógica de acumulación y
consumismo que rige la vida en la tierra, pero si es una herramienta necesaria,
lo mismo que toda acción que apunte a recuperar tierras, bosques, ríos,
semillas, Estados e ideas, al servicio de la vida. Lo que está en juego es
definitivo, irreversible y, en cualquier caso, de vida o muerte.
1
http://www.synbiowatch.org/wp-content/uploads/2016/11/Espanol-CBD-Gene-Drive-Briefing.pdf
2CRISPR
(en inglés: clustered regularly interspaced short palindromic repeats, en
español repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente
interespaciadas).
3 Antonio
Regalado, “The Extinction Invention”. Technology Review. 13 de abril de 2016.
Disponible en Internet: https://www.technologyreview.com/s/601213/the-extinction-invention/
4
http://www.synbiowatch.org/wp-content/uploads/2016/12/CBD-Gene-Drive-Sign-on-Letter-English.pdf
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