Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Ernesto Che Guevara
Quiero
plantear ahora, compañeros, cuál es mi opinión, la visión de un dirigente
nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI)[1],
de lo que debe ser un joven comunista, a ver si estamos de acuerdo todos.
Yo creo
que lo primero que debe caracterizar a un joven comunista es el honor que
siente por ser joven comunista. Ese honor que le lleva mostrar ante todo el mundo
su condición de joven comunista, que no lo vuelca en la clandestinidad, que no
lo reduce a fórmulas, sino que lo expresa en cada momento, que le sale del
espíritu, que tiene interés en demostrarlo porque es su símbolo de orgullo.
Junto a
eso, un gran sentido del deber hacia la sociedad que estamos construyendo, con
nuestros semejantes, como seres humanos y con todos los hombres del mundo.
Eso es
algo que debe caracterizar al joven comunista. Al lado de eso, una gran
sensibilidad ante todos los problemas, gran sensibilidad frente a la
injusticia; espíritu inconforme cada vez que surge algo que está mal, lo haya
dicho quien lo haya dicho. Plantearse todo lo que no se entienda; discutir y
pedir aclaración de lo que no esté claro; declararle la guerra al formalismo, a
todos los tipos de formalismos. Estar siempre abierto para recibir las nuevas
experiencias, para conformar la gran experiencia de la humanidad, que lleva
muchos años avanzando por la senda del socialismo, a las condiciones concretas
de nuestro país, a las realidades que existen en Cuba: y pensar -todos y cada
uno- cómo ir cambiando la realidad, cómo ir mejorándola.
El
joven comunista debe proponerse ser siempre el primero en todo, luchar por ser
el primero, y sentirse molesto cuando en algo ocupa otro lugar. Luchar por
mejorar, por ser el primero. Claro que no todos pueden ser el primero, pero sí
estar entre los primeros, en el grupo de vanguardia. Ser un ejemplo vivo, ser
el espejo donde se miren los compañeros que no pertenezcan a las juventudes
comunistas, ser el ejemplo donde puedan mirarse los hombres y mujeres de edad
más avanzada que han perdido cierto entusiasmo juvenil, que han perdido la fe
en la vida y que ante el estímulo del ejemplo reaccionan siempre bien. Esa es
otra tarea de los jóvenes comunistas.
Junto a
eso, un gran espíritu de sacrificio, un espíritu de sacrificio no solamente
para las jornadas heroicas, sino para todo momento. Sacrificarse para ayudar al
compañero en las pequeñas tareas, para que pueda así cumplir su trabajo, para
que pueda cumplir con su deber en el colegio, en el estudio, para que pueda
mejorar de cualquier manera. Estar siempre atento a toda la masa humana que lo
rodea.
Es
decir, se plantea a todo joven comunista ser esencialmente humano, ser tan
humano que se acerque a lo mejor de lo humano, purificar lo mejor del hombre
por medio del trabajo, del estudio, del ejercicio de la solidaridad continuada
con el pueblo y con todos los pueblos del mundo, desarrollar al máximo la
sensibilidad hasta sentirse angustiado cuando se asesina a un hombre en
cualquier rincón del mundo y para sentirse entusiasmado cuando en algún rincón
del mundo se alza una nueva bandera de libertad.
El
joven comunista no puede estar limitado por las fronteras de un territorio: el
joven comunista debe practicar el internacionalismo proletario y sentirlo como
cosa propia. Acordarse, como debemos acordarnos nosotros, aspirantes a
comunistas aquí en Cuba, que somos un ejemplo real y palpable para toda nuestra
América, y más aún que para nuestra América, para otros países del mundo que
luchan también en otros continentes por su libertad, contra el colonialismo,
contra el neocolonialismo, contra el imperialismo, contra todas las formas de
opresión de los sistemas injustos, acordarse siempre de que somos una antorcha
encendida, de que nosotros todos somos el mismo espejo que cada uno de nosotros
individualmente es para el pueblo de Cuba, y somos ese espejo para que se miren
en él los pueblos de América, los pueblos del mundo oprimido que luchan por su
libertad. Y debemos ser dignos de ese ejemplo. En todo momento y a toda hora
debemos ser dignos de ese ejemplo.
Eso es
lo que nosotros pensamos que debe ser un joven comunista. Y si se nos dijera
que somos casi unos románticos, que somos unos idealistas inveterados, que
estamos pensando en cosas imposibles, y que no se puede lograr de la masa de un
pueblo el que sea casi un arquetipo humano, nosotros tenemos que contestar, una
y mil veces que sí, que sí se puede, que estamos en lo cierto, que todo el pueblo
puede ir avanzando, ir liquidando las pequeñeces humanas, como se han ido
liquidando en Cuba en estos cuatro años de Revolución; ir perfeccionándose como
nos perfeccionamos todos día a día, liquidando intransigentemente a todos
aquellos que se queden atrás, que no son capaces de marchar al ritmo que marcha
la Revolución cubana. Tiene que ser así, porque ustedes son jóvenes comunistas,
creadores de la sociedad perfecta, seres humanos destinados a vivir en un mundo
nuevo de donde habrá desaparecido definitivamente todo lo caduco, todo lo
viejo, todo lo que represente la sociedad cuyas bases acaban de ser destruidas.
Discurso en el acto de conmemoración
del II Aniversario de la integración de las Organizaciones Juveniles, celebrado
el 20 de octubre de 1962
[1] Organización
embrionaria del Partido Comunista Cubano
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