Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: José Antonio Mérida
Donoso
La
palabra minuto proviene del latín, pars minuta prima y significa ‘parte
diminuta primera’. Minuto, a su vez, tiene la misma etimología que «menor»,
mientras que segundo era denominado pars minuta secunda, es decir, la ‘parte
diminuta segunda’ en que se dividía la hora. El minuto, forma parte de una
hora, la cual a su vez, forma parte de un día, una semana, un mes… y así
sucesivamente hasta llegar a un todo, en este caso nuestro tiempo.
Según
el informe Siria-Mediterráneo que ACNUR publicó en junio, cada minuto una media
de 24 personas –de entre ellos, más de la mitad niños y niñas - tienen que huir
de su hogar, lo que equivale a 1.440 la hora, 34.560 al día, 241.920 a la
semana, 1.036.800 al mes… y así sucesivamente hasta llegar al todo, en este
caso nosotros, la sociedad que construimos entre todos y que se cruza de brazos
mientras los refugiados siguen llamando a las puertas de nuestros muros.
Los
refugiados vivencian permanentemente la experiencia de estar perseguidos y
discriminados mientras que a pesar de que prefieran estar cerca de su patria
para estar cerca de los hechos y de la información, se ven obligados a alejarse
cada vez más. A pesar de que a los ojos occidentales forman una marea
monocroma, ésta es heterogénea, de distintos tiempos y lugares. Entre ellos hay
hombres y mujeres de todas las edades y condiciones, si bien, todos tienen en
común provenir de “instantes congelados”.
Ante
ellos, nosotros nos empeñamos en poner muros físicos y muros psíquicos, unos de
alambre, escudos y porras y otros de miedo, rechazo y egoísmo. Nuestra sociedad
parece continuar impertérrita ante la cantidad de desplazados que alberga el
mundo. Afanados en trepar económicamente mientras seguimos con centrarnos en
nuestro ombligo, sin darnos cuenta que mientras trepamos adoptamos la misma
postura que para arrastrarnos y que nuestro ombligo, en realidad no llega a ser
ni el apéndice del mundo.
El
tiempo es subjetivo, el nuestro parece continuar dentro de nuestros muros,
mientras que fuera, el tiempo se congela, sin futuro posible. Afuera se vive en
un eterno presente, en un día a día bajo la esperanza de un cambio. Allí el
tiempo es el de un orden no estatal, de ahí que se ponga muros a esas sombras
que llegan, llenas de infancias perdidas, obligadas a permanecer en tierra de
nadie sin imposibilidad de retorno…esas sombras que se alargan sobre nuestras
conciencias y que por mucho que lo queramos negar, son de carne y hueso, como
nosotros. Sin duda alguna, en nuestros “moralistas días”, como pars minuta que
somos, nos configuramos como piezas de un sistema, cuando no, somos cómplices
de él, mientras nos empeñamos en que nuestra visión del tiempo no se contamine.
Como
se sabe la ética tiene como centro de atención las acciones humanas,
centrándose en aquellos aspectos de las mismas que se relacionan con la idea de
los actos morales y cómo estos se aplican a nivel individual y social. Bajo
esta perspectiva y ante la política de indiferencia que la Unión Europea parece
esgrimir respecto al drama de los refugiados, el sistema moral de nuestra
sociedad es, en el mejor de los casos y al margen de cómo se pueda pretender
justificar, profundamente inmoral. Negar que nosotros también somos parte del
problema es seguir apostando por una política de muros.
Toda
pars minuta es importante en la configuración del tiempo… de una sociedad. La
cuestión estriba en saber qué sociedad estamos construyendo y que tiempo
queremos construir, el sustentado con muros… o con cimientos éticos que
permitan incluir un presente y un futuro.
y Twitter: @escuelanfp
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