Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Camilo Katari
El colonialismo como forma de ser y actuar ha tenido una de sus mejores expresiones en la inauguración de la navidad paceña, el alcalde al mejor estilo de los alcaldes norteamericanos, se puso un gorrito y realizó un encendido de luces, las únicas que hoy existen en la alcaldía: luces artificiales.
Cuando se ve la imagen alegre y actuada del alcalde, uno no puede menos que recordar al alcalde Diamante, personaje de una controvertida serie de televisión, el parecido supera la casualidad, y está claro que ambos son el reflejo de su sociedad.
El marketing político está de moda, fuera de todo control y reglamentación, la libre empresa ya no vende solamente Coca-Cola, sino alcaldes, presidentes, diputados, etc. en esa carroza, del mercadeo político circula el actual alcalde paceño, muy a tono con la manera de “hacerse del poder sin política”, es la paradoja de estos tiempos llamados posmodernos.
La imitación inocente, para ser “como los países del norte” con árbol de navidad y nieve incluida (aunque es sabido que en nuestro hemisferio estamos en pleno verano) es otra faceta de la colonialidad practicada y no superada.
La figura del alcalde Diamante paceño es buena muestra de la frivolidad de la política, que está dedicada para ser portada de una revista del corazón y no de los boletines barriales, porque la dedicación –a tiempo completo- se encuentra en promocionar la imagen de una cariñosa pareja que disfruta de su exitosa gestión económica personal.
Mientras la población no sabe qué hacer con la basura, con la distribución del agua, con el alcantarillado, con la contaminación, con la planificación urbana, con la prospectiva de servicios ¿sabemos cuánto crecerá la ciudad de La Paz en los próximos 10 años? ¿Qué previsiones se están tomando, especialmente en la provisión de servicios?
La actual gestión municipal, sabemos bien es una especie de “herencia” recibida de la gestión de Juan del Granado, que sí gestionó una buena administración, a estas alturas la herencia recibida ha sido dilapidada de manera acelerada. Esta actitud es típica de un hijo de nuevo rico que gasta lo que tiene sin saber el costo de lo acumulado (a veces con trampas es cierto).
La política como farándula, tiene antecedentes en Bolivia, uno de los más notables fue el Gobierno de Jaime Paz Zamora, del que el alcalde Diamante fue militante ¿Será que existe una proyección que hoy se vuelve realidad? Como fuere la intención es clara, mantener adormecida a la población y olvidarse que una autoridad municipal está para solucionar los problemas de la población, especialmente los referidos a la vida cotidiana, un Alcalde de verdad se preocupa de hacer habitable la ciudad, de garantizar los servicios y cultivar el “ajayu” mediante las múltiples culturas que conviven en Chuquiago. Nada de eso existe en la ciudad de La Paz de hoy.
Nuestro principal enemigo, sigue siendo la colonialidad, por eso siempre desconfiamos de nuestra propia fuerza, seguimos esperando que ese Rey lejano se ocupe de nosotros, por eso muchos quieren ser esos “reyes chiquitos” a quién no debemos preguntar nada y solamente aceptar todo lo que dicen y hacen.
El alcalde Diamante quiere ser un “rey chiquito” y por eso se buscó una reina. Como vemos se trata de una mentalidad monárquica. Bien dicen algunos que somos herederos de lo peor que dejaron los españoles coloniales, de vez en cuando aparecen estos resabios del pasado que nos obligan a replantearnos que estamos en una lucha anticolonial iniciada por Manco Inka, batalla que todavía no hemos ganado.
Lo cierto es que el alcalde Diamante ha convertido la historia de la ciudad de La Paz en una historieta y la imagen del alcalde en una caricatura. ¡Se merecen los paceños este tipo de autoridades?
El autor es escritor e historiador potosino
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