Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
"Socialismo Comunitario hacia el Vivir Bien"
Primera parte
Coyuntura Internacional
1. EL CAMPO DE LUCHA.
1.1. Sobre la Coyuntura Internacional.
Nuestro
país, en pleno Proceso de Cambio con el gobierno de los Movimientos Sociales,
se halla atravesando uno de los momentos de transformación más importantes de su
historia, en un contexto en que el mundo entero hoy se enfrenta a una crisis
económica que está ligada a una crisis ambiental que marcará el futuro de
todos.
El
capitalismo en el mundo se ha estructurado en función a países que son centros
capitalistas e imperios y el resto de países que luchamos contra esa dominación
capitalista.
La
economía capitalista actual se sostiene en sistemas depredadores, como el
mantenimiento de la explotación humana en base a la migración de fábricas e
industrias de los países centrales hacia los países periféricos, con pocos
derechos laborales, lo que permite bajar el precio de las mercancías a costa de
la miseria de los trabajadores, engañando con falsas promesas económicas y
laborales a la población donde van esas empresas. Pero también el sistema
capitalista funciona llevando a esos países periféricos, que tienen poca
protección medioambiental, las industrias contaminantes y las consecuencias
depredadoras al medio ambiente, apropiándose de la riqueza del trabajo, los
recursos naturales y destruyendo poco a poco la vida.
Este
sistema económico ha afectado también a los grandes países capitalistas, porque
llevó a su población al desempleo por el cierre de fábricas, que sumado a la
crisis financiera internacional, que nació del sobreprecio de la vivienda y de
la escasez de combustibles, agravó la crisis económica. Ante esta situación las
intervenciones armadas han sido el mecanismo utilizado por los países imperialistas,
para intentar resolver sus crisis económicas, interviniendo y destruyendo
países enteros, vendiendo los derechos de reconstrucción a sus empresas
constructoras y a sus bancos. Para hacerlo, estas potencias imperialistas sembraron
en su población el odio a los demás pueblos, culpando a los migrantes latinos,
árabes, palestinos y africanos de su crisis. Con esta política del odio
llevaron las acciones de muerte destruyendo naciones enteras como Irak, Siria,
Palestina, Afganistán, Libia, Congo y Egipto. Ahora intentan estas mismas
intervenciones en América Latina como es el caso de Venezuela. Así mueven la
industria de las armas que producen los países imperialistas como el primer
negocio en el mundo.
Así
también, con el control de la producción y de los mercados de recursos no
renovables buscan sostener una industria que saquea los recursos naturales
destruyendo la Madre Tierra.
El
descontento generado en la población trabajadora de los países capitalistas,
ante la falta de trabajo y la llegada de migrantes atraídos por el sueño
Americano y la Promesa Europea, ha dado un giro en la política neoliberal hacia
el nacionalismo fascista, prometiendo la recuperación del empleo, la industria
y la economía. Esto es lo que sucede con el crecimiento de la extrema derecha
en Europa y la victoria de los sectores más conservadores en Estados Unidos.
Desde
los tiempos de la independencia, América Latina y Bolivia son consideradas por
el imperialismo yanqui como el patio trasero de su propiedad, y están decididos
a imponer el orden capitalista en todo el continente.
Así
durante décadas intervinieron en nuestra economía, a través de programas como
la Alianza para el Progreso y USAID, imponiéndonos un sistema de dependencia
productiva. También apoyaron y dirigieron desde los años setenta las dictaduras
militares que asesinaron y desaparecieron a los dirigentes políticos y
sindicales que lucharon por el socialismo contra el imperialismo.
Hoy en
día, este proceso intervencionista aplica la guerra de cuarta generación, de baja
intensidad. En esta estrategia se combate con medios de comunicación que
imponen la doctrina, concepción e ideas del capitalismo en la población, se
manipula la información con el fin de desestabilizar y derrocar a los gobiernos
populares y revolucionarios, a través de manejos judiciales y revueltas
populares. Estos son los llamados golpes blandos, golpes parlamentarios y
judiciales, que mantienen cierta apariencia de institucionalidad democrática.
Así lo hicieron con los gobiernos de Honduras, Paraguay y Brasil; bajo estos
lineamientos se hostiga a los gobiernos de Nicaragua, Ecuador y Venezuela.
De
igual manera, los gobiernos latinoamericanos serviles al imperialismo se verán
forzados a cambiar su propuesta, ante el radical discurso nacionalista antimigratorio
discriminador y fascista, que en la economía promueve el proteccionismo
económico, que actualmente domina en Estados Unidos y Europa.
En
América Latina se plantean dos posibilidades con el nuevo gobierno norteamericano.
Por un lado el debilitamiento de los Tratados de Libre Comercio por el posible
alejamiento de Estados Unidos, esto debilitará a la “Alianza del Pacífico”
conformada por los gobiernos neoliberales de Chile, México, Colombia y Perú,
que ya no contarán con su socio mayor estadounidense. Sin embargo, es muy
probable que el nacionalismo fascista
desde la Casa Blanca, aliente nuevas intervenciones armadas que en este momento
se dan en los países árabes girando hacia América Latina. El imperialismo norteamericano
no dejará de intentar dominar a nuestros pueblos y explotar a nuestra Madre
Tierra, con este propósito el mecanismo de dominación puede cambiar desde los
acuerdos de libre comercio hacia la intervención armada.
Estamos ante el aparente fin del neoliberalismo
globalizador y la apertura de un nuevo ciclo del endurecimiento del
intervencionismo militar y de la imposición autoritaria de las potencias capitalistas
hacia nuestros pueblos.
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