Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Eugenio Raúl
Zaffaroni
Si es verdad que para ser filósofo no debe perderse la capacidad de
asombro, quien quiera ser filósofo debería vivir en Argentina. El realismo
mágico –como denominación– se inventó en otro lado, pero como realidad florece
aquí con singular entusiasmo.
El balance de hechos sobre el “caso Milagro” lo verifica: 1) El Superior
Tribunal está integrado por los diputados oficialistas que horas antes votaron
su ampliación. 2) En el penal asesinan al sobrino de otro preso que denuncia
que se lo torturó para obligarlo a declarar contra Milagro. 3) En una noche se
allanaron 21 domicilios particulares de gente humilde. 4) Se reactivó un
proceso contra Milagro por una agresión al actual gobernador en 2009, sin
prueba alguna de su participación. 5) Se intentó impedir la publicidad de las
audiencias de debate. 6) Se sanciona y amenaza a los defensores, hasta por
apelar. 7) Un fiscal y un juez “no diligentes” contra Milagro, en curso de
remoción. 8) Un fiscal dedicado a la persona de Milagro, como una sección del
Ministerio Público. 9) El desopilante proyecto de consulta popular de 13
insólitos legisladores jujeños, que agravian a todos los organismos
internacionales, borrando de su memoria la visita de la Comisión en 1979.
Más asombro provoca la cobertura mediática de esto: 1) Noticias falsas:
retiro de dinero del banco, destinado a pagar sueldos, mostrado como
corrupción. 2) Una “clonación” de procesos en que se inventan hasta homicidios.
3) Se le atribuye “riqueza”. ¿Acaso Milagro tiene cuentas extranjeras y
empresas panameñas? Vive como todo argentino merece, decentemente, pero nada
más. 4) Se secuestran 12.000 pesos a una compañera de Milagro, que son parte de
su sueldo, y se fotografían los billetes en los diarios oficialistas. 5) Un
enemigo imputa a Milagro maltrato a niños, cuando ha criado a varios “hijos del
corazón”, como ella les llama y todos lo saben. 6) Clarín publica
un artículo discriminatorio contra la abogada de Milagro, pintándola como una
niña de doble apellido, rubia y distinguida. A “contrario sensu”: ¿sólo los
pobres pueden defender a los pobres? ¿Los demás seríamos “traidores de clase”?
¿Acaso Clarín se volvió trotskista?
Esa cobertura mediática oculta que los comedores, escuelas e
instalaciones deportivas creados por la Tupac Amaru están siendo desactivados;
también las condiciones de detención de Milagro. Es una presa “preventiva”; no
obstante, controlan su correspondencia, escuchan sus llamadas telefónicas,
cortan su comunicación con un periodista, prohíben las fotografías.
Lo único que podría ser viable es averiguar si hubo una eventual
administración desprolija, lo que se prueba con documentos, prueba que Milagro
no podría impedir ni dificultar después de casi un año de detención preventiva.
No debe haber en el país otro preso preventivo imputado de administración
fraudulenta, que es un delito excarcelable, como cualquier abogado sabe.
Es clara la explotación de prejuicios racistas, de clase y de género
contra Milagro. Pero eso solo no explica su detención “a disposición del Poder
Ejecutivo”, porque el gobernador lo reconoció: “A esta mujer no la voy a
soltar”. Lo que realmente horroriza a quienes quieren una sociedad de 30%
incluido y 70% excluido, es que una mujer pobre, militante, india y morena,
organice a los excluidos y los desafíe.
Pero el nivel de asombro rompe el termostato, porque la Argentina del
realismo mágico hizo crecer a Milagro: de una digna dirigente local pasó a ser
un nombre central en el panorama nacional y trasciende hoy a lo internacional:
se ocupan de ella la Comisión Interamericana, el secretario general de la OEA,
el Comité de NU, el papa Francisco, el Premier de Canadá, el presidente del
Uruguay, y lo insólito llega dicho o sugerido por la cobertura mediática: son
todos “kirchneristas”.
Alguien dijo que lo espantoso no está allí en beneficio propio, sino que
genera espacio para que lo grande pueda hacerse. Y Milagro no lo buscó, no
quiso ser figura de dimensión regional ni mucho menos mundial: lo espantoso la
colocó en ese lugar.
Un poder local perdió de vista la dimensión de sus actos, cegado por
prejuicios, irritado y con pánico a la organización y al desafío de los
humildes, comandados por una mujer, india, militante, morena. Y ahora nadie
sabe qué hacer.
La canciller Malcorra, que sabe de organismos internacionales, balbucea
que es una cuestión provincial, cuando sabe de sobra que no es cierto, que ante
el derecho internacional responde el Estado nacional.
Quizá encuentren la salida: tal vez una decisión de la Corte Suprema que
le reconozca a Milagro los fueros parlamentarios, o tal vez una cautelar
interamericana, aunque eso no resuelve el problema de los otros compañeros
presos.
Pero el temor es fuerte: Milagro expresa no sólo el discurso de los
excluidos, sino el de nuestros pueblos originarios, de la Pachamama, de la
religiosidad popular, de 500 años de sometimiento. ¡Qué miedo! ¡Tienen hasta un
discurso! ¿Cómo los negros pobres excluidos e indios pueden tener un discurso
que armoniza con fuertes corrientes de reclamo mundial?

Y se la ve fuerte en ese rol, lo va asumiendo, supera la depresión del
desconcierto, sale poco a poco del asombro, con la resignación de quien no lo
buscó, pero lo determinó con su conducta, aunque el resto lo haya hecho la
Argentina del realismo mágico, con la que no había contado, como nadie podía
hacerlo hasta hace unos meses. ¡Como para no ser filósofo en nuestro país! ¡Qué
grande es nuestra Argentina, incluso en sus mágicas mezquindades!
El autor fue juez la Corte Suprema argentinaSíguenos en Facebook: Escuela Nacional de Formacion Politica
y Twitter: @escuelanfp
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