Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Alvaro Adel Flores Santalla
Las
expresiones culturales materiales e inmateriales son la esencia del quehacer
humano. Evidencias arqueológicas muestran piedra tallada, pintura, cerámica,
instrumentos musicales, que fueron elaborados y utilizados en la cotidianidad y
ritualidad. En el caso de la música, la tradición oral hace que ritmos los
ancestrales, denominados hoy “Música Autóctona”, tengan vigencia y actualidad,
y sean ejecutados e interpretados de la misma manera que se hacía antes de la
colonia.
La
música tradicional boliviana, más conocida como música folklórica, tiene
influencia directa de instrumentos ancestrales: sikus, pinkillos, tarkas, y
wankaras. Así la poesía, el teatro, la pintura, escultura, música, recogieron
la matriz cultural y cosmovisión andino amazónica, sin abstraerse de la influencia
europea, pero conservando la identidad cultural. Estas manifestaciones
artísticas acompañaron el proceso de resistencia que inició en el mismo momento
en que los españoles llegaron a nuestro continente.
Por
otra parte, figuras antropomorfas en piezas de cerámica (huaco retratos) con
las mejillas abultadas, evidencian el uso de hojas de coca (acullicu) para
fines rituales y culturales desde la época Tiwanaku, consumo que debió
iniciarse desde épocas pretéritas. Es sabido que a partir de la colonia se
extendió su cultivo y consumo para el trabajo en la mita, utilizando las mismas
rutas comerciales (Qhapaq ñan) que se tenían para su transporte y distribución
desde tiempos inmemoriales.
El uso
tradicional se fue extendiendo, en la república y hasta nuestros días,
incrementándose de manera gradual la población boliviana que “acullica” o
“bolea” la hoja de coca y que también la ofrenda a la Pacha Mama (mineros,
constructores, transportistas, campesinos, comerciantes, estudiantes y
profesionales).
“Inalmama”
es el nombre del espíritu de la hoja de coca, la que fue asumida como símbolo
de resistencia y de soberanía, cuando por la imposición de normas draconianas y
foráneas, quisieron erradicarla completamente con el pretexto de ser materia
prima para la fabricación de cocaína.
Las
manifestaciones culturales no son ajenas a esta problemática, Antonio Díaz
Villamil escribió la “Leyenda de la Coca”; Gastón Ugalde, Luis Quispe, utilizan
hojas de coca para sus obras. En la música, el maestro José “Jacha” Flores, la
comunidad “Sagrada Coca”, la agrupación “Kala Marka”, el grupo de rock
boliviano “Atajo”, el cantautor venezolano Alí Primera, el grupo “Arawi”,
también el grupo musical “Rijchary”, el desaparecido Abraham Bohórquez de la
banda de hip hop “Ukamau y ke”, el grupo “Wara”, entre otros, tienen a la coca como musa inspiradora.
Así, en
varias épocas, artistas de todos los géneros, en las obras que realizan,
extensión de su ser, muestran que la hoja de coca es parte de nuestra cultura,
de nuestro “Ser plurinacional”, de nuestra identidad boliviana. Benjo Cruz, el
cantor del pueblo que fue asesinado en Teoponte en 1970, decía que “… el hombre mediante el folklore le canta
al amor, le canta al paisaje, le canta a la Patria, le canta a la mujer amada,
pero también le canta a su problemática social, y nosotros los que queremos ser
folkloristas no podemos eludir ese tema, porque eludirlo sería cobardía”.
Así pues, superando la cobardía como Benjo Cruz, muchos artistas bolivianos
conscientes de esa problemática, reivindicaron hace varias décadas a la Coca
como patrimonio de Bolivia, rechazando la injerencia extranjera y exaltando la
fuerza y riqueza de nuestras culturas.
Canta
Autor Boliviano
y Twitter: @escuelanfp
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