Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
La
pertenencia o no al Colegio Médico no es una condición que determine el
prestigio o la calidad de la atención que el médico otorgue a sus pacientes o
la autoridad moral y científica a la hora de verter opiniones profesionales.
Pero el ente colegiado insiste en que para existir como médico en Bolivia
además de los títulos y certificados que avalan la experticia profesional, se
necesita pertenecerá este “selecto” grupo colegiado, que solamente adquiere
notoriedad cuando se trata de defender su propios intereses de clase y nunca
asumen una postura crítica y constructiva a la hora de trabajar por mejorar las
condiciones de la salud de Bolivia.
Los
colegios médicos nacen en el mundo en el transcurso de la Edad Media cuando se
regularon legalmente las organizaciones profesionales, se estableció el
desarrollo de su formación por medio de status y se introdujo el doctorado. Así
nacen los Protomedicatos, que evaluaban todos los médicos con el fin de
extenderles la autorización para fungir como médicos profesionales,
clasificándolos en distintas categorías. El tránsito del feudalismo a la
formación económico-social capitalista, removió también las formas de
organización de los gremios médicos. La aparición del Colegio Médico adopta una
posición más liberal frente a la hegemonía de los gobiernos monárquicos.
Los
Colegios Médicos nacen como expresión del liberalismo y como necesidad de
cubrir la no existencia de una repartición de estado que regule y controle el
ejercicio de la profesión. Al avanzar las sociedades modernas, con la creación
de los ministerios de salud que regulan la práctica médica, los colegios
médicos se redujeron simplemente a la salvaguarda de los intereses de clase,
convirtiéndose en un espacio que perpetúa la noción liberal de la práctica
médica.
Desde
la época feudal, la emergencia de nuevas clases sociales, representaba
modificaciones profundas en las relaciones sociales existentes. Todas estas
modificaciones, cambios, libertades, se consolidaron en una imagen ideológica
resumida en lo que algunos denominan “sociedad de tipo liberal”. Al hablar de
una sociedad liberal en estos términos, se está hablando en realidad de una
sociedad en la cual el capitalismo ha modificado la estructura socio económica
y de manera muy especial, la ideológica.
La
aparición del trabajador libre en el mercado de trabajo, el cual vende su
fuerza de trabajo como cualquier mercancía, la aparición de la pequeña
burguesía, configuran un amplio sector con cierta capacidad de compra que se
mueve en la sociedad con una cierta “libertad” basada en y determinada por esa
capacidad de compra, obtenida al vender su fuerza de trabajo. Todo ello coloca
a la medicina en una situación enteramente diferente. En esta nueva estructural
societal, la capitalista liberal, la salud, materializada en el conocimiento
médico y su aplicación, es convertida en una mercancía más y como todas las
mercancías, está destinada única y exclusivamente a quienes pueden comprarla.
Por
esta razón, la relación médico-paciente, entendida como una transacción más,
sigue regida por las leyes del mercado, por las leyes del capitalismo
imperantes en la denominada sociedad liberal, que no solamente condicionan la
relación médico-paciente, sino que requieren de una serie de creencias, de
ideas, que permiten y justifican esta relación específica. Creencias e ideas
que son las que precisamente el Colegio Médico defiende y atesora.
La
sociedad liberal muestra falsamente a los hombres como iguales entre sí y toda
una ideología falsa se desarrolla para materializar esa imagen, ocultando la
diferencia de clase. En este tipo de sociedad, el médico percibe a sus
pacientes como seres “iguales” que pueden o no solicitar sus servicios y los
pacientes ven a sus médicos como quienes pueden satisfacer sus demandas,
siempre y cuando - claro está – tengan con qué pagar. El médico se convierte
entonces, en una ficha más del mercado, donde ofrece su mercancía, la salud.
Esta es la condición por la que la medicina se ubica como una profesión
liberal, es decir aquella que puede ofrecer libremente su mercancía en el
mercado. Paralelamente, la definición de la medicina también como una profesión
noble, que está por encima de esas aparentemente rígidas e inhumanas leyes del
mercado, justifica la posibilidad de cobrar honorarios y contribuye a acentuar
las diferencias entre las carreras liberales y los demás trabajos y oficios,
incluidos los médicos asalariados. Esta duplicidad en el sistema de salud,
perpetúa las diferencias y las brechas entre los que pueden pagar, que reciben
una mejor calidad de salud y los que no pueden pagar, quienes deben conformarse
con la medicina pública, siempre de segunda calidad donde están mal tratados, es
así como la medicina reproduce el carácter de clase de la sociedad capitalista,
ya que favorece la atención diferencial de las clases sociales.
Estado
Plurinacional y Colegio Médico
Es ésta
estructura la que el Estado Plurinacional y el actual proceso de cambio está
intentando desmontar y el Colegio Médico es el principal obstáculo para
lograrlo. Es éste viejo paradigma que defiende y perpetúa el ente colegiado y
por eso, no extraña que nunca participen en el diseño de políticas públicas
sanitarias, siempre con honrosas excepciones. Les interesa fundamentalmente
mantener los privilegios de clase que le otorga su cómoda postura, ignorando de
manera irresponsable la lacerante realidad de la situación sanitaria en temas
como el aborto. A ellos no les interesa que en Bolivia mueran, diariamente 185
mujeres porque deben practicarse abortos en condiciones inseguras, lo que
representa el 13% de todas las muertes maternas, de las cuales, el 14% son
adolescentes entre 14 y 19 años; no se sensibilizan con los dos tercios de
mujeres indígenas que mueren anualmente por abortos mal practicados,
clandestinos. No les interesa que cada año, alrededor de 44.000 mil mujeres son
atendidas por complicaciones de un aborto clandestino. La prevención de la
muerte de las mujeres no está en la agenda.
Lo que
sí está en la agenda es seguir protegiendo a todos aquellos colegas que
practican el aborto desde siempre, impecablemente vestidos y muy prestigiosos
frente al Colegio Médico y la sociedad científica que lo alberga, quienes
prefieren hacerse de la vista gorda de todos estos problemas de salud pública y
seguir manifestando públicamente que la culpa de todo la tienen las mujeres
que no se educan o informan. Ellas, las únicas responsables de seguir muriendo.
Obviamente el tema de la soberanía sobre el cuerpo y los derechos, no cuenta.
Los señores del Colegio Médico y sobre todo, sus directivos no recuerdan que
los derechos humanos de las mujeres si cuentan. Que las decisiones de las
mujeres si cuentan. Obvio, son todos machos patriarcales.
La
autora es médico
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