Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Karina Sauma
Las
altas temperaturas, sequías extremas y ahora intensas lluvias están dejando en
la región ciudades cubiertas de agua y lodo, decenas de fallecidos y, por
supuesto, también pérdidas materiales. En días pasados, la ciudad de Comodoro
Rivadavia, en Argentina, fue devastada por las inundaciones, que dejaron calles
transformadas en ríos de barros. En Perú, Piura quedó bajo el agua; y ni qué
decir de la ciudad colombiana de Mocoa, que la madrugada del sábado sufrió una
avalancha que causó más de 250 fallecidos y miles de damnificados.
No es
de sorprender que diferentes estudios adviertan sobre la llegada de este tipo
de acontecimientos. Por ejemplo, en el caso de Colombia, el director de la
Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonía, Luis
Alexander Mejía, explicó al diario El Espectador que antes de que se produzca
ya se había alertado sobre la tragedia que hoy vive Mocoa, siendo la
deforestación una de las principales causas de este desastre.
Aterrizando
en nuestro país, hace mucho tiempo que las organizaciones de la sociedad civil
vienen presentando datos importantes y de gran valor respecto a la
deforestación en Bolivia. Tal es el caso de las 5,8 millones de hectáreas
deforestadas en las tierras bajas y en los Yungas hasta 2013, siendo Santa Cruz
el departamento que más se ha visto afectado, con el 78% de la deforestación
registrada, según datos publicados por la Fundación Amigos de la Naturaleza en
la segunda edición del Atlas socioambiental de las Tierras Bajas y Yungas de
Bolivia. Así también este medio publicó en enero que en promedio cada año se
pierde una extensión boscosa equivalente a cerca de 204.000 canchas de fútbol,
debido a la habilitación de suelos forestales para la agricultura mecanizada y
familiar, la ganadería y el arribo de compañías transnacionales.
Ante
este escenario, cabe preguntarse por qué hacemos de oídos sordos respecto a la
importancia de los bosques y los servicios ecológicos que éstos proveen. Es
bueno tener presente que los bosques regulan el clima, previenen la erosión y
estabilizan los suelos, evitando deslizamientos y otras catástrofes naturales;
además, brindan beneficios económicos que permiten un desarrollo sostenible
para el país. Tal es el caso de las comunidades del norte amazónico que
aprovechan sosteniblemente los recursos no maderables de la biodiversidad
boliviana.
Es por
demás de evidente que debemos impulsar medidas que paren la deforestación,
junto a políticas de adaptación y reforestación para resguardar nuestros
ecosistemas; medidas de Estado que marquen la pauta de que es posible un
desarrollo sostenible, conservando nuestros bosques.
y Twitter: @escuelanfp
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