Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Verónica Ibarnegaray
Dicen
que un árbol no hace un bosque, no puede generar un microclima por su cuenta y
está expuesto a las inclemencias del tiempo que solo no es capaz de amortiguar.
Los árboles saben la importancia de mantenerse juntos, tienen un profundo
sentido de cuidado mutuo, pues son conscientes de que su bienestar depende de
la comunidad.
La
ciencia brinda cada vez mayor evidencia sobre el rol fundamental de los bosques
para sustentar la vida en el planeta, desde la regulación del clima, la
protección contra desastres naturales, hasta la provisión de agua y el
mantenimiento de procesos biológicos cruciales para la agricultura. Se estima
que 1,6 billones de personas dependen de los bosques para su subsistencia, así
como para la generación de empleo e ingresos. Los Objetivos Mundiales sobre los
Bosques, recientemente formulados, incluyen el propósito de incrementar el área
forestal del planeta en 3% para 2030, es decir, 120 millones de hectáreas; meta
histórica y ambiciosa considerando que cada año se pierden 13 millones de
hectáreas a escala mundial.
Bolivia
también se ha trazado retos. El Plan de Desarrollo Económico Social incluye
metas para eliminar la deforestación ilegal y ampliar la cobertura forestal en
más de 750.000 hectáreas a 2020. Según datos de la Autoridad de Bosques y
Tierra, los desmontes ilegales habrían disminuido en el último año, mostrando
un giro hacia la deforestación legal, que pasó de representar apenas una quinta
parte del total deforestado a superar el 50% en 2016. Más allá de los aparentes
progresos en reducir la deforestación ilegal, lo cierto es que la depredación
de nuestros bosques sigue aumentando a un ritmo de 200.000 hectáreas por año,
tendencia impulsada por políticas de desarrollo productivo y un ansia de
progreso que va contra el bien y el sentido común.
Revertir
esta tendencia implica lograr cambios estructurales en el modelo de desarrollo
actual, transformación que solo será posible con la participación activa de las
organizaciones civiles y gubernamentales, movimientos ciudadanos, personas y
comunidades. El pronunciamiento de las organizaciones civiles en el Foro sobre
Desarrollo Sostenible de América Latina del 25 de abril exhorta a los Estados a
propiciar un ambiente que garantice la participación plena de las
organizaciones en las políticas públicas, así como la no criminalización de la
protesta social para garantizar este entorno propicio.
Hoy más
que nunca necesitamos ejercer nuestros derechos y obligaciones como ciudadanos
y sociedad organizada para frenar la devastación de reservas forestales y áreas
naturales esenciales para la provisión de funciones y beneficios ambientales,
que atenta contra nuestro propio desarrollo y el de las generaciones futuras.
Gerente de proyectos de adaptación al
cambio climático de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).
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