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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

La Trova: música puente

Por: Mario Luis Ramírez Ballivian
No entraré en el constante debate de si la trova es un género musical o se alimenta de géneros musicales para expresarse, tema que para este artículo me parece secundario. Sí es vital señalar lo que el trovador cubano Vicente Feliú dice: “la trova es una búsqueda constante entre lo ético y lo estético” y todo lo que ello implica.
En ese sentido me interesa hacer un pequeño repaso histórico de la canción comprometida, revolucionaria, propositiva, la cancion que le canta a la vida y al amor en sus distintos rostros.
Si bien los textos de inventigación señalan que el origen de la trova y los trovadores se remontan a los Siglos XI y XII en Europa en la región de Cataluña donde ya se puede ver un primer puente entre la música y la revolución, entre los poemas musicalizados y las cruzadas, entre los caballeros andantes y los juglares y Cortes, ya anteriormente hay muestras de la relación directa entre la canción trova y los contextos sociales y políticos de entonces.
En Egipto se tienen muestras históricas de que su música, que era transmitida oralmente, aunque no tenía un carcácter literalmente revolucionario, era un puente para reclamar a los poderes dominantes y/o dioses. Los faraones utilizaban estas expresiones musicales y poéticas para reclamar y pedir por sus pueblos.
En Grecia se utilizaron las canciones como una especie de “marketing revolucionario”, donde se contaban y cantaban las historias de sus héroes en las guerras, sus intentos de entender el orígen y escencia de la vida, la naturaleza, etc. y que eran transmitidas de pueblo en pueblo por sus cantores. Igual en Roma, aunque tuvieron también sus “reguetones” de la época (para la diversión de sus emperadores y fiestas), también tuvieron a esclavos (griegos varios de ellos) que empezaron a escribir y cantar canciones de protesta, canciones revolucionarias criticando a los emperadores; estaban prohibidas por su puesto como pasó en hispanoamerica en nuestras épocas de dictaduras respectivas, pero se las arreglaron para transmitir y socializar estas ideas reinvindicatorias cantadas.
Así llegamos a la edad media donde también la música social, trovadoresca, revolucionaria juega su papel, en este caso en contra de los poderes de la institución religiosa, era música profana, prohibida, pero reflejaba aspectos sociales, culturales, de clase, etc.  Nacen las repúblicas, los estados nación con sus burguesias, comercios, concentración de medios de producción y la trova, la canción social, una vez más brota, se manifiesta, protesta, propone y contagia.
En nuestro continente, en Abya Yala, la canción, sobre todo de carácter más musical y también de transmisión oral, cumple su rol desde la festividad, la ritualidad, las danzas, etc. y por supuesto en la colonia se fusiona, crece y toma matices trovadorescos, revolucionarios (ojo, no es que antes no fuesen), proponiendo a través del canto las liberaciones y revoluciones que tanto conocemos.
Viene la Revolución Francesa, nuestras liberaciones continentales en contra de la colonia, la Revolución Bolchevique, etc. y  las canciones se multiplican y se convierten en símbolos de resistencia, tricheras de unidad y reinvindicación política, social y económica. Como ejemplos de canciones vitales de estos episodios tenemos a La Marsellesa y a la Internacional, dos canciones ya universales de la importancia de la canción trova en la historia de la lucha de nuestros pueblos.
Con ese breve resumen histórico es importante resaltar que la música trova latinoamericana es un eslabón más en la cadena de la música revolucionaria mundial, siempre en contra de los poderes, de donde quiera que ellos provengan, sean religiosos, políticos, económicos y/o patriarcales. En ese sentido procesos como el cubano, boliviano, venezolano, español, hispanoamericano en general, han parido a trovadores y trovadoras vitales para el mundo, convirtiéndose sus canciones en las bandas sonoras de nuestras luchas, reinvindicaciones y utopías culturales, comunitarias, sociales, grupales e individuales. Personajes de la canción como Violeta Parra, Silvio Rodriguez, Alí Primera, Lluis Llach, Nilo Soruco, León Gieco, Savia Nueva, y un inmenso y casi infinito etcétera nos han colmado y han sido nuestro punto de encuentro, nuestra trinchera, nuestra mecha incendiaria.
Siempre la trova va ir de la mano de lo político, pero desde un ángulo más profundo y complementario; lo político siempre va ser confrontación, lucha de ideas, pero lo cultural, lo artístico, lo musical, van a ser siempre “encuentro”, punto de partida, de emociones, de intenciones comunes; por eso considero a la trova como una especie de unidad dual que tiene en su escencia ambos mundos fusionados, el político y el artístico/cultural.
Pero la trova no sólo tiene a la política en su escencia, “la trova es sentipensante” le canta a la vida, desde sus cotidianos hasta sus tremendos horizontes, y en ese sentido son ciertos momentos, circunstancias, contextos, los que eligen que canciones deben brillar e iluminar caminos, los trovadores y trovadoras le cantamos a la vida, al amor, a la rabia, a la injusticia, pero también al árbol, a la risa, a la duda, al porqué.
Por todo lo mencionado la trova es música puente, porque de eso se alimenta, es puente entre la pregunta y la respuesta, entre el pasado y el ahora, entre generaciones, entre lo ético y lo estético, entre lo eterno y lo fugaz, entre lo negro y lo blanco, entre la morenada y el flamenco, entre el llanto y la risa, entre el socialismo y lo comunitario, entre Marx y Katari, entre mujeres y hombres, entre pueblos, entre países, entre utopías y amores; y mientras exista el ser humano existirá el juglar y la trovadora, tendiendo aún más puentes entre nosotros.

Integrante del dúo Negro y Blanco


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