Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Maram Humaid
La
familia de Latifa al-Naji Abu Humaid está preocupada por su salud. Tratan de
convencer a esta mujer de 70 años de que debería empezar a comer. Pero Latifa
esta decidida a seguir sin comer en solidaridad con sus hijos en huelga de
hambre en cárceles israelíes. “No puedo comer mientras mis hijos pasan hambre”,
afirmo Latifa, que vive en el campo de refugiados de al-Amari cerca de Ramala,
una ciudad de la ocupada Cisjordania. “Si ellos ponen fin a la huelga de
hambre, yo también lo haré”.
Cuatro
de los hijos de Latifa están en la cárcel desde 2002. Todos ellos son miembros
de las Brigadas de los Mártires de al Aqsa, la rama militar de la organización
Fatah, y han sido considerados culpables de varios cargos y condenados a
múltiples penas de cadena perpetua por el papel desempe ñ ado en organizar y
ayudar a llevar a cabo atentados suicidas y otras operaciones armadas. Los
cuatro se sumaron a la huelga de hambre masiva de las y los presos palestinos.
Los
nueve hijos vivos de Latifa están todos ellos en cárceles israelíes. El décimo,
Abd al-Munim, fue asesinado por las fuerzas israelíes en 1994 después de que
supuestamente asesinara a un agente de la inteligencia en una emboscada en
Ramala.
Nasr
Abu Humaid, uno de los hijos de Latifa en huelga de hambre, tiene dos hijos
adolescentes.

Segun
Alaa, Nasr decidió emprender la huelga de hambre en protesta por que se le
denegaran las visitas familiares. Cuando murió su padre hace dos años, Israel
impidió a la familia contactar con Nasr y sus tres hermanos encarcelados. “[Su
padre] falleció y ellos no lo supieron”, afirmo Alaa.
Acabar
con las restricciones a las visitas familiares es el objetivo clave de la
huelga de hambre masiva emprendida el 17 de abril. Otras reivindicaciones son
mejorar la atención médica y acabar con la práctica israelí de la detención
administrativa, esto es, el encarcelamiento sin cargos ni juicio.
Unos
1.500 presos y presas palestinas se unieron a la huelga de hambre. Según la
agencia de noticias Ma’an, unos 1.300 siguen rechazando la comida.
Aislamiento
Nasr
está encarcelado en la prisión de Ashkelton, en el sur de Israel. Su madre
señaló que sus cuatro hijos presos habían estado en esa cárcel hasta hace poco
pero que desde que empezó la huelga de hambre dos de ellos han sido
trasladados. Parece que esto forma parte de una política deliberada de Israel
de aislar a las y los presos e impedir que se comuniquen entre sí y con el
mundo exterior. Ha habido un traslado generalizado de presos y presas
palestinas en huelga de hambre a otras cárceles y a módulos diferentes dentro
de una misma cárcel. También han enviado a las y los presos a aislamiento y se
les ha impedido contactar con sus abogados.
Najat
al-Agha, conocida como Um Diaa, es otra mujer que rechaza la comida para apoyar
a su hijo en huelga de hambre. Su hijo Diaa fue condenado a cadena perpetua por
su supuesta implicación en el asesinato de un israelí en una colonia de Gaza a
principios de la década de 1990. Es miembro del partido político Fatah.
Durante
tres semanas Um Diaa acudió todos los días a una tienda instalada para apoyar a
las y los huelguistas de hambre en la ciudad de Gaza. “¿Cómo iba a comer cuando
él está en huelga de hambre?”, preguntó Um Diaa, que vive en la zona de Khan
Younis al sur de Gaza. “Por la noche no puedo dormir porque pienso en él constantemente”.
Visitas
prohibidas
Um Diaa
no pudo visitar a su hijo durante todo el año pasado. Afirmó que el Comité
Internacional de la Cruz Roja le había informado que Israel le había prohibido
visitar a su hijo Diaa por “razones de seguridad”. No le han explicado las
razones. “No sé por qué me prohíben visitarle”, indicó. “Solo tengo noticias de
él a través de las familias de otros presos cuando van a visitar a sus hijos”.
“Diaa fue encarcelado cuando tenía 16 años”, añadió. “Ahora tiene 43. Yo tengo
68 años y mi único sueño es ver a mi hijo antes de morir”.
Um Diaa
se desmayó poco después de hablar con el periódico digital The Electronic Intifada y la llevaron en ambulancia al hospital. Su
salud se ha deteriorado al llevar sin comer desde hace más de tres semanas.
Por lo
menos ocho madres palestinas han decidido rechazar la comida en solidaridad con
sus hijos en huelga de hambre. Samira al-Haj Ahmad, conocida como Um Raed, es
otra mujer de Gaza que se sintió obligada a actuar. Su hijo Raed al-Hajj Ahmad
está encarcelado en la prisión de Nafha, situada en la región de Naqab de
Israel. Fue condenado a 20 años de cárcel en 2004 tras un intento de atacar el
checkpoint de Erez en el norte de Gaza. Como su hijo está en huelga de hambre,
ella decidió dejar de comer también. “Ni siquiera entro en la cocina de casa.
En cuando empiezo a tener ganas de comer, me acuerdo de mi hijo y lloro”, dijo.
A Um
Raed se le prohibió visitar a su hijo hace un año, pero al padre de Raed se le
ha autorizado a visitarlo. “Está muy animado, aunque muy triste porque no puedo
ir a visitarlo”, afirmo Um Raed.
Apoya
totalmente la huelga de hambre de Raed y afirma que es “la única manera que
tiene las y los presos para poder hacer cumplir sus reivindicaciones básicas”.
Yusra
Saleh, conocida como Um Ramzi y también de Gaza, tiene dos hijos –Ramzi y Said–
en la cárcel. Ambos llevan encarcelados en prisiones israelíes desde hace más
de una década por sus actividades en la Yihad Islámica.
También
a ella Israel le denegó el permiso para visitar a sus hijos el año pasado sin
darle una explicación. Como no puede comunicarse con sus hijos, no sabe si
están participando en la huelga de hambre, a pesar de lo cual se ha unido a la
huelga solidaria. “No sé nada de mis hijos. Solo sé que Said estuvo en
aislamiento durante dos años, pero salió hace unas pocas semanas”, dijo.
Um
Ramzi ha estado siempre presente en la tienda solidaria de la ciudad de Gaza en
apoyo de las y los presos en huelga de hambre Le da pavor la clara posibilidad de
que las y los presos mueran durante esta huelga de hambre. Haciéndose eco de lo
que opinan muchas personas en Palestina acerca de sus seres queridos
encarcelados, afirmó: “Solo espero que la huelga de hambre no dure más tiempo”.
Maram Humaid es una traductora y periodista
que vive en Gaza.
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y Twitter: @escuelanfp
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