Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Eduardo Mara
Desperté hoy a las cuatro de la mañana y comencé a ver las casi cinco horas de defensa de Lula. Aconsejo a todos que vean todo y sabrán por qué era tan importante, para el terrible teatro de improvisación del juez Sergio Moro y del ministerio público, evitar que fuera transmitido. También se trata de un documento histórico de gran relevancia en el futuro.
Pero creo que lo más importante en esas cinco horas es ver brillar su significado en la actual coyuntura, significado concreto determinado por el enfrentamiento entre clases en el cual está situado, mas allá de la voluntad o la simpatía que podamos tener por el propio Lula.
El obrero ex presidente, durante cinco horas ha demostrado ser un ejemplo de republicano en un país donde la clase dominante nunca lo fue, donde los ideales democráticos nunca se hicieron realidad por completo y ante un tribunal sin el más mínimo compromiso con la democracia.
Lula ha mostrado un enorme respeto por la justicia ante un tribunal que hacía chiste de sí mismo, donde hasta el mínimo de los preceptos constitucionales eran violados a la vista de todos. Lula respondió a todas las preguntas pertinentes a las acusaciones, pero hizo más que eso, él destruyó el enunciado absurdo de cada una de las cuestiones, expuso el ridículo de los materiales que le fueron presentados como pruebas (documentos con firma en blanco, materiales rasurados, inscripciones en cajas de cartón, copia de agendas, cosas que " alguien hubiera dicho en algún lugar" y, no menos importante, los grandes titulares del monopolio de los medios de comunicación) y exigió pruebas, desafió a sus verdugos, exigió justicia!
Fue más allá y ha denunciado la farsa de la operación lava jato, la farsa de un tribunal que pone en plena libertad criminales condenados (corruptos y corruptores) que desviaron cientos de millones. Y lo hace a cambio de una delación pre-programada con el único objetivo de condenar a un individuo no por lo que hizo, pero sí por lo que representa. Lula fue valiente y defendió a Petrobrás como un patrimonio del pueblo brasileño y prioridad para un Estado soberano.
Puso a sus acusadores contra la pared, denunció las filtraciones intencionales a la prensa y dejó claro que estaba delante de marionetas del monopolio de los medios. Sus acusadores (sí, porque no hay juez en el proceso, solo un tribunal de excepción) salieron escoltados por la policía. Lula salió en los brazos del pueblo y habló para más de 50 mil personas que lo esperaban en la plaza pública.
Ni en la campaña de 2002 tuve tantas ganas de estar en Curitiba para escucharlo. Quería estar en medio del pueblo en Santos Andrade. Había un amplio espectro de la izquierda organizada, con énfasis en el Movimiento Sin Tierra, el Movimiento Sindical y el frente Brasil Popular, no por nada los mismos sectores que han trabajado duro por el éxito de la huelga general del 28 de abril por el derecho a la jubilación y contra las barbaries del gobierno ilegítimo de Temer. Y ahí estaba la expresión de la diversidad de la clase trabajadora y del pueblo brasileño. Gente que aprende desde temprano a no confiar en la policía, los tribunales, y que la ley siempre se utiliza en beneficio de los poderosos. Allí estaba el pueblo negro y pobre de las periferias que sufre la violencia del crimen, de la policía y los crímenes de la policía todos los días. Allí estaban agricultores sin tierra que enfrentan gorilas, violencia policial, detenciones arbitrarias, procesos forjados en beneficio de los oligarcas.
No soy fan del Lula, porque en la política puede caber admiración, ejemplo pedagógico, pero no caben idolatrías. El proyecto en el que creo va mucho más allá de lo que él se propone hacer. Sin duda alguna, no será Lula en 2018 que va a resolver los problemas del pueblo, porque estos sólo pueden ser resueltos por el propio pueblo, en su organización, en su lucha por el poder. Pero ayer Lula era mucho más que un candidato. Era una gran piedra en el zapato de los enemigos del pueblo. ¡Él es de los que cree que cuando se está al lado del pueblo se puede luchar por la justicia!
Síguenos en Facebook: Escuela Nacional de Formacion Politica El obrero ex presidente, durante cinco horas ha demostrado ser un ejemplo de republicano en un país donde la clase dominante nunca lo fue, donde los ideales democráticos nunca se hicieron realidad por completo y ante un tribunal sin el más mínimo compromiso con la democracia.
Lula ha mostrado un enorme respeto por la justicia ante un tribunal que hacía chiste de sí mismo, donde hasta el mínimo de los preceptos constitucionales eran violados a la vista de todos. Lula respondió a todas las preguntas pertinentes a las acusaciones, pero hizo más que eso, él destruyó el enunciado absurdo de cada una de las cuestiones, expuso el ridículo de los materiales que le fueron presentados como pruebas (documentos con firma en blanco, materiales rasurados, inscripciones en cajas de cartón, copia de agendas, cosas que " alguien hubiera dicho en algún lugar" y, no menos importante, los grandes titulares del monopolio de los medios de comunicación) y exigió pruebas, desafió a sus verdugos, exigió justicia!
Fue más allá y ha denunciado la farsa de la operación lava jato, la farsa de un tribunal que pone en plena libertad criminales condenados (corruptos y corruptores) que desviaron cientos de millones. Y lo hace a cambio de una delación pre-programada con el único objetivo de condenar a un individuo no por lo que hizo, pero sí por lo que representa. Lula fue valiente y defendió a Petrobrás como un patrimonio del pueblo brasileño y prioridad para un Estado soberano.
Puso a sus acusadores contra la pared, denunció las filtraciones intencionales a la prensa y dejó claro que estaba delante de marionetas del monopolio de los medios. Sus acusadores (sí, porque no hay juez en el proceso, solo un tribunal de excepción) salieron escoltados por la policía. Lula salió en los brazos del pueblo y habló para más de 50 mil personas que lo esperaban en la plaza pública.
Ni en la campaña de 2002 tuve tantas ganas de estar en Curitiba para escucharlo. Quería estar en medio del pueblo en Santos Andrade. Había un amplio espectro de la izquierda organizada, con énfasis en el Movimiento Sin Tierra, el Movimiento Sindical y el frente Brasil Popular, no por nada los mismos sectores que han trabajado duro por el éxito de la huelga general del 28 de abril por el derecho a la jubilación y contra las barbaries del gobierno ilegítimo de Temer. Y ahí estaba la expresión de la diversidad de la clase trabajadora y del pueblo brasileño. Gente que aprende desde temprano a no confiar en la policía, los tribunales, y que la ley siempre se utiliza en beneficio de los poderosos. Allí estaba el pueblo negro y pobre de las periferias que sufre la violencia del crimen, de la policía y los crímenes de la policía todos los días. Allí estaban agricultores sin tierra que enfrentan gorilas, violencia policial, detenciones arbitrarias, procesos forjados en beneficio de los oligarcas.
No soy fan del Lula, porque en la política puede caber admiración, ejemplo pedagógico, pero no caben idolatrías. El proyecto en el que creo va mucho más allá de lo que él se propone hacer. Sin duda alguna, no será Lula en 2018 que va a resolver los problemas del pueblo, porque estos sólo pueden ser resueltos por el propio pueblo, en su organización, en su lucha por el poder. Pero ayer Lula era mucho más que un candidato. Era una gran piedra en el zapato de los enemigos del pueblo. ¡Él es de los que cree que cuando se está al lado del pueblo se puede luchar por la justicia!
¡Defender a Lula importa y mucho, para quien es de izquierda!
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios