Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Esteban Ticona Alejo
Tristán Marof era el pseudónimo de Gustavo Navarro, prolífico escritor y político socialista chuquisaqueño del siglo XX. En el libro La ciudad ilustre. Historia de los badulaques (1950), Marof retrata satíricamente a una de las ciudades más conservadoras del país: Sucre. En más de 30 capítulos nos representa los entretelones de una sociedad colonial sumida en su petulancia máxima y sus formas de opresión. Uno de sus personajes centrales es una familia, compuesta por don Manuel Lanas del Céfiro (el padre), doña Hipólita Trajines de Lanas (la esposa) y sus dos hijas, Leonorcita y Ofelia. Su casa se encuentra sobre la plaza 25 de Mayo y está atendida por una servidumbre, desde el “pongo o ponguito”, el mozo y criados similares. ¿A qué viene citar las escenas que cuenta Marof? El propósito es comparar aquellos acontecimientos históricos del siglo XX y, sobre todo, la pervivencia de la mentalidad colonial con la situación actual del indio y los sectores populares.
En el siglo XXI, Chuquisaca y varios otros departamentos del país tienen un gobernador indio. El caso de Esteban Urquizu, un yampara quechua hablante, es el que hoy nos ocupa. ¿Cuánto se ha transformado el país? Mucho, a pesar de los resabios de la mentalidad colonial al estilo de los Lana-Trajines. Pero en los últimos años, Sucre y especialmente el resto de Chuquisaca se mueven entre el cambio y la intransigencia a estas transformaciones, entre el construir y no hacerlo, en fin.
Hay que recordar que la Asamblea Constituyente fue inaugurada en la plaza 25 de Mayo en 2006. Por casi dos años y medio deliberó en Sucre, pero la ciudad terminó expulsando a los asambleístas antes de su culminación. Creo que todos nos hubiésemos sentido felices y orgullosos de que la Constituyente concluya en Sucre, señalando que allí donde el país se había fundado se volvió a refundar. Pero el triste recuerdo es simplemente decir que en la ciudad capital del país se inició, se deliberó, pero no terminó, porque algunos badulaques racistas hicieron huir a los constituyentes.
Recuerdo que tan pronto llegaron los nuevos constituyentes, denunciaron que no conseguían un lugar para habitar, porque eran indios/campesinos. Ni qué decir del horroroso hecho del 24 de mayo de 2008. Ese día Sucre vivió una violenta jornada marcada por la humillación a un grupo de campesinos que habían sido capturados por una turba de seguidores del opositor Comité Interinstitucional, conformado por universitarios, cívicos y otros, muchos encapuchados. Semidesnudos, los campesinos fueron obligados a marchar por calles en medio de agresiones. Llegaron hasta la plaza principal 25 de Mayo, donde fueron obligados a besar el piso frente a la Casa de la Libertad.
Hace pocos días, luego de que Sucre amaneciera con “alfombras humanas” por el conflicto del campo de Incahuasi, varios manifestantes corretearon al Gobernador de Chuquisaca en las afueras de la Asamblea. Urquizu dijo textualmente: “Es la segunda vez que en Sucre (...) recibo agresiones físicas con palos, piedras, botellas y petardos de parte de grupos delincuenciales organizados de la oposición, con quienes no tengo ningún problema personal”. El Gobernador recordó que en 2008, cuando era dirigente campesino, también fue víctima de hechos de racismo y discriminación junto con sus compañeros por parte de grupos opositores al gobierno de Evo Morales, y que atentaron en contra de la Asamblea Constituyente. Por estos antecedentes se ha llamado a Sucre “capital del racismo”. Aunque esta denominación puede ser exagerada, los actos de profundo racismo y discriminación van certificando tal calificación. Khaysa Sucre markan jakirinakaxa, ma qawqhanixa, wali jisk’achapxistu. Uka amtawiwa t’unxañasa, ¿janicha ukhamaxa?
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