Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Camila Vollenweider y Ava Gómez
El
auge de los medios digitales y de las redes sociales ha puesto de manifiesto no
sólo la visible preponderancia de los más jóvenes en el ciberespacio, sino
también las capacidades inusitadas de la interactividad en la movilización
colectiva de la juventud latinoamericana.
A
lo largo de la década del 2000 la región fue testigo de diferentes
movilizaciones juveniles orientadas por objetivos específicos, que
posteriormente se fueron ampliando al conjunto de las sociedades y se
convirtieron en acontecimientos políticos y culturales que impactaron a lo
largo y ancho del continente.
Los
nuevos repertorios de la movilización colectiva se orientaron por demandas
puntuales en torno a la educación, como
fue el caso de las manifestaciones de “Los Pingüinos” en 2011 en Chile, en las
que los jóvenes reclamaban amplias mejoras en el sistema educativo; o las
manifestaciones convocadas el mismo año en Colombia por la Mesa Amplia Nacional
Estudiantil, en la que estudiantes universitarios se organizaron para luchar en
contra de la reforma a la Ley 30, que consideraban una profundización en el
deterioro de la educación pública.
Más
recientemente, en 2016, un grupo de jóvenes universitarios se organizó a través
de redes sociales para movilizarse a favor de la paz, una vez se conocieron los
resultados del plebiscito en Colombia. En una manifestación multitudinaria los
jóvenes se convirtieron en un revulsivo del cambio a favor de los Acuerdos de
Paz, expresando una posición contraria a los resultados de las urnas.
Estas
movilizaciones tuvieron como resultado la interpelación a la política
tradicional de los países en donde tuvieron lugar y fueron movimientos
construidos desde la autonomía, la horizontalidad y la distancia de las
formaciones políticas tradicionales. Pero no implicaron a posteriori la
formulación de movimientos o partidos integrados institucionalmente para
disputar procesos electorales. De los mencionados, fue quizá el movimiento
estudiantil chileno el que se acercó más a la constitución efectiva de una
formación política a través de Juventud Rebelde, si bien su impacto en la
disputa política sigue siendo marginal.
Masivo
y visible
Los
jóvenes son el grupo poblacional con una mayor presencia en la región, un
fenómeno que algunos países han acertado en denominar “bono demográfico” o
“dividendo demográfico” y que, se estima, comienza su decadencia conforme
avanza la segunda veintena del siglo XXI. Ellos también han sido protagonistas
en los procesos electorales más recientes.
Estimación
poblacional América Latina 15 -29 años 2000-2018
Fuente:
CELADE / CEPAL[i]
Estimación
poblacional América Latina 15 -29 años 2018-2020
Fuente:
CELADE / CEPAL[ii]
En
Costa Rica los jóvenes entre 17 y 35 años fueron la población con mayor peso en
el padrón electoral (1.383.498, representando un 40%). Después de las pasadas
elecciones, el 33% de las nuevas curules en el Congreso estarán ocupadas por
políticos menores de 40 años, mientras que la edad promedio pasará de 50 a 46
años. Además, su participación se visibilizó en la primera y la segunda vuelta
electoral, los principales votantes de Carlos Alvarado fueron jóvenes, mujeres
y personas con grado universitario[iii] [iv].
En
el caso de Honduras, el 70% de la población es menor a los 40 años y 691,781
fueron nuevos votantes, una cifra equivalente al 13% del Censo Nacional
definitivo Electoral, con un total de 1,497,290 son jóvenes electores,
comprendidos entre los 18 y 25 años, representando el 24.7 % del CNDE.
Para
el caso de Paraguay fueron 1.841.832 los jóvenes entre 18 a 34 años que estaban
habilitados para votar, de ellos 884.927 tenían entre 18 a 24 años. Y, a pesar
de que la tendencia fue el incremento de la participación en las elecciones
generales (con 62,28% en 2003; 65,41% en 2008; y 68,56% en 2013), al comparar
por grupos de edad el nivel de intervención más alto corresponde a los
ciudadanos de 40 años para arriba (más del 70%); en tanto, el segmento de 18 a
24 años tuvo el menor nivel (inferior al 63%). En el caso de los pasados
comicios del 22 de abril se estima que la participación de los más jóvenes se
mantuvo a tendencia histórica de participación.
2018:
juventud y nuevo progresismo
En
los casos de Colombia y México hay dos candidaturas que están moviendo
fuertemente al electorado joven. En el caso colombiano, Gustavo Petro hoy
aglutina el mayor porcentaje de intención de voto en una primera vuelta entre
los jóvenes de entre 18 y 24 años con el 43,7%, seguido de Iván Duque (35,3%)
y, bastante por detrás, Germán Vargas lleras con 13,3%. En una eventual segunda
vuelta, el candidato de Colombia Humana también recoge la mayoría del apoyo
joven: el 60,5% de los jóvenes encuestados lo apoya, mientras que Duque recoge
el 37,3%[v].
En
el haber de Petro se encuentran no sólo un universo discursivo que abarca
temáticas que atraen a los jóvenes –como el medioambiente, minorías, etc.- y
programas específicos en educación y empleo, sino que se ha erigido entre buena
parte de ellos como una alternativa de cambio al establecimiento.
Algo
similar ocurre con Andrés Manuel López Obrador, candidato a la presidencia de
México por MORENA. En un país con 30.6 millones de jóvenes entre 15 y 29 años,
de los cuales 7.5 millones no estudian ni trabajan y el 60,6% de los que
trabajan lo hacen en la informalidad, AMLO se lleva las preferencias juveniles.
Según la tercera edición de la encuesta Voto Millenial de Nación 321, el 51% de
los jóvenes votaría por AMLO –sin considerar el 29% de indecisos-, mientras que
Ricardo Anaya, más próximo generacionalmente con sus 38 años, se lleva el 29%
de la intención de voto[vi].
A
nivel programático, López Obrador ha propuesto un ambicioso programa de becas
de estudio y de formación laboral para jóvenes con pocos recursos, cupos para
todos los jóvenes que quieran estudiar y representación de este segmento de
edad en su futuro gabinete. Pero más allá de las propuestas, AMLO atrae a este
grupo etario por su imagen de incorruptible, combativo con el decadente sistema
político mexicano representado por el PRI y de figura política coherente. Un
dato no menor al respecto es que, de acuerdo con el Instituto Nacional
Electoral, de los más de 90 millones de ciudadanos habilitados para votar,
36.156.742 (36%) son jóvenes de 18 a 34 años.
Jóvenes:
un electorado fundamental, crítico y reacio a la política tradicional
2018
es un año en el que discurren diversas campañas electorales, que han sido
permeadas por la preponderancia del voto joven. Movilizarlo ha sido el
leitmotiv de buena parte de los equipos de campaña que, con mayor o menor
éxito, han articulado discursos, actividades, programas y formas de comunicar
con el estilo y los códigos de esta parte del electorado. Dado su peso en los
padrones electorales, atraerlos a las urnas y a los candidatos en las últimas
elecciones regionales fue una necesidad constante. Sin embargo, fueron y son
pocas las propuestas que logran generar conexiones robustas dado que los
jóvenes, aunque participan masivamente a través de redes sociales, tienen
escasa presencia en los comicios. Y, aunque ocupan las calles de forma masiva y
con diversas formas de protesta, encuentran escasamente seductoras las
propuestas de los candidatos.
El
nuevo progresismo latinoamericano parece haber identificado fórmulas concretas
que pueden reflotar las relaciones entre los jóvenes y la política tradicional,
aunque todavía es pronto para afirmar que van a poner fin al abstencionismo
juvenil. Comenzar por propuestas claras y específicas, pero, sobre todo,
viables, parece ser un primer paso hacia un acompañamiento definitivo.
[i]
https://www.cepal.org/es/temas/proyecciones-demograficas/estimaciones-proyecciones-poblacion-total-urbana-rural-economicamente-activa
[ii] https://www.cepal.org/es/temas/proyecciones-demograficas/estimaciones-proyecciones-poblacion-total-urbana-rural-economicamente-activa
[iii]
https://ciep.ucr.ac.cr/images/INFORMESUOP/EncuestaFebrero2018/Informe-encuesta-FEBRERO-14.pdf
[iv]
https://ciep.ucr.ac.cr/images/INFORMESUOP/EncuestaAbril2018/Informe-encuesta-ABRIL-25.pdf
[v]
https://es.scribd.com/document/377558353/Resultados-de-la-Gran-Encuesta-Caracol-television-Blu-Radio-y-Semana-27-de-abril#from_embed
[vi]
http://www.nacion321.com/voto-millennial/encuesta-millennials-lo-tienen-claro-51-votaria-por-amlo-para-presidente1
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