Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Gloria Pagés
El
24 de mayo por la tarde se conoció la noticia: falleció Adelina Dematti de Alaye,
una de las madres que en 1977 fundaba Madres de Plaza de Mayo, en ese trágico
año en el que era secuestrado y desaparecido su hijo Carlos Esteban, en la
localidad bonaerense de Ensenada. Carlos fue uno de los dirigentes de la Unión de Estudiantes Secundarios que encabezó la lucha por el boleto estudiantil, y trabajaba también como
tornero en un taller de Berisso.
Adelina
había nacido en Chivilcoy y era docente. Su pasión por la fotografía la llevó a
retratar muchísimos momentos de la lucha contra la dictadura y por el juicio y
castigo a los genocidas. Llevaba su cámara Kodak a todos lados, la mayoría de
las veces escondida en su cintura, desde donde “apuntaba”. Así fue una de las
que sacó las primeras fotos de las, también primeras, rondas a la Pirámide de
Mayo. Fotografió y documentó absolutamente todos los pasos que fue dando para
hallar a su hijo. Hoy Carlos continúa desaparecido, pero la investigación
minuciosa que Adelina realizó constituye uno de los archivos más completos, de
inigualable valor.

También,
gracias a sus investigaciones y a su declaración en el juicio, el entonces
vicedecano de la Facultad de Medicina de la UNLP, Enrique Pérez Albizú,
renunció a principios de 2014 a su cargo y después fue exonerado por las
autoridades de la universidad, porque Adelina demostró que –entre el 25 de
febrero y el 25 de mayo de 1977– firmó nueve registros de exámenes fraguados de
cadáveres NN de personas asesinadas por los genocidas en los que hacía figurar
que habían fallecido en “enfrentamientos”. Además de Pérez Albizú, Adelina dio
cuenta de más de veinte médicos policiales que falsificaban actas de defunción
en las que constaban falsos enfrentamientos.
La
vida de Adelina estuvo dedicada a la lucha por el castigo a los genocidas y por
encontrar la verdad sobre lo ocurrido con los desaparecidos. Su enorme archivo
hecho a pulmón fue un punto de apoyo enorme para denunciar y encarcelar a
algunos genocidas. La muerte de Adelina reactualiza la necesidad de seguir
luchando contra todo intento de reconciliarnos con los que llevaron adelante el
golpe y de ponerle un punto final a los juicios. Nos pone una vez más ante la
urgencia de seguir exigiendo la apertura total e irrestricta de los todos los
archivos que el Estado y la Iglesia tienen en su poder.
y Twitter: @escuelanfp
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