Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Gabriel Loza
El Instituto Nacional de Estadística (INE) entregó
recientemente, de un solo golpe, los datos mensuales hasta diciembre de 2015
del Índice Global de Actividad Económica (IGAE), del PIB trimestral y del PIB
anual, todos los cuales señalan que la tasa de crecimiento de la economía del
país fue de 4,85% en 2015.
No obstante la meritoria labor que está realizando el
Director del INE, lo recomendable es que para un adecuado seguimiento de la
economía, sobre todo para determinar los efectos del shock externo que nos está
afectando, esa información nos sirva según la periodicidad para la cual fue
establecida, es decir, tener lo antes posible el indicador mensual (IGAE),
puesto que el último dato publicado era el correspondiente a agosto; y disponer
del indicador del PIB al tercer trimestre antes del dato del PIB de todo el
año.
Lo importante es que la economía boliviana ha seguido
creciendo, es decir, registra tasas positivas. Pero falta agregar, como les
comento a mis alumnos cuando analizan el comportamiento de las variables
económicas, que cuando preguntan “cómo está tu mujer”, siempre contesto:
¿comparada con quién?, con la vecina, con las Magníficas o con la reina del
Gran Poder.
Así, la tasa de crecimiento del 4,85% del PIB boliviano ha
sido la más alta de los países de América del Sur y solamente Panamá nos gana,
con ayuda de sus “papers” del paraíso fiscal, con una tasa de crecimiento del
5,8%, la más alta entre los países de América Latina. Ahora, si comparamos la
tasa de la economía boliviana con la de las economías de mercados emergentes y
en desarrollo, que crecieron en 4%, también les ganamos, pero no así a los
países emergentes del Asia, que en promedio crecieron en 6,6%.
El mismo ejercicio podemos hacer al interior de nuestra
propia evolución económica reciente. La tasa del PIB en 2015 ha sido menor a la
registrada el año pasado, que fue de 5,5%; y menor a la tasa de crecimiento
promedio de los últimos cuatro años, es decir del periodo 2011-2014, que fue de
5,7%. Ahora, si la comparamos, con la tasa del modelito neoliberal, como a
algunos les gusta, durante 1989-2005 que fue de 3,6%, la tasa del 4,85% es más
alta, aunque inferior al récord del gobierno de Jaime Paz de 5,3% en 1991, y a
los dos años del boom de la capitalización en 1997 (4,95%) y en 1998 (5,03%),
durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Pero en lugar de realizar comparaciones que resultan
odiosas, es más importante identificar un primer efecto del shock externo en la
actividad económica, como son las tasas negativas de crecimiento de los
hidrocarburos (petróleo y gas) y los minerales, de -1,4% en 2015,
correspondientes al sector de la industria extractiva. Para alegría de los
antiextractivistas, este sector ha disminuido su participación en el PIB de
13,2% en 2014 al 10% en 2015, pero ha tenido una incidencia negativa de -0,2%
en la tasa de crecimiento del PIB, con lo cual se hubiera superado la meta del
5%, comparada con la incidencia positiva cercana al 1% que tuvo este sector en
2014.
La otra forma de medir el impacto del shock externo es por
el lado de los componentes del gasto del PIB, como son las exportaciones de
bienes y servicios. En términos de volumen, es decir sin considerar el efecto
de los precios, la demanda externa tuvo una incidencia negativa de 2% en la tasa
del PIB de 4,85%. De no haber ocurrido el shock externo, hubiéramos alcanzado
una tasa de crecimiento del 6,8%, como la registrada en 2013. Por tanto, los
datos del INE, aunque retrasados, confirman los efectos del shock externo en el
sector real de la economía boliviana.
y Twitter: @escuelanfp
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