Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Luis C. Romero
La sentencia contra los autores de los sucesos del 24 de mayo de 2008 en Sucre, dictada en marzo pasado, no colmó todas las expectativas de quienes fueron duramente humillados de un acontecimiento que golpeó la dignidad de los bolivianos y que al final del camino la justicia condenó a apenas 6 años de cárcel a la gran mayoría de los agitadores del racismo cruel en la capital.
Lo ocurrido en Sucre, mas allá de esa sentencia que no cura en nada el dolor de centenares de campesinos, nos debe llevar a hacernos una serie de preguntas que seguramente rondaron durante estos ocho años y señalamos como desafío urgente el cómo desterrar esas taras coloniales que marcan nuestras relaciones sociales y cómo construir sociedades verdaderamente democráticas, igualitarias, sin odios y sin discriminaciones.
La celebración de un nuevo aniversario de los chuquisaqueños, el 25 de mayo, nos lleva a mirar en otra dimensión el contenido de gesta libertaria sudamericana porque los que ayer marcaban un rumbo en la historia de los Zudáñez y Monteagudo, hoy recobra importancia porque en esa plaza central se echaba a la casta colonial y con indios a la cabeza, se le daba un giro emancipador de lo que fue ese hecho histórico.
La Revolución de Chuquisaca del 25 de mayo de 1809 fue un levantamiento popular contra las autoridades de la Real Audiencia de Charcas, con los componentes de un deseo libertario. Esos estudiantes de la Universidad San Francisco Javier, descontentos con autoridades de la época, se rebelaron seguidos por el pueblo, pidiendo la liberación de Zudáñez y la renuncia de García de León y Pizarro, hoy esa actitud digna debería expresarse para repudiar a la nueva casta de racistas que perdura en nuestra capital.
Este 24 de mayo el pueblo que acompañó la humillación campesina en su máximo dolor tendría que volver a repiquetear las campanas de la Iglesia de San Francisco, hasta rajarse como fue el 25 de mayo de 1809, convocando a la unidad de los chuquisaqueños, para dar una lección a quienes incitaron las formas más violentas del racismo que perdura en mentes coloniales.
Para la memoria de los chuquisaqueños dispuestos a mirar su futuro, no debe quedar fuera de su retina a aquellos que incitaron a la violencia desde el tiempo de la Asamblea Constituyente con nombres como Jaime Barrón, Jhon Cava, expresidente del Comité Cívico y vinculado a cívicos de la media luna junto a Branko Marincovic; con Savina Cuéllar, exprefecta de Chuquisaca que se prestó al juego sucio de los opositores y como “Judas”, traicionó a sus “hermanos”.
Pero también estaban en medio, Fidel Herrera, expresidente del Concejo que estaba en pleno conflicto racista y no dijo nada al ver a sus hermanos humillados. ¿No conoció acaso que juntamente a Aydée Nava, exalcaldesa de Sucre se refugiaron por años en Ocurí, con el IPTK, en proyectos “defendiendo a sus hermanos campesinos”?
Los sucesos del 24 de mayo de 2008 fueron el resultado de un proceso, de la acumulación de conflictos y de enfrentamientos. Además, fueron el resultado de manipulaciones políticas divisionistas que fueron estratégicamente bien armadas desde las élites oligarcas de Santa Cruz, con apoyo de la dirigencia sucrense con afanes conspirativos para frenar el proceso democrático y dividir al país.
El show organizado en plena plaza 25 de mayo después de la sentencia en “solidaridad” con los acusados por esa casta de racistas fue la demostración de la peor vergüenza expresada a esa dirigencia y sus ex autoridades que en ningún momento reconocieron que se equivocaron, más bien fue la reconfirmación de su visible espíritu colonial, con alta carga racista.
Los lamentos hipócritas, el llanto a sus huestes debería ser más bien su arrepentimiento por tan salvajes muestras de odio a sus “hermanos” que hace 8 años experimentaron la crueldad del colonialismo racista.
La memoria del pueblo nunca olvidará ese cruel episodio y castigará cada vez que se escuche agitar banderas para elecciones de autoridades y condenará con su voto para expulsar a los que fueron sus verdugos. Solo así lucharemos por la dignidad de un pueblo que ya no quiere esta casta de autoridades y de los promotores del racismo, sino que espera el tiempo de la verdadera justicia que, estamos seguros, tarde o temprano llegará al pueblo.
y Twitter: @escuelanfp
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