Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Roberto Savio
La publicación de los documentos de Panamá ha sido
asimilada al cabo de unos días, como si de un escándalo cualquiera se tratase.
Tanto
nos acostumbramos a los escándalos, que dejamos de distinguirlos, contribuyendo
a una reacción pública general: todos son corruptos y la política es pura
corrupción. De esto, por supuesto, se aprovecha la derecha radical y los
partidos xenófobos, que no paran de crecer en todas las elecciones, a partir de
Donald Trump en Estados Unidos a Nigel Farage en el Reino Unido. Farage
rápidamente exigió la renuncia de Cameron, que se encuentra entre los usuarios
de la oficina jurídica panameña Mossack Fonseca, responsable por asistir a más
de 14.000 clientes en crear 214.488 empresas en 21 paraísos fiscales.
En
algunos casos, como en el de Islandia, la indignación pública causó la dimisión
del primer ministro. Pero por norma la reacción general siguió el modelo de
Cameron: negar cualquier irregularidad y simplemente esperar que la indignación
se disipe.
Los
papeles de Panamá por supuesto recibieron un espacio muy destacado en los
medios de comunicación, manteniéndose presentes varios días (nunca más de
cinco). Pero los medios de comunicación hacen pocos esfuerzos para mirar más
allá de los papeles de Panamá y averiguar la situación real de los paraísos
fiscales. Si lo hubiesen hecho saldría a la luz una verdad muy incómoda: los
mismos países que hablan públicamente en contra de esos paraísos, poco hacen
para eliminarlos.

Está
claro que las Islas Vírgenes Británicas son un territorio británico, al igual
que las Bahamas, Bermudas, Turk y Caicos y por tanto, Londres podría obligar a
estos territorios a cumplir las leyes internacionales en materia de
transparencia y rendición de cuentas. Los documentos de Panamá se refieren
simplemente a "una empresa en un solo lugar", nota el economista
Gabriel Zucman, autor del libro “La riqueza oculta de las naciones: La plaga de
los paraísos fiscales". "Por lo tanto” --añade Zucman-- “no pueden
ser representativos de lo que está sucediendo en todo el mundo". Se
desconoce el número total de empresas registradas con el intuito de evadir
impuestos.
De
hecho, Zucman estima que hoy en día en los paraísos fiscales se oculta la
asombrosa cifra de 7,6 billones de dólares, un 8% de la riqueza financiera
mundial. El economista nota que según el Financial Secrecy Index, publicado por
la Red de Justicia Fiscal, con sede en Washington, Estados Unidos es uno de los
principales paraísos fiscales, justo detrás de Suiza y Hong Kong.
Un
excelente ejemplo de doble rasero. Después de revelarse que los bancos suizos
ocultaban capitales norteamericanos (que llevó el Tesoro estadounidense a
aplicarles una fuerte multa), en 2010 los EE.UU. aprobaron la Ley de Foreign
Account Tax Compliance (ley de cumplimiento tributario de cuentas extranjeras),
la cual requiere que todas las empresas financieras del mundo compartan datos
sobre estadounidenses con cuentas en el extranjero. Pero al mismo tiempo los EE.UU.
se niegan a firmar cualquier acuerdo de intercambio de información financiera
con otros países.
El Sr. Kleinbard y la Sra. Lowe, del Global Financial Integrity, afirman que los bancosestadounidenses están plagados de dinero procedente de inversores extranjeros. Kleinbard, que era jefe de gabinete de del comité conjunto sobre impuestos del Congreso, declara: “EEUU exige que el resto del mundo revele cuando un americano tiene una cuenta en una institución extranjera, pero EEUU no devuelve el favor al no proporcionar información similar sobre inversores extranjeros en bancos norteamericanos a las jurisdicciones domésticas de aquellos”.
Pero,
en realidad, el secreto de los bancos estadounidenses va más allá. De hecho,
varios Estados americanos usan sus privilegios constitucionales para proteger a
sus bancos, incluso del gobierno central. Heather A. Lowe, la asesora legal y
directora de asuntos gubernamentales de Global Financial Integrity en
Washington, advirtió que el problema estaba en cualquier Estado americano, no
sólo en el más notorio. "Se pueden crear compañías anónimas en cualquier
lugar en los Estados Unidos: El motivo por el que la gente conoce Delaware,
Nevada y Wyoming es que esos estados hacen marketing a nivel
internacional".
Por
ejemplo, el secretario de Estado de Delaware ha subrayado en sus informes
anuales que este esfuerzo de marketing ha permitido al "Estado conectar
con miles de profesionales del derecho en docenas de países en todo el mundo
que relatan el fenómeno de Delaware". Nevada contaba con un anuncio
similar en la página web del Estado: ¿Por qué incorporar en Nevada? informes y
requisitos de revelación mínimos. Accionistas no son registro público".
John
Cassara, un ex agente especial del Departamento del Tesoro, escribió en el New
York Times del 7 de abril sobre la frustración que los agentes fiscales sienten
al tratar de investigar "quién o qué está detrás de esa empresa:
básicamente te retiras. No importa si es el FBI, a nivel federal, estatal o
local. Ni siquiera el Departamento de Justicia puede obtener la información. No
hay nada que hacer." Cassara tuvo que abandonar una investigación en
Nevada cuando encontraron una corporación que había recibido más de 3.700
transferencias electrónicas sospechosas, por un total de más de 381 millones de
dólares.
Claramente,
no se pueden establecer reglas para la gobernanza mundial cuando los países
ricos e importantes tienen un doble rasero, y ni siquiera consiguen poner orden
en su propio hogar. Pero la falta de gobernabilidad global se vuelve aún más
evidente cuando descubrimos que los 34 miembros de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) debaten la temática de impuestos
globales excluyendo a todos los otros países del mundo.
El Grupo
de los 77 y China, que cuenta con 134 miembros, ha pedido en repetidas
ocasiones que la ONU desempeñe un papel más importante en la cooperación fiscal
global, siempre en vano. Importa notar que en la lista de titulares de cuentas
en Panamá encontramos un gran número de personalidades de los países árabes,
China, Nigeria, Brasil y así sucesivamente. Pero hay un problema cultural, al
que no se encuentra solución.
Las
autoridades fiscales de los países de la OCDE consideran que en asuntos
delicados, es mejor excluir a los países en desarrollo, porque su presencia
facilitaría un mecanismo de negociación que podría dejar a los países de la
OCDE en posición minoritaria. Adoptar ese mecanismo significaría reconocer que
la gobernabilidad mundial se alcanza únicamente a través de un sistema de
consulta y decisión democrático.
Sin
embargo, tal reconocimiento no refleja en absoluto el estado de ánimo que
prevalece en un mundo cada vez más fracturado. Por lo tanto, es más lógico
esperar muchos más escándalos, seguidos de unos días de atención a los nombres
involucrados, seguido de una recaída total, hasta que surja el próximo
escándalo.
¿Cuánto
tiempo puede durar este ciclo sin dañar los cimientos de la democracia? Difícil
de predecir. Entretanto, algunos defensores del sistema actual ya afirmaron que
los escándalos son la prueba de que la democracia está viva. Pero si la falta
de confianza ciudadana en las élites políticas y económicas sigue aumentando,
cuesta creer que tales escándalos ayuden a la democracia…
Periodista
italo-argentino. Co-fundador y ex Director General de Inter Press Service
(IPS). En los últimos años también fundó Other News, un servicio que
proporciona “información que los mercados eliminan”. Other News . En
español:http://www.other-news.info/noticias/ En inglés:
http://www.other-net.info
y Twitter: @escuelanfp
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