Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Teresa Morales Olivera
Los
que postulamos el SI en el referéndum del 21 F estamos obligados a ser muy
serios en dar y en darnos explicaciones consistentes
de lo que significan los resultados de la consulta.
Habiendo
ganado de manera contundente las elecciones de noviembre 2014 la pregunta es:
qué ha sucedido para que a los 16 meses no se haya mantenido ese triunfo
electoral? Por un lado, dadas las
características durísimas de la campaña para el referéndum del 21 F, es
ciertamente un logro de nuestro gobierno
haber mantenido la votación de casi la mitad de los electores, lo que ha
sido calificado por el Presidente como un “voto duro” que, a pesar de la fuerte
disputa, no ha entregado su voto. Sin embargo de eso, por otro lado no es menos
cierto que, de noviembre de 2014 a febrero de 2016, se perdieron votantes
concentrados principalmente en clase media urbana y voto juvenil a pesar de que
el apoyo a la gestión gubernamental mostrado en encuestas se ha mantenido cerca
al 80%.
Cómo
entonces es que ha ganado el discurso liberal de la alternancia, tan vacío de
sustancia, tan ligero y simple cuando estamos a diez años de iniciar un proceso
de cambio histórico, habiendo logrado conseguir mejoras e indicadores
económicos que son contundentes y con un impacto reconocido, incluso por opositores, de
disminución de la pobreza y la llamada “inclusión social”? Cómo se explica el resultado del 21 F en
momentos en que el crecimiento económico es medalla de oro en la región, la
estabilidad de la economía es ya un patrimonio nacional, tenemos una inversión
pública boyante, reservas internacionales nunca antes vistas y cuando además no
hay indicadores que pudieran generar nerviosismo y temor en la población como
podría ser una inflación elevada o carencias y desabastecimiento (como sucede
en otros países de la región) o la disminución de los ingresos de la mayoría de
los bolivianos y bolivianas?.
Primero,
el caso del Fondo Indígena ha mostrado no sólo los errores ya reconocidos sobre
el diseño del Fondo, sino errores que hasta aquí no se habían cometido, por
ejemplo que las y los acusados no se hayan presentado voluntariamente a la
fiscalía a someterse a investigación demostrando en los hechos su voluntad de esclarecimiento.
Cierto
es que la oposición puso en marcha todas sus armas para esta campaña sobre todo
las armas más innobles. Para los defensores del NO sólo fue necesario pactar
pocos elementos de campaña, no fue necesario acordar programa ni candidatos lo
que hubiera sido imposible porque los defensores del NO sumaban personajes
desde la extrema izquierda trotskista, grupos de ambientalistas radicales,
neoliberales moderados y radicales, e incluso dirigentes políticos con rasgos y
propuestas indígenas. Esta oposición
política ha hecho lo que siempre hace, una guerra sucia llevándola a extremos
nunca antes vistos, esa costumbre de la oposición boliviana, que siempre ha
sido apoyada por el imperio, eso no es una novedad, hasta ahora había sido
derrotada por las filas del cambio debido a que los líderes y sus voceros fueron
siempre capaces de triunfar por sobre toda acusación y bajeza.
Es
cierto que esas acusaciones mermaron en algo la potencia electoral de las
posturas del SI, pero si buscamos ahondar en las explicaciones podremos encontrar
otras muchas razones que son de responsabilidad nuestra y en esto hay que ser
consecuentes con los procesos de crítica y autocrítica que estamos obligados a
hacer en las filas del cambio: además de lo señalado en el tema Fondo Indígena,
hay que decir que claramente hubo una desconexión de lo logrado en la economía que
muestra ser de vanguardia y referente internacional, con el discurso político
que tuvo perfil de posturas defensivas más propias de la resistencia y de
retaguardia. El discurso político en la
campaña se ha centrado en presentar una amenaza del retorno de un pasado, que al
menos para la gente más joven es un pasado lejano.
No
se ha percibido que los logros económicos alcanzados en los últimos diez años
ya se han convertido en patrimonio del pueblo boliviano y son asumidos por
todos como algo irreversible. En particular la clase media y la juventud van
por más, hay nuevas y diferentes expectativas. Incluso los sectores que han
pasado recientemente a formar parte de la clase media dan por hecha esa
movilidad social lograda, pero sin embargo, inspirados en la audacia y valentía
del discurso de cambio de estos diez últimos años, ya no se conforman con
bienestar económico e inclusión social solamente, quieren y piden más.
El
discurso electoral ignoró que tanto la juventud como la clase media, incluso la
más tradicional que también han cambiado su mirada de futuro, todo el pueblo ha
cambiado su imaginario colectivo, son otras las expectativas y las seguridades
que busca y espera conseguir, el discurso no ha leído ni atendido esas expectativas.
Por
un lado lo económico ha quedado corto para el discurso del cambio, y esto es lo
natural porque ninguna revolución progresista puede afincarse sólo en logros
económicos, pero por otro lado el discurso político de la campaña en gran parte,
con excepciones, ha perdido la audacia de hablar del futuro y ha mirado sólo
hacia el pasado intentando mostrar el retorno al pasado como una amenaza
latente, lo cual es real, pero no sirvió
para lograr avanzar o al menos consolidar los avances en la construcción de
hegemonía, y menos logró introducir elementos más creativos en el nuevo
contenido del imaginario colectivo principalmente de clases medias y
juventudes. Cuando la nueva constitución planteó el horizonte del vivir bien, convocamos
a todos a soñar e imaginar el futuro en múltiples dimensiones, hemos ido
creando un nuevo sentido común, pero para este 21 de febrero les hemos hablado
sólo de bienestar económico y social, no hemos sido consecuentes no hemos incluido
las otras dimensiones del vivir bien, la dimensión cultural, la relación con la
madre tierra, tampoco se ha propuesto los elementos (que son vitales para una
revolución democrática y cultural) orientados a lograr el abandono del disfrute
material individualista del capitalismo por el sentido propio de lo colectivo
como espacio de realización de un bienestar de nuevo tipo. Y lo grave es que no
sólo lo hemos ignorado en el discurso sino que lo hemos descuidado en nuestras
propias prioridades y prácticas cotidianas de gobierno.
En
esta etapa es necesario introducir nuevos valores y sentidos de vida propios de
la revolución democrática y cultural en un país multicultural. Detenernos supone derrota, es vital avanzar en
nuevas dimensiones hacia la construcción
de nuevos paradigmas de futuro. Ya la agenda 2025, aunque bien elaborada, tiene
esa grave carencia, está planteada con metas orientadas a la vida material de
la población, cuando hemos propuesto al mundo un nuevo paradigma basado en
entender que “lo humano” no es sólo lo material y menos lo individual. El discurso político de la campaña no estuvo
orientado a nuevos paradigmas que puedan cualificar el discurso hegemónico logrado y menos ampliar su capacidad
articuladora, mas por el contrario la sombría amenaza de retorno al pasado, propio
de un discurso de defensiva, nubló todos los logros alcanzados con optimismo
con audacia y creatividad, atributos que en los discursos de anteriores
momentos electorales y también en momentos no electorales así como en nuestra
propia forma de ser y de vivir fueron más bien nuestra característica
principal.
y Twitter: @escuelanfp
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