Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: José Vicente Rangel
Su imagen crece día tras día. No como culto, sino como sincera devoción
por alguien que se entregó sin descanso a la tarea de redimir a un pueblo
1) Lo conocí en el Teatro de la Academia
Militar el año 1973, cuando con Anita visitábamos a nuestro hijo, para la fecha
cadete del primer año, cuyo jefe de pelotón era el Brigadier del tercer año,
Hugo Chávez Frías, quien solía acercarse a nosotros para conversar y hacer
preguntas sobre la situación del país. Cuando Pepe fue expulsado de la Academia
porque, supuestamente, era un golpista en potencia, le perdí el rastro. Luego
volví a saber de él en la madrugada del 4 de febrero de 1992. El cineasta
Carlos Azpúrua me llamo por teléfono a casa para decirme que había una “plomazón”
en los alrededores de La Casona y por la tarde vi su imagen --ya cautivo-- en
la televisión dirigiéndose al país en un lacónico e impactante mensaje de
rendición en el que asumía plenamente su responsabilidad en el levantamiento de
la joven oficialidad del Ejército.

3) Mi relación con él siempre fue cordial,
con rasgos de calidez humana. Me hizo la distinción de designarme Canciller de
la Republica, Ministro de Defensa y Vicepresidente Ejecutivo. Diferimos y
coincidimos muchas veces. Nuestra amistad se fundamentó en una lealtad que
resumía la crítica y la autocrítica. Ese era Hugo Chávez, mi amigo, de cuya
muerte se cumplieron el sábado pasado tres años. Poseía una pasmosa intuición
política. Un coraje ilimitado. Una inmensa voluntad de trabajo. Y sabía
combinar, magistralmente, idealismo y pragmatismo. Estuve muy cerca de él en
situaciones extremadamente difíciles que supo resolver con audacia temeraria y
calculado sentido de la realidad.
4) Su capacidad para comunicar no tiene
precedentes en Venezuela. Su palabra se alimentaba de lecturas, vivencias
populares y capacidad para traducir en lenguaje llano los temas más complejos.
Sabía cómo llegarle al pueblo con la verdad por delante y la transparencia de
sus planteamientos. Su identificación con el común no tenía parangón. Lo
entrevisté para la televisión, a lo largo de 20 años, en 17 oportunidades, en
momentos de agudas tensiones, y en esos diálogos destaca la coherencia de su
pensamiento, la continuidad de su accionar político y la lealtad a los
principios. En una de esas entrevistas, en los jardines del Palacio de
Miraflores, con el Cuartel de la Montaña al fondo, donde estuvo su puesto de
mando el 4 de febrero y ahora descansan sus restos --rodeados del fervor
popular--, me dijo: “Todas las mañanas tomo el primer café del día y reflexiono
mirando el Cuartel de la Montaña”. Y agregó: “Siempre se debe tener una
referencia constante, que lo ate a un compromiso superior, en la que converjan
pasado y presente, para saber si realmente uno es consecuente con lo que
promete”.
5) Su imagen crece día tras día. No como
culto, sino como sincera devoción por alguien que se entregó sin descanso a la
tarea de redimir a un pueblo. Pasa el tiempo y él sigue viviendo en el corazón
de millones de compatriotas. No es mito: es una corriente vital que emana de lo
profundo de la nación. Chávez es multitud. Es presencia cotidiana, y no simple
recuerdo. Los carroñeros de la política que se esforzaron por destruirlo en
vida, persisten en su empeño y tratan, inútilmente, de acabar con su memoria. A
tres años de su partida está más presente y activo que nunca. ¡Chávez siempre!
*Vicepresidente de la Revolución Bolivariana entre 2002 y 2007. Texto
publicado en revista Punto Final.
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