Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Daniel Araújo
Valença
En 2015 presenté a Bolivia dos análisis sobre la coyuntura brasileña[1]. En aquel momento, señalé la
difícil situación del país y las causas inmediatas de ella.
Razones históricas
Sus razones más profundas reposan en la formación social de Brasil
que, en superficial resumen, se caracterizó por la preservación del latifundio,
la intensa explotación del trabajo y una democracia de baja intensidad, con
concentración del poder político en manos de oligarcas. Debido a su tamaño y
posición geográfica, densidad demográfica y determinados contextos internacionales
–como la 2° Guerra Mundial– alcanzó a desarrollarse, pero mediante una modernización
“conservadora”. El país se industrializó, creció su renta nacional, aunque sin
alterar sus estructuras socioeconómicas.
La burguesía no desplazó la aristocracia colonial y el latifundio
permaneció intacto. La clase industrial
fue la extensión de la oligarquía. De facto, puede decirse que las transiciones
en Brasil se hacen “por lo alto”, lo que Gramsci llamaba de revolución pasiva.
Partido de los
Trabajadores
En cuanto a las causas inmediatas, importa rápidamente rescatarlas. El
ascenso del Partido dos Trabalhadores (PT)
aconteció bajo condiciones muy específicas. A pesar de esa agremiación
poseer características en común a las izquierdas latinoamericanas que nacieron
después de las dictaduras militares –nuevos modelos organizativos que reflejan
sus respectivas realidades nacionales y bases sociales más amplias– así como el
MAS-IPSP, PSUV, Frente Amplio, el PT siempre tuvo a los obreros como su motor,
el socialismo como el horizonte
estratégico.
Ocurre que el PT fue creado en 1980, en un contexto
de efervescencia popular contra la dictadura, pero de comienzo de revés de la
izquierda socialista internacional. Al posterior derrumbe del régimen soviético
y la derrota de la revolución sandinista, iba a sumarse la victoria de la
derecha en los escrutinios de 1989 y 1994 en Brasil. Ese conjunto de hechos
llevó a un período de defensiva estratégica de la izquierda socialista.
Así, desde 1995 el PT empieza un lento movimiento
de reemplazar la estrategia democrático-popular y socialista –la lucha por
reformas estructurales y por el socialismo– por una progresista –el combate al
neoliberalismo desde la inclusión social y económica–.
Desestabilización
opositora y “caso Lula”
La victoria de 2002 de Lula se dio bajo la nueva
estrategia. Una vez más en su historia, la transición ocurrió “desde lo alto”, pero
ahora de manera progresista y no conservadora.
El Estado comenzó a intervenir en la economía y hubo una
salida de la pobreza y el hambre de decenas de millones. Pero la vía
progresista presentó efectos colaterales: con el abdicar de la educación y
organización política de los trabajadores, la sociedad se tornó más
conservadora y, como consecuencia, el Estado y el gobierno también.
El desarrollo bajo el pacto de clases comenzó a
cambiar con los nuevos vientos de la economía: con la crisis internacional de
2008 y la caída de los precios de las materias primas, el gran capital que
"aceptaba" un gobierno dirigido por el PT, exigió la reducción del Estado,
de los derechos sociales y laborales.
Después del escrutinio de 2014, el gobierno Dilma y
el PT permanecieron con la estrategia conciliatoria. La derecha, con una mayoría
en el legislativo, actos de calle y otros diversos métodos de
desestabilización, intentó un golpe blando a fines de 2015. Es desde el
Estado, sin embargo, que sectores del sistema de justicia intentan una
investigación policial selectiva, y con permanente dirección por los medios de
comunicación, especialmente la Tv Globo, a cohibir el PT, a Lula y al Gobierno.
Su último capítulo fue la “conducción coercitiva” del Presidente Lula
para prestar declaración a la policía. Una flagrante ilegalidad ya que el
código de proceso penal (Art. 260) determina la obligatoriedad de la intimación
y la recusa del acusado como condición objetiva para la medida.
Lula fue conducido a prestar declaración en el aeropuerto de São
Paulo. La elección del aeropuerto como ambiente se dio por ser el más
anti-Lula, pues por allá transitan los de arriba, la cobertura en vivo de Globo
mostraría un cierto “apoyo popular” a la prisión. En realidad, centenares de
personas fueron hasta el aeropuerto y delante de la casa del ex presidente para
prestar solidaridad. Hubo confrontación entre manifestantes y algunos quedaron
heridos. Por todo el país, militantes salieron a las calles en contra la medida
arbitraria.

Desde allí, el Ministerio Público acusó a Lula por
un apartamento que no es suyo. Nuevamente una denuncia ampliamente divulgada
por la prensa, antes de la manifestación conservadora que se dará en 13 de
marzo. Las fuerzas de izquierda están concentrando sus energías para grandes
manifestaciones el 18 y 31 de marzo, fecha simbólica del golpe de Estado de
1964.
El escenario
actual
El escenario para las izquierdas consecuentes no es
bueno. La derecha avanza en el Estado y en los medios de comunicación. La
oposición de izquierda tampoco tiene inserción en las clases trabajadoras para
frenar la derecha y representar alternativa de poder. En toda su historia, las
clases trabajadoras estuvieron adelantados solamente tres veces en el escenario
político nacional. Durante el gobierno Vargas y Goulart, estaban como accesorias
y se trataba de vías progresistas. La tercera de ellas, con Lula en 1989, fue
la primera vez en que la clase presentó un proyecto político proprio y
socialista, protagonizando el proceso. Las
tres experiencias terminaron con el posterior ascenso conservador.
Para el PT hay solamente una posibilitad. Rescatar
su historia y disposición revolucionaria para combinar la lucha social con la
electoral. Reforzar el Frente Brasil
Popular, alianza de sindicatos, movimientos y partidos de izquierda, y alterar
la correlación de fuerzas en la sociedad. Demostrar su opción de clase y exigir
cambios urgentes y profundos en el gobierno.
Al intentar ir contra Lula de manera tan infame, la
derecha proporcionó una reacción popular sin precedentes, combustible para un
difícil pero posible giro en la lucha de clases en Brasil.
*Profesor de Derecho en la Universidade Federal
Rural do Semiárido, estudiante de
doctorado con tesis sobre la Constitución de 2009 y el proceso de cambio en Bolivia.
Militante del PT.
(1) Fueron ellos América
Latina y la lucha de clases: reflexiones sobre el presente de Brasil y Variantes actuales de la coyuntura
brasileña: la posibilidad de la salida de la crisis por la izquierda,
publicados en La Época y en el blog de la Escuela Nacional de Formación Política,
Construyendo el Cambio Revolucionario hacia el Socialismo Comunitario.
y Twitter: @escuelanfp
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