Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Carla Espósito
En los últimos días se ha escrito y dicho
bastante sobre las causas que pueden explicar la derrota del Si en el
referéndum sobre el cambio constitucional para permitir que el presidente pueda
ser reelecto dos veces de manera continua. Se habló de temas de campaña y
programáticos, personalmente creo, sin disminuir la importancia de los primeros,
que los programáticos tienen mayor importancia para explicar los resultados y
quiero referirme a dos: el estancamiento en la construcción del estado Plurinacional
y el desvío en la lucha anti-neoliberal.
Una de las grandes banderas del proceso de
cambio, sino la más importante, que animó y condujo a la Asamblea Constituyente,
fue la de construir un estado plurinacional, es decir, un estado que
representara a todas las nacionalidades en pie de igualdad, donde no hubieran
unas naciones más importantes que otras, unas culturas mejores que otras, donde
todas las naciones tuvieran el mismo derecho a expresarse cultural y políticamente
dentro de sus propias estructuras políticas y jurídicas y nadie sufriera las
represalias de la discriminación por el color de su piel. Esto, en otras
palabras, significaba la destrucción del estado colonial.
Pienso que este es uno de los temas en los que
el proceso de cambio se estancó, al menos hasta hoy. Hay quienes dicen que el
estado colonial ha muerto y que solo quedan resabios del mismo porque existen
indígenas en el gobierno. Sin duda este es un gran paso y ha cambiado la manera
del verse de los pueblos indígenas en la historia, pero esto por sí mismo está
lejos de haber desmontado el estado colonial que está ahí y más vivo que nunca
y se manifestó con toda a su crudeza y transparencia en la campaña por el NO
que circulo sobre todo en las redes sociales ridiculizando, ofendiendo y
estigmatizando lo indígena. Si este tipo de campaña tuvo éxito es porque
todavía seguimos siendo una sociedad colonial que continúa reproduciendo los
viejos prejuicios y jerarquías raciales. Si hay alguna falla en ese proceso es
la de no haber generado un cambio cultural, una revolución de las conciencias y
de las estructuras mentales.
El segundo tema es el de la desviación
programática. Una de las consignas con las que este proceso se ha identificado
políticamente en sus inicios aparte del anticolonialismo es el anti
neoliberalismo y en este tema hemos generado una suerte de esquizofrenia entre
el decir y el hacer. Efectivamente, uno de los grandes logros de este proceso
ha sido la recuperación de las empresas estatales que permitió al Estado la
disposición de grandes sumas de excedente que se tradujo en el despliegue de importantes
políticas redistributivas que redujeron la pobreza, la extrema pobreza, estrecharon
las desigualdades y alentaron esfuerzos importantes en tratar de construir
alguna industria nacional con la consecuente generación de empleo, pero ahí nos
quedamos. En el camino se perdieron las demandas por una mejor distribución de
la tierra en el oriente, por el fin del latifundio y el cuidado de la madre
tierra y en lugar de ello se llamó a una cumbre agraria para legitimar una
serie de concesiones a la agroindustria como la ampliación de la frontera
agrícola y la ampliación del tiempo de revisión de la función económico social.
Las reformas de la banca legitimaron otro conjunto de concesiones al capital
financiero, sin hablar de la estructura de impuestos que sigue siendo más regresiva
e incluso más liberal que la chilena, ni de la minería cooperativista que es
uno de los modelos más salvajemente capitalista.
Aparentemente con todas estas concesiones se
esperaba un triunfo electoral en el oriente, pero ocurrió lo contrario, éste votó
de manera aplastante por el NO, con un 60.44% ¿Qué demuestra esto?, que el
proceso de cambio erró al desviar su programa inicial para conquistar a la
burguesía del oriente y la agroindustrial y lejos de encantarla e incorporarla
al proceso, lo que ocurrió es que muchos sectores de izquierda, antes
ilusionados con el proceso, quedaron tristemente decepcionados y optaron por
apartarse de él.
Quizás, de haber
triunfado el Si, se hubieran ratificado aquellas posiciones que alentaban
seguir por el camino de las concesiones. Pero más allá del duro golpe, la
derrota del Si parece decir lo contrario y abre otras posibilidades al interior
del proceso pues hacen un llamado a la recuperación de sus banderas originales y
a su profundización. Hanna Arendt decía que el poder sólo es realidad donde
palabra y acto no se han separado. El No sin duda es un llamado a reflexionar sobre
esta separación.
La
autora es Socióloga
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios