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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

Rechazar cualquier tipo de imperialismo


Por: Rafael Puente
Hemos oído cómo nuestro Presidente explicaba que el imperio norteamericano se opone a la penetración de empresas rusas y chinas en América Latina, porque lo que quiere es mantener un control hegemónico en nuestros países. Probablemente tiene razón, pero la gran pregunta que queda pendiente es si necesariamente tenemos que escoger algún imperialismo o si, más bien, tenemos que ser consecuentes con nuestra Constitución Plurinacional -y con la política evidentemente soberana de los primeros años de este proceso de cambio- y rechazar cualquier tipo de imperialismo, sea norteamericano, ruso, chino o brasileño…
Y esto nada tiene que ver con xenofobia. Por supuesto, nuestro país necesita estar abierto a otras culturas y a otras experiencias, y también a otras economías y, por tanto, al eventual ingreso de empresas extranjeras, pero con tal de que, por una parte, realmente las necesitemos y, por otra parte, que no vengan a tomarnos el pelo ni a perjudicarnos.
No recuerdo que alguien se opusiera al ingreso de técnicos y capitales rusos cuando se montaba la planta procesadora de Vinto (era el tiempo en que nuestros mineros admiraban a los trabajadores rusos por su capacidad de beber sin interrupción una lata entera de alcohol de 90 grados…). Pero cuando el modelo neoliberal empezó a llenar al país de empresas transnacionales, con nombres españoles o italianos o yanquis, que venían a aprovecharse de nosotros y de nuestros recursos, sin aportar prácticamente nada, empezamos a sentirnos cada vez más incómodos.
Nunca olvidaremos a aquella transnacional gringa -la Bechtel- que se adueñó de las aguas del Tunari y hasta tuvo el atrevimiento de asumir su nombre, y ahí vino la Guerra del Agua y el fin del modelo neoliberal.
Lo que no podemos entender es que, después de haber recuperado el agua, las telecomunicaciones, la electricidad y los aeropuertos -sólo queda la PIL-, ahora estemos abriendo las puertas a megaempresas que amenazan nuestra soberanía.
Bastante hemos padecido con las constructoras brasileñas (de carreteras), que resultaron ser corruptas, y con esa otra empresa india -la Jindal- que nos hizo creer que industrializaría nuestro hierro (y nadie sabe cuándo pagarán lo que nos quedaron debiendo), para que ahora arriesguemos mucho más con megaempresas chinas que firman cualquier contrato, sobre temas que no manejan, para luego subcontratar a otras empresas, también chinas, que pueden cobrarnos lo que les da la gana (al no haber licitación no se puede comparar), pero que, además, nos traen masas de obreros chinos -se sabe que miserablemente mal pagados- que vienen a usurpar las potenciales fuentes de trabajo que mucha gente boliviana necesitaría. ¿No es eso una clara forma de imperialismo, sólo que salvaje?
Y ahora quieren venir los rusos, que no son lo mismo que los antiguos soviéticos. Probablemente sean menos burocráticos, pero todo el mundo sabe que en la nueva Federación Rusa campean las mafias. Y nosotros les queremos entregar nada menos que nuestro uranio para que decidan cómo manejarlo, sin que nosotros podamos opinar -como sí nos dimos el lujo de opinar sobre aquella Bechtel de Aguas del Tunari- para que conviertan a las tierras de El Alto en futuros desiertos radiactivos, para que incrementen hasta la desesperación nuestro tradicional déficit de agua y para que pongan en peligro la salud de todo un pueblo, puede que por generaciones…  ¿No es esa otra forma de imperialismo y, por supuesto, también salvaje?
Es en contra de eso que estamos compañero Presidente, de cualquier forma de imperialismo, sea político o económico, y aunque no sea norteamericano. Estamos en contra de las empresas transnacionales, y también de las megaempresas, aunque parezcan "nacionales”.
Y, personalmente, no me gusta nada la idea de que al final usted, que ha jugado un papel tan importante en nuestra historia, acabe quedando como el que introdujo a rusos y chinos en nuestro país…
El autor es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba Síguenos en Facebook:  Escuela Nacional de Formacion Politica 
Twitter: @escuelanfp


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