Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Marie-Laure Coulmin Koutsaftis
En
todas partes donde se aplican, en nombre de la deuda, las políticas
estructurales y la austeridad, estas obstaculizan la emancipación de las
mujeres y destruyen las conquistas feministas. En realidad las mujeres son las
auténticas acreedoras a nivel nacional e internacional.
El
hashtag #MeToo no debe hacernos olvidar que la lucha por los derechos de las
mujeres comienza contra las crecientes discriminaciones que padecen en nombre
de deudas ilegítimas públicas y privadas.
Porque
lejos de dedicarse a luchar contra las políticas económicas injustas y a evitar
el fraude fiscal, verdaderos responsables de los déficits públicos, los planes
de austeridad en el Norte y los de ajuste estructural en el Sur empobrecen a las
poblaciones de todo el mundo. Las privatizaciones, liberalizaciones y
restricciones presupuestarias que eliminan los derechos sociales se proponen
como únicas soluciones a la crisis y afectan directamente a las poblaciones más
frágiles y precarias. Entre ellas una mayoría de mujeres.
Madres
solteras, mujeres jóvenes, mayores, emigrantes o rurales sufren la pobreza,
acentuada por la austeridad, que endurece y agrava las desigualdades entre los
sexos y socava las conquistas feministas (1). En Francia, por ejemplo, las
mujeres son las primeras afectadas por la pobreza. Representan el 57 % de los
beneficiarios de las rentas de solidaridad activa (RSA), el 82 % de los empleos
a tiempo parcial, el 70 % de los trabajadores pobres (que viven por debajo del
umbral de la pobreza) (2).
Para
rebatir y desmontar el argumento de que la deuda pública estaría producida por
un supuesto exceso de protección social, en Europa y en otros lugares, el CADTM
pone en marcha el concepto de deuda social. Este se refiere al derecho
fundamental a una protección social de calidad, reconocida por el derecho
internacional. Bajo este ángulo, de repente las mujeres aparecen como
acreedoras de una deuda social del Estado hacia ellas.
Entre
las propuestas del CADTM, la que preconiza que los ciudadanos se constituyan en
auditores de la deuda permitiría poner en valor esa deuda social y demostrar
con cifras que la deuda pública no es una enfermedad vergonzosa de países
manirrotos, sino el resultado de políticas deliberadas e injustas
La
sanidad y los cuidados de las personas
En
la estela del gran retroceso social aplicado en nombre de la deuda pública, el
derecho de las mujeres a disponer de su cuerpo está en regresión en varias
partes del mundo. Los estados se desembarazan de su misión de servicio público
de la sanidad y la posibilidad de abortar en un contexto médico se vuelve
inaccesible para las clases desfavorecidas.
Primeras
afectadas por las medidas de austeridad y los despidos, las mujeres sufren
también fuertes desigualdades en su acceso a los cuidados. Los recortes en los
servicios públicos, hospitales, clínicas ginecológicas y centros para
dependientes también afectan a las mujeres, tanto en su faceta de pacientes
como en calidad de trabajadoras, puesto que en 2014 en Europa ellas
representaban el 78 % de la fuerza del trabajo de servicios sociales y
sanitarios y el 60 % del profesorado de primaria y secundaria (3).
Las
mujeres están más expuestas a la pobreza que los hombres
Tanto
en el Sur como en el Norte las mujeres son mayoritarias en los empleos
precarios (contratos temporales, trabajo interino, trabajo informal), las
primeras suprimidas en caso de despidos lo que no permite, o permite poco, a
las trabajadoras acceder a una buena protección social.
Las
remuneraciones de las mujeres continúan siendo más bajas que las de sus colegas
masculinos en puestos similares. Además ellas son mayoritarias en los empleos a
tiempo parcial, lo que reduce fuertemente el importe de las cotizaciones para
sus pensiones de jubilación. Todas esas desigualdades se vienen acentuando
desde el principio de la crisis y la aplicación de medidas políticas
presupuestarias restrictivas.
Mientras
que todas las mujeres están especialmente expuestas a la pobreza, la
precariedad de las mujeres jubiladas es todavía mayor, incluso aunque hayan
trabajado toda su vida. No solamente la edad de la jubilación para las mujeres
se ha retrasado en varios países de Europa, sino que además el importe de las
pensiones sufre repetidos recortes, en el marco de los programas de austeridad,
en Francia, en Grecia y en varios países del Sur. Así las jubilaciones
femeninas son de media inferiores en un 40 % a las de los hombres.
También
el número de mujeres mayores sin recursos y sin protección crece a ojos vista,
en particular porque el precio de los bienes públicos aumenta hasta el punto de
crear ejércitos de endeudadas con el Estado o los servicios «públicos», cuyas
prestaciones semiprivatizadas se añaden a los impuestos directos e indirectos
que lastran las facturas.
El
trabajo precario y el exilio económico afectan prioritariamente a las
mujeres
Proyectadas
por millones al mundo del trabajo precario y sin papeles debido a la
globalización, las guerras y la pobreza, las mujeres se emplean
prioritariamente en los sectores de los cuidados y las menos favorecidas en la
prostitución. Muy a menudo se hallan atrapadas en un círculo vicioso de
dependencia de un traficante, un empleador, un marido o una empresa.
El
fenómeno del exilio femenino en Europa arrancó justo después del hundimiento de
las economías de los países del antiguo bloque del Este, en el cénit de la
globalización, obligando a mujeres de todas las edades a exiliarse para
mantener a sus familias, aceptando empleos de empleadas de hogar o cuidadoras
mal pagadas en otros países de la periferia europea, a imagen de la hemorragia
de mujeres jóvenes que afectó a las Filipinas, Con la crisis de la deuda y la
bajada de las rentas de las clases medias, esas «mujeres de servicio» como las
llama Jules Falquet (4) han visto degradarse sus condiciones de vida todavía
más.
Los
estados de los Balcanes, recientemente unidos a la Unión Europea o en espera de
la integración, también se someten a la disciplina presupuestaria impuesta por
la sombra del BCE. La recesión, el desempleo y la pobreza que se derivan de
dicho sometimiento se combinan para acentuar el exilio de las personas jóvenes,
diplomadas o no, hacia los países del centro. Entre ellas, las mujeres son
mayoritarias.
Las
mujeres también son las primeras víctimas de los conflictos armados provocados
por el neocolonialismo, conflictos que utilizan la violación a la vez como arma
de guerra y como herramienta de tortura y coerción. Por otra parte la violación
también se dirige contra los hombres para «quebrarlos», una prueba, por si
hacía falta, de la naturaleza profundamente falócrata del poder militar y
policial.
Las
deudas privadas golpean directamente a las mujeres
Los
préstamos a estudiantes, generalizados en varios países del Norte, encadenan a
largo plazo a los jóvenes diplomados, mujeres y hombres, que deberán gestionar
un largo período de reembolso antes de poder adquirir la autonomía financiera,
viéndose así obligados a elegir sus carreras según una lógica de rentabilidad
obligatoria.
En
los países donde los planes de austeridad han desembocado en reducciones
drásticas de rentas, los préstamos hipotecarios contratados antes de la crisis
ahora no pueden ser pagados por los hogares. El resultado es que cada vez más
familias están amenazadas de encontrarse en la calle, como es el caso de España
y Grecia, donde el Gobierno ha empezado a efectuar las subastas inmobiliarias
online para eludir las vivas protestas de la sociedad civil.
Mujeres
víctimas del microcrédito
A
nivel mundial, las instituciones microfinancieras (IMF) se interesan por las
mujeres, que representar alrededor del 70 % de su clientela. Así el Banco
Mundial prosigue su estrategia de «bancarización» de nuevos sectores de la
población (5) para permitir al capital financiero acelerar la integración de
los 2.000 millones de adultos de todo el mundo que todavía no están cubiertos
por el sistema bancario, de los que la mayoría son pobres y mujeres, extendiendo
la oferta de servicios financieros a las transferencias de dinero, seguros,
facturas de servicios públicos (consumo de agua, electricidad, teléfono, etc.).
Al mismo tiempo, el Banco Mundial promueve una drástica reducción del papel del
Estado en la garantía de los servicios públicos delegándolos al sector privado
capitalista, que los transforma en mercancías. Entonces los pobres tienen más
necesidades monetarias, en especial las mujeres responsables de sus hogares.
Así acaban en manos de las instituciones microfinancieras que avanzan
enmascaradas tras la careta de la lucha contra la pobreza (6).
Apoyadas
por Attac/CADTM Marruecos, las luchas que llevan a cabo las mujeres víctimas
del microcrédito han dado la vuelta a la imagen abusivamente positiva de la que
se benefician las instituciones microfinancieras (7).
El
CADTM llama a la organización de las mujeres en comités de auditoría ciudadana
con el fin de anular todas las deudas ilegítimas y para poner fin a los
sistemas de dominación patriarcal y capitalista.
Reclamamos
la construcción o reconstrucción de servicios públicos gratuitos de calidad en
la educación, la sanidad, los transportes o la banca bajo una óptica de
transición energética ecofeminista. Reforzamos nuestra solidaridad con las
poblaciones dañadas por el microcrédito, por las políticas de las instituciones
financieras y por todas las sanguijuelas que chupan nuestras riquezas y nuestra
energía.
Agrupémonos
para luchar contra el sistema deuda, contra los acuerdos de libre comercio y
otros instrumentos económicos que explotan y humillan a las mujeres y a los
hombres, refuerzan las desigualdades, saquean y destruyen la naturaleza.
Empujan a las poblaciones a la emigración y arrojan a familias enteras a la
calle y las abocan a la precariedad, la mendicidad, la prostitución y el
suicidio (8).
Notas:
(1) Las europeas frente a la austeridad y a la
deuda pública
(2)Pour la santé des femmes, une précarité
lourde de conséquences
(3) Ver Oxfam International/ European Women’s Lobby, Op. Cit., p
24-25
(4) Lucile Daumas. Microcrédito, macroestafa.
Noviembre 2013
(5) Marruecos: Las capas populares bajo el
doble yugo del microcrédito y del despotismo
(6) Marruecos: Las capas populares bajo el
doble yugo del microcrédito y del despotismo
(7) Declaración final del Seminario «Mujeres,
deuda y microcrédito», realizado en Bamako del 15 al 19 de noviembre de 2017
Fuente:
http://www.cadtm.org/Journee-internationale-des-droits
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