Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Víctor Gutiérrez Flores
Al igual que hace más de cien años, los enemigos internos de la patria (los antipatria) antepusieron sus intereses político partidarios antes que enarbolar de manera conjunta la bandera de la unidad alrededor de la causa marítima. Esto se ha verificado de manera muy elocuente cuando casi la totalidad de los comités cívicos, plataformas ciudadanas y sus verdaderos promotores políticos estuvieron ausentes del gran y enorme ‘banderazo’ protagonizado por la mayoría del pueblo boliviano el sábado 10 de marzo del presente año. A diferencia de lo que hicieron en pasadas semanas, cuando con un ‘inusitado fervor’ marcharon durante varios días para resaltar el 21F. Esta conducta los muestra desde ya de cuerpo entero, es decir, como a los enemigos internos de Bolivia, aquellos que sin el menor sonrojo se muestran como los nuevos ‘chilenófilos’ del siglo XXI.
Este comportamiento, como bien sabemos, no es nuevo ni nos es ajeno, ésta fue la conducta invariable a lo largo de toda la existencia de Bolivia de casi la totalidad de los cipayos bolivianos. Lo importante en esta ocasión es que conozcamos a todos aquellos que se convierten en los verdaderos enemigos internos de la patria, de toda Bolivia en consecuencia. Para como corresponde desenmascararlos ante la ciudadanía y ante la historia.
Tarea importante por cierto en momentos en que la reacción en Bolivia ha comenzado a rearticularse con el claro afán de revertir el Proceso de Cambio que tiene lugar en nuestro país. Y es que para esa vieja clase política desplazada en octubre de 2003 le es imposible hacer política al margen del control del poder que durante décadas detentó en Bolivia. Está claro que para quienes durante casi toda su vida política estuvieron acostumbrados a vivir del Estado les es difícil estar ahora en el llano, más aún, privados ahora de extraer “recursos del Tesoro General del Estado para beneficio propio”, práctica que la ejercieron durante muchísimos años.
Este último factor es sin duda el que más les acongoja, y es que para quienes nunca han conseguido el patrimonio con el que cuentan merced a su propio esfuerzo y sacrificio debe ser algo mortificante el tener que trabajar ahora en lugar de asumir la tarea fácil de hacer ‘quebrar bancos’, de medrar del erario nacional, de estafarle al Estado a través de múltiples artimañas en las cuales han demostrado que son demasiado expertos.
Este aspecto es el telón de fondo que los motiva a lanzarse hoy día a las calles de manera desenfrenada a título de ‘defender la democracia’. Tamaña hipocresía muy pocas veces vista que también denota su tremenda incapacidad política para formular reales opciones en términos políticos, que es lo que en esencia le correspondería hacer a ese sector de políticos desplazados y hoy reciclados de algún modo a través de seudos comités cívicos y plataformas ciudadanas.
Éste es el verdadero ropaje que exhibe hoy día la antipatria en Bolivia. Sector al que no sólo hay que limitarse a desenmascarar, sino esencialmente a confrontarlo y derrotarlo en el campo político, tal cual corresponde en el escenario democrático.
Si bien la actitud chilenófila en Bolivia no es nueva ni debe sorprendernos, lo que en realidad nos enfada y en demasía es que este sector de antipatrias le haga coro a nuestro enemigo histórico, como es Chile, en un momento crucial por el que hoy atravesamos, y es precisamente cuando nos encontramos en la última etapa de la demanda marítima que se tramita en el Tribunal Internacional de La Haya. Momento en el cual más allá de cualquier diferencia política o ideológica como es natural que exista en un sistema democrático, mostremos ante todo y por sobre todas las cosas una unidad férrea como bolivianos. El no hacerlo para algunos es hacerse merecedor y con creces del apelativo de verdaderos antipatrias.
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