Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Verónica Rocha Fuentes
El escándalo que involucra a la empresa
Cambridge Analytica con Facebook y la campaña electoral de Donald Trump, y cuyo
alcance podría haber incidido hasta en el referéndum por el brexit o procesos
electorales en México y Argentina, ha puesto al mundo entero a discurrir sobre
la incidencia de la tecnología en la política, y por tanto, en nuestras
democracias.
Desde la comunicación política se sabe que el
funcionamiento de las democracias se encuentra en manos de aquellos actores que
confluyen en ella. Estamos hablando del sistema político (instituciones y
políticos), la ciudadanía y el conglomerado mediático (periodistas y
comunicadores). La relevancia otorgada a lo mediático en este esquema está
relacionada con los supuestos, primero, de que no existe democracia sin
periodismo; segundo, que la agenda de opinión pública, que incide en el debate
plural y la deliberación informada sobre la cosa pública, tiene como base
precisamente la información mediática; y tercero, con que la comunicación
se involucra en las democracias en periodos electorales a través del marketing
político, el cual persigue convertir a los candidatos en gobierno y cuyo
escenario es también mediático. En suma, esta mirada ubica a los medios como el
escenario en el que se juegan grandes partidas de la democracia.
Por otro lado, hoy la emergencia y uso masivo de
las redes sociodigitales ha afectado definitivamente nuestra forma de
informarnos y, por tanto, de conocer el mundo y su cotidianidad. El lugar que
le hemos dado a estas plataformas (entendidas como medios) ha modificado
radicalmente nuestros procesos informativos y comunicacionales. Así, ese
conglomerado mediático otrora en manos de profesionales de la información y la
comunicación se ha ampliado al punto de que cada cuenta en una plataforma
digital se constituye potencialmente en un medio más.
No obstante, según José Luis Exeni, hay dos
formas de encarar a la comunicación política, desde la mirada mediófoba o de la
mediófila. A través de la primera se puede abundar en los beneficios de la
“intervención” mediática en el sistema político; la segunda plantea los
perjuicios que ésta podría tener en la salud de las democracias. Así, en la
pasada década la mayoría de los estudios en torno a la sociedad de la
información y del conocimiento eran sobre todo mediófilos cuando hacían
referencia a la relación entre redes sociodigitales y democracia. Empero, lo
ocurrido con Cambrigde Analytica ha traído a colación la mirada mediófoba.
Hay alguna claridad respecto a que el rol de la
ciudadanía en la democracia ha sido ya irreversiblemente atravesado por la
tecnología, con énfasis en las redes sociodigitales. Y también en el hecho de
que los procesos que sostienen y vigorizan a las democracias radican
inmutablemente en las prácticas de los otros dos actores: sistema político
(instituciones y políticos) y ciudadanía; cuyos actos dependen de múltiples
variables, siendo la comunicacional una de las más relevantes, pero no la
única.
Lo que sí resulta innegable es el hecho de que
como sociedad, este escándalo nos ha forzado a dar un importante paso más en lo
que es la alfabetización mediática/tecnológica colectiva. Su tratamiento
público va a permitir que entendamos de manera más amplia la actualizada arena
de la (comunicación) política. Y con ello, reinventar la forma en que la
ciudadanía interviene en ella, ya sea para cualificarla o denigrarla. Pero se
trata de eso: un importante paso más en este aprendizaje colectivo, pues aún no
ha llegado el momento en que desaparezca Facebook de nuestras vidas, ni mucho
menos nuestras democracias.
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