Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Javier Larraín
Nació
el 15 de enero de 1929 en Atlanta, Estados Unidos. Hijo del pastor bautista
Martin Luther King Sr. y de Alberta Williams King, organista en una iglesia.
Estudió
en la Booker T. Washing-ton High School de Atlanta y a sus 15 años entró en el
Morehouse College, una universidad reservada a los jóvenes negros; allí se
graduó en sociología, en 1948, e inmediatamente matriculó en el Crozer
Theological Seminary donde obtuvo su título de Licenciado en Teología (Bachelor
of Divinity) el 12 de junio de 1951. En septiembre de ese mismo año comenzó sus
estudios de doctorado en Teología Sistemática en la Universidad de Boston,
recibiendo el grado de Doctor en Filosofía el 5 de junio de 1955.
Desde
joven tomó conciencia de la situación de segregación social y racial en que
vivían los negros de su país, y en especial los de los estados sureños.
Convertido en pastor baptista, en 1954 se hizo cargo de una iglesia en la
ciudad de Montgomery, Alabama.
Entendió
como una condición esencial de la dignidad humana la igualdad racial, la cual
se hallaba por otra parte legitimada, en el plano político, por los principios
de la democracia norteamericana. En consecuencia, la acción destinada a la
conquista de los propios derechos no debía ser considerada jamás como
subversiva, y aunque no llamaba a incumplir las leyes, sostenía que no podían
obedecerse leyes injustas, porque éstas se oponían a la ley moral.
Sus
principios quedaron expresados en la célebre Carta desde la prisión de
Birmingham en 1963, y en sus numerosas obras entre las que destacan La fuerza
de amar (Strength to Love, 1965), El clarín de la conciencia (The Trumpet of
Conscience, 1968) y Por qué no podemos esperar (Why We Can’t Wait, 1964).
El 28
de agosto de 1953 pronunció el más famoso de sus discursos, conocido como Yo
tengo un sueño (I have a dream), ante los 250.000 integrantes de la marcha
sobre Washington, al pie del Monumento a Abraham Lincoln. Allí expresó: “Hace
cien años, un gran americano, bajo cuya sombra simbólica nos encontramos hoy,
firmó la Proclamación de la Emancipación. Este trascendental decreto apareció
como un gran fanal de esperanza para millones de esclavos que habían sido
marcados con el fuego de una flagrante injusticia. Llegó como el amanecer
jubiloso de la larga noche de su cautividad. Pero cien años después, la América
de color sigue sin ser libre. (…) Sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán
algún día en una nación donde no se les juzgará por el color de su piel sino
por las cualidades de su carácter”.
Como
activista participó en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam y fue el
líder más prestigioso del movimiento americano para los derechos civiles, razón
por la que le fue otorgado, en 1964, del premio Nobel de la Paz.
Murió
asesinado, el 4 de abril de 1968, en Memphis, a manos de un racista fanático.
Semanario
La Época
Síguenos en Facebook: Escuela Nacional de Formacion Politica
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios