Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Alfredo
Serrano Mancilla
El titulo no es del todo exacto. Dudé si lo dejaba así a pesar de ser
consciente de que no refleja con rigor lo sucedido. Pero enseguida se me vino a
la cabeza aquel mayo del 2007 cuando se incendiaron los titulares contra Hugo
Chávez porque en Venezuela se había decidido no renovar la concesión de
transmisión del canal de televisión RCTV (Radio Caracas Televisión), fundada
por el empresario William H. Phelps. Se le acabó su licencia, y no se le
renovó. La decisión del gobierno venezolano fue no continuar permitiendo que
este canal estuviera en señal abierta, pero sí se permitió que RCTV siguiera
transmitiendo a través de las empresas cable operadoras privadas. Este detalle,
como era de esperar, fue obviado en la mayoría de editoriales en relación a
esta noticia. Toda la artillería pesada fue contra Chávez y su supuesta
censura.
Este hecho interno fue objeto de atención de los medios dominantes a escala
internacional. CNN atizaba sin matices: “Venezuela es un país totalitario”. El
País de España se sumaba a la campaña: “Chávez cierra el canal privado RCTV en
medio de violentas protestas”. En Argentina, precisamente en Argentina, Clarín
y La Nación hablaban de “golpe a la libre expresión”. Como no podía ser menos,
la propia presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, en
esa misma línea, manifestaba su disconformidad porque tal medida atentaba
contra la libertad de expresión. Sin embargo, nada de esto ocurrió cuando el
Presidente colombiano Uribe, en octubre de 2004, cerrara la empresa estatal
Instituto de Radio y Televisión (Inravisión) con 3 señales abiertas con
contenidos a menudo incómodos para el gobierno. En ese momento, hizo el anuncio
un lunes, y el jueves siguiente desalojó con policía a los trabajadores; luego,
esa señal fue reemplazado por Radio Televisión de Colombia (RTVC), que
contratara externamente. Entonces, casi nadie dijo nada.
Esta es solo un pequeño ejemplo que demuestra cómo el alegato a favor de la
libertad de prensa solo es aplicable en algunos casos. La reapropiación de
ciertas banderas es una lección bien aprendida por quienes procuran construir
hegemonía. Solo ellos, los bienaventurados, tienen el monopolio para acreditar
la libertad de prensa. Es por ello que esta vez, en el caso de Argentina, nadie
en los grandes grupos mediáticos internacionales dice nada acerca de la
decisión del ministro de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, de
“irse de la cadena TeleSur”.
TeleSur es una cadena de televisión multiestatal (Venezuela, Bolivia, Cuba,
Nicaragua, Uruguay y Ecuador) con sede central en Caracas que transmite en
señal libre y sin costo, constituida como empresa pública, que lleva una década
al aire en todo el mundo. El gobierno de Macri, en su modo restauración
conservadora express, sigue cortando cabezas. Cortó la de decenas de
miles de empleados públicos; ha endeudado externamente/eternamente a los
argentinos a favor de los fondos buitre; ha incrementado estrepitosamente las
tarifas de luz, gas y transporte. Y ahora, decide sacar a TeleSUR de la
Televisión Digital Abierta (TDA), gratuita y pública, que llega al 80% de la
población del país. Además, la medida implica que TeleSur también deje de ser
inclbbmbnuido entre los canales de las operadoras de cable en las que hasta ahora
debía estar de manera obligatoria a raíz de un fallo de la Autoridad Federal de
Servicios de Comunicación Audiovisual de 2010 (también disuelta por el macrismo).
Las explicaciones del gobierno argentino han apelado paradójicamente al
respeto por la “pluralidad”. La interpretación de lo plural es retorcida y
torticera; es una pluralidad excluyente, que censura a TeleSur como otra mirada
informativa. Ese es el verdadero respeto por la diversidad de información de
Macri. Ni siquiera expiraba la licencia para retransmitir. Simplemente, el
gobierno argentino cortó la señal, así sin mas. El neoconservadurismo del siglo
XXI no admite otro relato que no sea el suyo. No quiere de ninguna manera que
exista ningún canal público que pueda surinformar a todos los
que nos sentimos del Sur.
El Norte hoy no exige libertad de prensa. Nosotros sí.
y Twitter: @escuelanfp
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