Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: H. Ernesto Sheriff B.
El año
2016 empezó para Bolivia con una desaceleración de la tasa de crecimiento del
Producto Interno Bruto estimada por debajo del 4.5 por ciento anual. Las
estimaciones no oficiales adelantan que la tasa de crecimiento esperada es
todavía expectable en relación a los otros países de la región que vienen
mostrando tasas muy bajas de crecimiento o incluso negativas.
La
estabilidad del crecimiento boliviano ha sido merecedora de elogios por parte
de analistas internacionales puesto que Bolivia es un país asociado con el
extractivismo, es decir, con la elevada dependencia de su economía a la
explotación de recursos naturales renovables y no renovables.
Las
modestas tasas de crecimiento en relación a la magnitud del shock externo
positivo registrado entre los años 2006 y 2014 podrían haber generado una serie
de reservas tanto en el sistema financiero público como del privado lo que
estaría financiando el boom de la construcción que todavía es visible, la
expansión del consumo privado, la expansión de la inversión pública e incluso
la expansión de la inversión privada.
Las
enormes disponibilidades de reservas internacionales y depósitos en el sistema
financiero boliviano hacen pensar que se creó un fondo de estabilización de
facto que está permitiendo solventar la economía tras 12 meses de caída
continua en los precios internacionales de las múltiples materias primas que
exporta Bolivia y que representan más del 80% de sus exportaciones y más del
50% de sus ingresos fiscales.
Para
asegurarse una tasa superior al 4% anual el gobierno ha diseñado un programa de
expansión productiva dando protagonismo a la inversión pública como motor de
dicho crecimiento. Asimismo ha efectuado acercamientos con el sector privado
nacional y extranjero para impulsar la inversión privada y asegurar por segundo
año consecutivo una tasa de crecimiento aceptable.
Por
segundo año consecutivo las exportaciones han venido cayendo en valor a una
tasa anualizada que ya ronda el 40% anual, lo que ilustra de manera autónoma la
magnitud del choque externo que el país viene sufriendo. No se espera una
recuperación de precios en los productos de exportación para 2016, la mayor
parte de los fundamentos de mercado de los productos de exportación bolivianos
se han debilitado en los últimos tres meses dando lugar a una recaída en el
precio del petróleo y por consiguiente en el precio del gas que exporta a
Brasil y Argentina.
Las
importaciones vienen acompañando el clima macroeconómico general habiendo
aumentado de manera drástica en los últimos cinco años y disminuyendo menos que
proporcionalmente al nivel de las exportaciones, lo que condujo a crecientes
déficits comerciales que Bolivia viene enfrentando en la coyuntura actual.
Las
reservas internacionales netas del Banco Central de Bolivia han venido cayendo
de manera sostenida desde principios del 2015 registrando en enero de 2016 una
nueva caída acorde al déficit comercial que viene afrontando la economía
boliviana; pese a ello, los niveles de reservas internacionales son mayores al
40% del PIB y aseguran prácticamente 18 meses continuos de importaciones aún
cuando las exportaciones llegasen a un nivel igual a cero.
Cifras
sin confirmar muestran que el déficit fiscal para el año 2016 estará situado
muy por encima del -3% del PIB convirtiéndose en el mayor déficit fiscal en lo
que va de la gestión gubernamental actual y augurando un fuerte ajuste para los
años subsiguientes. La deuda pública total boliviana a enero de 2016 se sitúa
en 29% del Producto Interno Bruto, esperándose todavía el desembolso de acuerdos
de préstamo con China que será efectuado de manera parcial.
El
desempleo abierto en Bolivia estimado para el año 2015 fue de 2.4 por ciento de
la población económicamente activa lo que estaría mostrando un nivel de pleno
empleo para esta economía. La disponibilidad de datos para contrastar esta
cifra es bastante limitada, las encuestas de hogares realizadas hasta la fecha
solamente están disponibles para su análisis de manera limitada e incompleta
obstaculizando una completa evaluación del mercado laboral boliviano y de otras
variables sociales.
Consideraciones
finales
A pesar
de la importancia de tener pleno empleo la productividad del empleo es muy baja
lo que determina bajos salarios y una muy alta informalidad y precariedad del
empleo. Se reporta que 1.8 millones de bolivianos se encuentran con empleos
altamente inestables y precarios que fácilmente podrían quedar expuestos en
caso de un agravamiento de la situación macroeconómica. Asimismo existen
bolsones de desempleados agrupados especialmente en jóvenes profesionales que
tienen enormes problemas para ingresar al mercado laboral. Adicionalmente, la
rentabilidad de la educación ha ido disminuyendo, lo que dificultará en un
mediano plazo políticas para el aumento de la productividad.
La
desaceleración de la actividad económica todavía está lejos de entrar a
umbrales de crisis ya que con 4.2 por ciento de crecimiento del PIB de economía
todavía estará en mejores condiciones que las que prevalecieron en la década de
los años 90, cuando la tasa de crecimiento promedio apenas superaba el 3%
anual.
El
debilitamiento de la credibilidad de la gestión actual repercutirá
indudablemente en las percepciones que tengan los ciudadanos acerca del tamaño
e importancia de la crisis externa; en este momento todavía no se ha devaluado
la moneda y no se ha anunciado ninguna medida en torno a ella lo que hace
presumir que el gobierno está optando por un escenario clásico de recesión y
bajos precios en caso de que se agoten los recursos para acelerar inversión
pública, antes que ello procurará un masivo endeudamiento a fin de mantener la
actividad económica a niveles satisfactorios hasta que el ciclo externo se
revierta; en caso de falla de esta apuesta, la crisis sería del tipo clásico.
En el
primer trimestre del 2016 la inversión pública fue estimulada gracias al
referéndum que si bien tuvo un resultado adverso al gobierno, promovió, a
través de obras entregadas, la actividad económica entre enero y febrero ya que
usualmente la ejecución de inversión pública es muy lenta en los primeros
semestres de cada gestión. Esta variable será determinante este año para
asegurar un impacto máximo de lo público sobre la actividad económica general.
Las
variables psicosociales que se habían comportado muy bien hasta el año 2015,
han ingresado en una fase de inestabilidad: confianza en el mandatario
resquebrajada; legitimidad todavía no cuestionada pero sí alterada con el
intento de prorrogamiento fracasado con el referéndum; corrupción y mala fe
evidentes con casos que aparecen ahora cotidianamente; ilusión monetaria que
los agentes económicos sufrieron a causa del boom externo y que ahora se
relativiza al calor de la crisis económica y política y memoria de crisis
económicas previas y de crisis políticas previas que se había dormido en la
última década. Estos aspectos, antes objeto de una mirada más académica que
política, hoy son el vínculo entre el corto y largo plazo. Ahora más que nunca
es importante no sólo una eficaz administración de lo macroeconómico sino
también de lo psicológico.
*Economista
Publicado en La Época
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y Twitter: @escuelanfp
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