Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Giorgio Trucchi
El silencio casi sepulcrar que reinaba en una
abarrotada Sala de Vistas de la Corte Suprema de Justicia de Guatemala fue
interrumpido abruptamente por el fuerte e interminable aplauso y los gritos de
júbilo.
La jueza Jazmín Barrios acababa de concluir la
lectura de la sentencia condenatoria contra los exmilitares Esteelmer Francisco
Reyes Girón y Heriberto Valdez Asig.
Finalmente fueron encontrados culpables de los
delitos contra los deberes de humanidad en su forma de violencia sexual,
esclavitud sexual y doméstica contra mujeres del pueblo originario maya
Q'eqchi', del asesinato de Dominga Coc y sus dos niñas, Anita y Hermelinda, así
como de la desaparición forzada de siete hombres, esposos de las querellantes.
Por estas atrocidades fueron condenados a un total
de 120 y 240 años de prisión respectivamente, y las penas son inconmutables.
En 1982, uno de los tantos destacamentos militares
desplegados por la política contrainsurgente del Estado guatemalteco en pleno
conflicto armado interno, se instaló en la comunidad de Sepur Zarco, en el
nororiente del país.
Las mujeres fueron sometidas por los uniformados,
violadas repetidamente y esclavizadas. Sus maridos fueron desaparecidos. El
sólo hecho de estar tramitando la legalización de sus tierras fue considerado
como un acto insurgente.
El horror de los abusos se prolongó durante más de
seis meses y marcó sus vidas para siempre.
"El caso Sepur Zarco evidencia el trato cruel
e infame al cual fueron sometidas las mujeres, quienes fueron conminadas en el
destacamento (militar) a sufrir violaciones constantes por parte de los
soldados. Fueron sometidas a violaciones sexuales de forma continuada y también
fueron sometidas a esclavitud doméstica", dijo la jueza Barrios durante la
lectura de la sentencia.
Para las organizaciones que acompañaron a las
querellantes, la violencia sexual fue una estrategia militar contrainsurgente y
fue utilizada para el control de los cuerpos y los territorios.
"Al rendir sus declaraciones, las mujeres
rompieron en llanto, expresando su dolor, tristeza, soledad y desamparo, no
solo por lo ocurrido en este momento, sino también por su impotencia ante los
hombres armados que cambiaron el rumbo de sus vidas, sin importarles las consecuencias
de sus actos", continuó Barrios.
La jueza reconoció su valor y valentía como
personas "al presentarse a declarar y exponer públicamente las múltiples
violaciones sexuales de las cuales fueron objeto, las que indudablemente han
dejado un estrés post-traumático de carácter irreversible", indicó.
"Reconocer la verdad ayuda a sanear las
heridas del pasado y la aplicación de la justicia es un derecho que asiste a
las víctimas y contribuye a fortalecer el estado de derecho en nuestro país,
haciendo conciencia que estos tipos de delitos no deben volver a
repetirse", aseveró Barrios.
Esta sentencia sienta un precedente muy importante
para Guatemala al juzgar la violencia y la esclavitud sexual, al tiempo que
está conceptualizando y configurando estos tipos penales en el marco de los
crímenes de guerra.
"Las mujeres decidieron romper el silencio.
Están satisfechas y con el corazón feliz, y nosotras estamos aquí
acompañándolas. Son un ejemplo de que en Guatemala sí es posible tener
justicia", dijo una representante de la Alianza Rompiendo el Silencio y la
Impunidad.
y Twitter: @escuelanfp
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