Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Lourdes Montero
Los medios de comunicación son la plaza pública de antaño. Lo que
ocurre/transcurre (o no) en ellos modela nuestro pensamiento e influye en
nuestras acciones. Por ello, no debe extrañarnos que en periodos electorales
esta “plaza pública” arda en conflicto y disputa, en busca de la legitimidad de
habitar en ella.
En el pasado si querías hacerte oír o dejarte ver, recurrías al centro del
pueblo, donde, en tu condición de ciudadano, deliberabas con otros. Así, la
plaza pública era el lugar de encuentro de los ciudadanos “virtuosos e
ilustrados que edifican el bien común”. En la modernidad esa plaza pública ha
sufrido aceleradas transformaciones, transitando de la imprenta a la radio, de
la radio a la televisión y últimamente a las redes sociales. Mirar estas arenas
en disputa en periodos electorales es una forma privilegiada de comprender
nuestra contemporaneidad.
En este escrutinio nos ayudan Karina Herrera, Verónica Rocha y José
Luis Exeni en su reciente investigación Comicios mediáticos II. Medios de
difusión y redes sociales virtuales en las elecciones de 2014 en Bolivia. Este
estudio complementa uno realizado en las elecciones de 2009 y nos permite
discutir las tendencias mediáticas en torno a los procesos electorales. Ambos
momentos investigativos son muy útiles para comprender las transformaciones de
la visibilidad democrática. Podemos constatar que más que un desplazamiento de
la “plaza pública” a consecuencia de las nuevas tecnologías, vivimos una
ampliación del régimen de visibilidad de los hechos políticos. Si hasta hace
poco tiempo los/as candidatos/as estaban desesperados por aparecer en
televisión y vender su imagen —tanto así que se hablaba del nacimiento del
hombre ocular, moldeado por lo que ve— ahora una nueva obsesión ronda a los
equipos de campaña: las redes sociales como campo de modelación de las ideas.
Más allá de constatar estos cambios, los investigadores nos invitan a
reflexionar si esto ha significado el surgimiento de nuevas dinámicas de
visibilidad pública, participación ciudadana y, por tanto, democratización del
poder. Los hallazgos de la investigación son poco auspiciosos en ese campo.
Pese al mejor desempeño de los medios por un mayor énfasis programático,
cuidado en la difusión de propaganda, cobertura con mayor pluralismo, entre
otros, persisten significativos déficit de equidad y de diversidad en la
información periodística y en la agenda de opinión; y hay demasiada
personalización y “farandulización” de la política. El estudio verifica que los
medios terminan haciendo coro al decir más o menos lo mismo, originando la
primacía de monólogos y la descalificación.
Así, los medios de difusión continúan siendo un terreno de exclusiones
durante los procesos electorales: de fuentes (con amplio predominio de hombres
adultos no indígenas), de enfoques (priorizando los juicios de valor), de temas
(con tendencia a orientar sus reflectores al conflicto).
Otro tema interesante para el debate es que, según los autores, la agenda
mediática tiene centralidad en el proceso electoral e incide en la agenda de
debate público-político, pero no define las preferencias electorales de la
ciudadanía; es decir, los medios importan, pero no son determinantes en los
comicios. Así también, los sondeos de intención de voto constituyen un factor
relevante de la disputa electoral, pero no hay evidencia de que influyan
directamente en la intención de voto.
El estudio, en resumidas cuentas, coincide con John Thompson, quien
defendía un “pluralismo regularizado”. Así, de lo que se trata es de potenciar
un sistema de comunicación social que contenga una diversidad de medios como
una condición necesaria de la diversidad de voces públicas que contribuyen a
una comunidad democrática.
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