Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Rafael Puente
Ahora que se van tranquilizando los ánimos, después
de los resultados definitivos del referendo, vale la pena hacer algunas consideraciones.
La primera va dirigida a los señores de los partidos de oposición, en el
sentido de que no se crean que son ellos los que han ganado esta apretada pugna
electoral.
Es comprensible que celebren el resultado, y es
indudable que sus votos han sido muy importantes, pero tengan claro que los
votos adicionales, los que aparentemente han cambiado la correlación de fuerzas
y han hecho posible el triunfo del No a la modificación de la Constitución, han
provenido del campo de la izquierda, de quienes vienen apoyando
consecuentemente este proceso de cambio y que precisamente por eso han
coincidido con la oposición, pero a partir de convicciones contrarias. Porque
lo que estaba en juego en este referendo no era el apoyo o el rechazo a la
persona de Evo —como de manera errónea lo planteó el Gobierno— ni el apoyo o
rechazo al proceso de cambio.
Lo que ha buscado esa proporción de votantes, que
ha decidido los resultados, no ha sido revertir el proceso de cambio sino, por
el contrario, evitar que dicho proceso se siga desvirtuando, evitar que Evo se
siga obnubilando por una excesiva permanencia en el poder. Posibilitar que Evo
—que sin duda fue el principal promotor de dicho proceso— vuelva a las bases,
vuelva a la realidad y escape de ese entorno llunk’u que pretende convertirlo
en monarca.
Ténganlo claro, señores de la oposición, esa
proporción decisiva de votos seguirá apoyando aquella Revolución Democrática y
Cultural que se puso en marcha en 2006 y que desde 2010 empezó a estancarse (y
en momentos a retroceder), y que de ninguna manera quiere volver a los
dramáticos tiempos de Goni ni de Tuto; no se hagan ilusiones.
Además, debemos tener claro que los factores
coyunturales que han empujado decisivamente el triunfo del No en el referendo
no han provenido de aciertos de la oposición —que a estas alturas sigue carente
de propuestas y de posibles liderazgos nacionales (por no decir
plurinacionales)—, sino de una increíble seguidilla de desaciertos nuestros,
quiero decir de nuestro Gobierno y de nuestras organizaciones sociales.
Mencionemos sólo los más recientes, generados ya en pleno proceso del
referendo.
Primero fue el escándalo del Fondioc, una cadena de
corrupción que probablemente resulta pequeña en comparación con otras, pero que
cualitativamente ha tenido efectos terribles porque ha producido una seria
decepción respecto del sujeto principal de este proceso de cambio. Escándalo
que seguirá vigente mientras no se investigue a la exministra Nemesia
Achacollo, que ya se sabe que goza de inmunidad (y se sospecha por qué), y a
determinados ministros.
Después vino el misterio de una señora Gabriela
Zapata que, sin antecedentes que lo expliquen (salvo una relación sentimental
con el Presidente), aparece como próspera gerente de una megaempresa china,
además acusada de corrupción, y que tiene millonarios contratos con el
Gobierno. Otro tema que va a tardar en aclararse.
Y finalmente, el alevoso y trágico atentado contra
la Alcaldía de El Alto, en el que participan connotados militantes del MAS,
como el dirigente Braulio Rocha (que ya había advertido a la Alcaldesa de El
Alto que él sería su pesadilla), y que fue pésimamente manejado por el
viceministro de Gobierno y por el Ministro de Autonomías. Dos señores que no
sospechan lo que es respetar a la gente, ni siquiera a los muertos y que en
este momento siguen de manera incomprensible en sus puestos. ¿Cómo puede hablar
de "auto-atentado” nada menos que el responsable de la ausencia de la
Policía en esos momentos dramáticos?
Realmente es una cadena de desaciertos (por no
decir delitos) que pareciera planificada a propósito para facilitar el triunfo
del No...
Y unas cuantas consideraciones finales: el Órgano
Electoral ha funcionado suficientemente bien (aunque en momentos se hayan
puesto comprensiblemente nerviosos/as). Los medios de comunicación, aunque con
deficiencias, han cumplido su misión. En cambio las "fuentes de
información” de la Presidenta de Diputados han resultado lamentables.
Igualmente, equivocados han sido los cálculos socio-matemáticos
del Vicepresidente y también su nerviosa agresividad. Peor aun la torpeza de
Hugo Moldiz con la prensa. Triste que nuestro Presidente, en lugar de
convocarnos a la reflexión, se limite a echarles la culpa a las redes sociales.
Y, sorprendente la capacidad de pugilato del ministro Romero…
Rafael Puente es miembro del Colectivo Urbano por
el Cambio (CUECA) de Cochabamba.
y Twitter: @escuelanfp
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