Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Con una
manifestación en Plaza de Mayo, unas 50 mil personas reclamaron contra las
cesantías, el techo a las paritarias y el protocolo para regular la protesta
social. ATE cumplió un paro nacional. También hubo marchas en las provincias.
Por: Laura Vales
“Trabajador@s
de pie: la mejor postura política”, indicaba el cartel metros antes de llegar a
la Plaza de Mayo. Eran las doce del mediodía y una multitudinaria
concentración, que fue estimada después en 50 mil personas, ocupaba ya cinco
cuadras de la avenida y parte de sus dos diagonales. La marcha convocada por la
Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) contra los despidos masivos copó
durante cuatro horas el centro porteño, como cierre de una jornada de protesta
nacional que tuvo demostraciones del mismo tipo a lo largo del país. Fue el
primer paro nacional de los gremios estatales contra las políticas de ajuste
del Gobierno y consiguió reunir tras de sí a un amplísimo conjunto de
organizaciones sindicales, políticas y sociales. Las dos CTA, sindicatos no
encuadrados en las centrales obreras, los docentes, movimientos territoriales,
las agrupaciones kirchneristas y las de izquierda confluyeron en la
manifestación.
“En
menos de tres meses, hubo más de 21 mil trabajadores del Estado despedidos”,
resumió el titular de ATE, Hugo Godoy, sobre el motivo que disparó la
convocatoria. “Logramos reincorporar 5 mil, pero lamentablemente el ministro
(de Modernización, Andrés) Ibarra anunció que se va a continuar despidiendo.”
En este sentido, Daniel Catalano, titular de ATE Capital, agregó que el
macrismo amenaza con “25 mil despidos más”, y advirtió que eso será “como
apagar un incendio con nafta”.
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La
jornada repudió además el paquete de medidas que son parte del ajuste, como la
intención del equipo económico de ponerle un techo del 25 por ciento a las
paritarias, y el Protocolo de Seguridad que instruyó a las fuerzas policiales a
desalojar las protestas sin orden judicial.
La
masividad de la protesta volvió impracticable la aplicación del Protocolo de
Patricia Bullrich, ministra de Seguridad. De hecho, en el centro el tránsito
estuvo cortado durante más de cuatro horas.
La
militancia glosó la situación con cantitos. “Qué boludos/ qué boludos/ ahora al
protocolo/ se lo meten en el culo”, fue uno de los más coreados de la tarde.
También llevó numerosos carteles sobre el tema. “Protestar es un derecho,
reprimir es un delito”, se leía en uno.
La
policía, así, debió limitarse a estacionar sus motos en los bordes de la concentración,
sin ostentar armas y manteniendo un perfil bajo.
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El
capítulo de los despidos masivos en el Estado fue inaugurado por la
administración PRO el 24 de diciembre, cuando el presidente Mauricio Macri
firmó un decreto ordenando a sus ministros y secretarios la “revisión” de todos
los estatales que habían sido contratados o que concursaron en los últimos tres
años. Con el argumento de que son ñoquis, de que son militantes de La Cámpora,
de que no hay fondos o de la modernización, se vacían programas y desguazan
áreas. Las cesantías afectaron a programas destinados a la promoción social
–como las cooperativas de trabajo–, a la cultura, el desarrollo tecnológico
–como el Arsat–, el impulso a los juicios de lesa humanidad y hasta la Unidad
de Investigaciones Financieras –creada para seguir el rastro de delitos como el
lavado de dinero–. Todo pasa por la trituradora.
“Somos
un equipo listo para salir a trabajar, pero hace dos meses que nos tienen
frenados”, contó Verónica, del Programa Organización Comunitaria en Salud. El
programa tiene 40 camiones equipados con consultorios médicos, odontológos,
psicólogos, aparatos de diagnóstico por imágenes y vacunas. Hasta diciembre
recorrieron el país haciendo prevención de la salud. En los dos meses que
llevan sin trabajar, 12 mil pacientes quedaron sin atención.
“Ahora
somos doscientas personas metidas en una oficina con capacidad para treinta,
sentados en el piso, cumpliendo ocho horas de no hacer nada. Es un desastre
porque se están venciendo las vacunas, y muy angustiante para nosotros.” De sus
trabajadores, una parte son contratados como planta provisoria y otra mediante
convenios con universidades. A la mayor parte, estos contratos se les vencen el
29 de febrero. “El Ministerio de Salud dice que el programa va a seguir, pero
la impresión es que están esperando al 1 de marzo para terminar de desarmarlo.”
Los
integrantes del programa están siendo representandos por ATE en las
negociaciones por su continuidad; además, se autorganizaron para salir a la
calle y explicar su situación. “¿Y si esta semana te toca a vos?”, escribieron
en los carteles que usan para la difusión, y que ayer llevaron a la plaza.
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La
lista de los reunidos es extensa. Aquí, los nombres de algunos: detrás de la
columna de ATE marcharon los docentes de Suteba y Ctera, así como los
profesores universitarios, que además hicieron paro. También la Federación
Judicial, los profesionales de la Salud de la Cicop, Aeronavegantes, el Sutna,
el Sipreba (Sindicato de los Trabajadores de prensa) y los trabajadores del
subte. Se movilizaron Kolina, La Cámpora, Nuevo Encuentro, el Movimiento Evita,
el comedor Los Pibes, de La Boca, Octubres, Miles, la Tupac Amaru (Milagro Sala
mandó una carta desde la cárcel), el MTL, la Corriente Clasista y Combativa, Barrios
de Pie. El Frente de Izquierda entró por una de las diagonales, como el MST y
el Frente Darío Santillán. También marchó el colectivo LGBT y militantes de
organismos de derechos humanos, entre ellos las Madres de Plaza de Mayo Hebe de
Bonafini y Nora Cortiñas.
Así,
en la movilización coincidió un muy amplio arco de organizaciones sindicales,
sociales y políticas. Mirar la marcha remitía a la resistencia de los 90,
aunque con manifestantes más enteros, no ya una mayoría de desocupados, como a
finales del gobierno de Fernando de la Rúa.
Además
de los docentes, que ya habían anunciado su adhesión a la protesta, fueron a la
marcha gremios del sector privado. El Sindicato de Obreros Curtidores llevó una
carroza con el tema de los holdouts: sobre el trailer de un camión, unos tipos
enfundados en ajustadas mallas negras y grandes alas colgantes –sin dudas, los
buitres–, se la agarraban con estatales, maestros y médicos. Mientras el camión
se abría paso entre la marcha, los castigados extendían los brazos y daban
alaridos pidiendo auxilio a los manifestantes, que se sacaron las ganas
silbando y abucheando a los buitres.
Estuvieron
en la plaza los aceiteros, gremio que el año pasado logró uno de los acuerdos
paritarios más altos del país, que llevó su salario básico por encima de los 14
mil pesos. ¿Tienen despedidos?, preguntó Página/12 a s
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