Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Miguel Jara
Durante el año 2012 la empresa de biotecnología Oxitec liberó
millones de mosquitos Aedes Aegypti transgénicos en los alrededores de
la ciudad brasileña de Juazeiro, como parte de un experimento para frenar
el dengue. Estos animales de laboratorio están modificados genéticamente
para que su descendencia muera y quizá esté utilizándose también para controlar
el zika.
La idea no cabe duda que es ingeniosa. Si el Aedes es el transmisor
de varias enfermedades contagiosas que pueden llegar a ser mortales, qué
mejor manera, “natural” además, de combatirlo que enviarle a las hembras de esa
especie ejércitos de machos salidos que hagan el trabajo sin que el ser humano
tenga que desarrollar y poner vacunas (o la espera de estas) o sin tener que
gastar ingentes cantidades de insecticidas, muy tóxicos.
Al cabo de un año, en las áreas donde habían liberado mosquitos GM, la
población adulta de Aedes aegypti se había reducido en un 95% y
la de huevos en un 82%. El mismo porcentaje de éxito se obtendría en Piracicaba
(São Paulo, Brasil).
Tal vez sea casualidad que Juazeiro, la ciudad donde
se ensayó por primera vez la liberación de mosquitos transgénicos de Oxitec
y la compañía brasileña Moscamed en 2012, limita con el Estado de Pernambuco,
que es el lugar donde se “presentó en sociedad” por primera vez el zika,
en mayo de 2015.
Los investigadores del dengue se encontraban experimentando con la
“solución” al dengue y otras enfermedades cuando apareció el zika,
también transportado por el Aedes.
La liberación de animales transgénicos puede tener riesgos
insospechados, para el medioambiente y quién sabe si para la salud humana.
El problema es este, no saber. La información sobre esos experimentos y
prácticas queda acotada al reducido ámbito de los “expertos” y los inversores
(que a veces son lo mismo).
Pero la población tiene derecho a conocer en profundidad qué consecuencias
puede tener la liberación de especies nuevas, tanto que las ha creado el hombre
en un laboratorio, aparte de la muerte de los insectos “malos”. Puede en este
caso que de nuevo el derecho fundamental a la información en temas
relativos a la salud no sea efectivo. Veamos.
Hay que indicar que estas pruebas centíficas están autorizadas por el
Gobierno de Brasil y se calcula que han sido liberados unos 25 millones de
mosquitos. La empresa creadora de los mosquitos transgénicos Oxitec es
del multimillonario de Boston Landon Clay,
Oxford Capital Partners y Asia Pacific Capital. La compañía
tiene estrechos lazos con uno de los mayores fabricantes mundiales de semillas
trasgéncicas, Syngenta.
Resulta que recibe o ha recibido ayudas económicas de Bill Gates,
el dueño de Microsoft y ha sido comprada por Intrexon,
corporación líder en bioingeniería genética del multimillonario Kirk Randal
J, que a su vez, para rizar el rizo, tiene acuerdos de desarrollo con AquaBounty,
la empresa que hace poco os contaba que fabrica el salmón modificado
genéticamente para crezca el doble de rápido.
De modo que deducimos que hay un gran negocio en ciernes con la fabricación
de animales transgénicos, sea para “combatir enfermedades”, sea para
destinarlos a la alimentación.
Sin ánimo de que perdáis la confianza en estos “filántropos”, os cuento
también que en 2001 en el consejo de dirección de Intrexon dió entrada a Robert
B. Shapiro y Jeffrey B. Kindler. El primero ex director general de Monsanto,
líder mundial de agricultura transgénica y el segundo ex director general de la
mayor farmacéutica del mundo, Pfizer.
Sobre fallos en el derecho fundamental a la información en temas de
salud pública con respecto a las actividades de la empresa Oxitec tenemos un precedente.

El experimento consistiría en soltar machos transgénicos para que se
apareasen con moscas hembras silvestres y debido a la modificación genética,
las crías resultantes muriesen en la fase larvaria. La idea es que como las
larvas no llegarían a adultas, no podrían reproducirse y, de este modo, se reduciría
la población de moscas del olivo, una de las plagas principales que afectan
a la producción olivarera.
El proyecto era muy similar al de los mosquitos Aedes para el
dengue. Las autoridades catalanas no lo permitieron (a día de hoy
desconozco cómo está la situación y agradezco si alguien me informa). De
autorizarse el experimento en un lugar desconocido de Tarragona, sería
la primera liberación de animales transgénicos en los 28 países de la Unión
Europea y la primera en todo el mundo de este tipo de moscas.
La clave está en que en el informe de solicitud entregado por Oxitec
puede comprobarse una gran falta de información. La empresa no adjunta ningún
estudio de bioseguridad, ni planes claros de cómo se va evitar la
dispersión de las mocas fuera de las redes del experimento o cómo va a afectar
a la producción olivarera del entorno.
Esto supone que el olivar de producción ecológica podría verse
muy afectado. El control sostenible de la plaga es fundamental para la calidad
del aceite y ya existen alternativas con menos riesgos que se deben fomentar e
investigar en profundidad”, explicaban desde la organización.
¿Está experimentando a gran escala Oxitec con el zica en Brasil? ¿Ha
conseguido sortear los controles y medidas de bioseguridad con la excusa
de combatir una epidemia de zika? Desde luego el marketing del miedo que se
ha desplegado estas semanas ayudaría a Oxitec a conseguir sus propósitos.
Oxitec realizó las primeras liberaciones de mosquitos transgénicos en
las Islas Caimán, una colonia británica, a finales de 2009. Los
experimentos se desarrollaron sin una ley de bioseguridad y sin publicar una evaluación
del riesgo ambiental.
La empresa fue muy criticada por científicos del sector debido a
su secretismo, la falta de revisión por pares habitual en publicaciones
científicas en aspectos de bioseguridad y la escasa calidad de sus evaluaciones
de impacto.
Estos documentos solo fueron públicos después de las liberaciones,
mediante una solicitud de información y preguntas parlamentarias,
bajo la legislación británica y europea.

Se intenta con los riesgos del Zika favorecer un gran negocio de
dimensiones difícilmente calculables como es la liberación de insectos
transgénicos en la naturaleza y sus insospechadas consecuencias para el
equilibro natural de los ecosistemas, incluídos aquellos donde se desarrollan
esas enfermedades.
Periodista español, trabaja en como director de comunicación en el bufete Reacciones Adversas a los Medicamentos
y Twitter: @escuelanfp
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