Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Omar A. Yujra Santos
Frente a las proyecciones de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que en sus últimos informes de perspectivas señalan que Bolivia crecería 4,1% y 4,4%, respectivamente, algunos afanosos de malas noticias empezaron a inquietar a la población trabajadora y empresarial, con más especulaciones que análisis académico.
Aunque es clara la manera tendenciosa con la que se manejan estos datos, los agoreros de siempre omiten el hecho de que los pronósticos de organismos como el FMI son poco acertados respecto a los niveles de crecimiento de la economía mundial, regional y particularmente de Bolivia; aspecto que lleva a realizar ajustes a sus proyecciones de manera recurrente. A modo de ejemplo huelga recordar que en abril de 2009, en pleno caos de la crisis financiera de Estados Unidos, en el documento World Economic Outlook el FMI vaticinaba que Bolivia crecería apenas 2,2%, mientras que en septiembre del mismo año subió su perspectiva a 2,8%; en contraposición, el Producto Interno Bruto (PIB) se expandió en 3,4%, posicionando al país, en un año de mucha turbulencia, como la economía latinoamericana de mayor crecimiento (primera medalla de oro). Una situación similar se dio durante 2013, cuando la proyección del mencionado organismo de la tasa de crecimiento del PIB nacional era de 4,8%, cuando en realidad llegó al 6,8%. De la misma manera en 2014 el pronóstico fue del 5,1%, pero la economía se expandió en 5,5%.
En la presente gestión los errores de pronóstico se evidencian contrastando el 4,1% declarado recientemente con el desenvolvimiento de la economía al primer semestre, periodo en el cual el Índice Global de la Actividad Económica reveló una expansión del 5,2%, y de continuar con esa tendencia, el crecimiento de la economía nacional sobrepasará fácilmente el 5%. Por tanto, es evidente que las proyecciones de organismos internacionales respecto al crecimiento nacional siempre han estado por debajo de la realidad económica del país.
En la actualidad este aspecto se denota en la confianza que la población tiene respecto a las políticas económicas que se llevan adelante. En efecto, el 4 de octubre se publicó en algunos medios de prensa del país una encuesta nacional de la empresa Mercado y Muestras, donde se señala que el 54% de la población boliviana considera que la disminución de los precios de las materias primas no afectó a la economía nacional. Según la encuesta, los más positivos respecto a la situación económica boliviana son los tarijeños, cruceños, benianos, cochabambinos, paceños y orureños, en ese orden, según los porcentajes mayoritarios a favor de que la economía no fue afectada por la crisis.
Aunque la noticia no ocupó la primera plana de los medios de prensa, la encuesta muestra datos que son dignos de resaltar, puesto que a pesar de la campaña mediática, con vaticinios poco optimistas que se dieron desde finales del año pasado hasta el presente en contra del crecimiento, existe una mayor confianza de la población en el aspecto económico.
Es claro que al margen de los pronósticos extranjeros, la economía continúa expandiéndose con uno de los niveles más altos de la región, en un contexto de crisis, y lo más importante, con expectativas positivas en la mayor parte de la sociedad boliviana.
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