Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Osvaldo
Chato Peredo
Creí que ya estaba superado este tema. Cuando asumía
Gonzalo Sánchez como presidente de la República y como vicepresidente
el señor Carlos D. Mesa Gisbert, escribí varios artículos publicados en EL
DEBER a raíz de que en el acto mencionado aparecía en la fachada del Palacio
Quemado el retrato gigante de Andrés Santa Cruz flanqueado por las imágenes del
Libertador Bolivar y el Mariscal Sucre en tamaños menores. No tengo duda de que
tal osadía fue impuesta o sugerida por Carlos D. Mesa.
A raíz de mis artículos se entabló una polémica, con
el señor Hector Jofree que asumía la posición del ya Vicepresidente Mesa. ¿Apoyo
consensuado entre el articulista y el Vicepresidente?, pareciera así por el
contenido en la postura del señor Jofree. Terminó ésta cuando el mencionado
articulista reconoció que la carta del Libertador dirigida al Protector de la
Confederación Peru-boliviana en 1836 (Bolivar murió en 1831), queriendo
“demostrar”, forzadamente, el respeto y admiración que el Libertador tendría
por Andrés Santa Cruz. Cuando hice notar
esta aberración histórica el señor Jofree reconoció el error y pidió disculpas en
el último artículo que, entendía yo, cerraba la polémica.
El artículo de Carlos D. Mesa Gisbert en el suplemento
“Séptimo Día” del domingo 4 de octubre “La voz del más grande de los
bolivianos” es una selección de pensamientos de Santa Cruz. En alguno de ellos
se trasluce el complejo de noble cuando habla de estirpe de sus antepasados indígenas.
Pero ese es un tema psicológico que podría abordarse en otro momento. Hoy
intento tan solo rastrear el origen, reciente, de la ponderación, exagerada,
injusta y distorsionada sobre Andrés Santa Cruz.
No tengo a mano un artículo o nota de autoría del
historiador Mesa, padre del señor Carlos D. Mesa Gisbert y, a la sazón, asesor
del Presidente Barrientos, en la que se refería a Andrés de Santa Cruz y
Calahumana como el “padre de la bolivianidad”.
En los vaivenes del correteo y la persecución en la clandestinidad, se
extraviaron muchos de mis escritos y notas que serían de utilidad en algún
momento. Por eso no los puedo exhibir en esta oportunidad.
Me imagino que la calificación “…del más grande de los
bolivianos” deriva de esa tendencia crucista del padre de Carlos D. Mesa. Posiblemente esa
tendencia ignora los entretelones de las
batallas de Socabaya y Yanacocha; ignora algunos documentos históricos que
ahora cito para evitar suposiciones. Carta del Libertador Bolivar a Santander:
“Setecientos mil pesos se han robado entre Riva Agüero, Santa Cruz y el
ministro de guerra, solo en unas contratas hechas sobre equipo y embarque de
tropas. El congreso pidió cuentas y le trataron como al diván de
Constantinopla… No sé cómo haré para alimentar… un ejército muy grande en un
país que ya no tiene nada.” (Jacobo Libermann
Z. sacado de la carta de Bolivar a Santander del 4 de Agosto de 1823 “Tiempo de
Bolivar” Tomo I pag. 563 Primera Edición: Septiembre 1989).

El documento histórico de José Santos Vargas, conocido
como “El Diario del Tambor Vargas” es
considerado el testimonio más importante de las republiquetas o guerrillas en
el Alto Perú y fue olvidada, ¿u ocultada?, durante un siglo hasta que Gunnar
Mendoza lo descubrió.
La actitud de Santa Cruz, tan realista y absolutista
hasta 1821, como lo fue Olañeta está dibujada en varios documentos históricos e
investigaciones que ocuparían extensiones no permitidas en espacios de periódicos.
Dos perlitas más para reconocer al personaje de marras: fue ayudante de José
Manuel de Goyeneche cuando ahorcaron a Murillo en La Paz y jefe de campo del
ejército de Goyeneche en la masacre de la Coronilla de San Sebastián contra
mujeres y niños el 27 de Mayo de 1812.
Esto es parte del curriculo del ladrón, según palabras
del Libertador, cobarde, según palabras del Tambor Vargas, Andrés Santa Cruz.
El ideario crucista del ex presidente Carlos D. Mesa
es una opción personalísima y respetable.
Pero no le da derecho a distorsionar la historia (ocultar o desconocer
documentos es una forma de distorsión y más aún tratándose de un historiador) Ya
nuestra historia está bastante sesgada, tanto así que se entregan distinciones
con el nombre de Andrés Santa Cruz, lo que debería ser revisado por la Asamblea
Legislativa en virtud de la justicia histórica.
Debo expresar mi respeto y admiración por la labor
desempeñada en la difusión internacional de nuestra demanda marítima y los
procesos en la Corte Internacional de Justicia en La Haya que le cupo afrontar
al ex presidente Carlos D. Mesa Gisbert en el marco de la política
internacional desplegada por el Gobierno que preside Evo Morales.
¡No todo lo que hace un adversario es malo, ni todo lo
que hace un amigo es bueno!
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