Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Jacqueline Mónica Vásquez Nogales
Comenzaré reeditando las historias de mujeres sobresalientes, anónimas, individuales y colectivas, enmarcadas en diversas coyunturas, procesos y estructuras de la historia nacional, de acuerdo a particularidades de sus visiones, creencias, comportamientos y actitudes individuales y colectivas de su diario vivir, mujeres de élite indígenas en el momento posterior a la conquista española, líderes y mujeres de base quechuas y aymaras, que actuaron en las sublevaciones andinas de fines de siglo XVIII, mujeres de distintos sectores sociales que lucharon por la independencia, monjas de la época colonial y actual, trabajadoras y amas de casa, mineras en el siglo XX, indígenas del oriente de la época contemporánea, mujeres urbanas durante la Guerra del Chaco e intelectuales del siglo XX, cuya presencia fue sinónimo de revolución en momentos de total desigualdad social de género.
En América Latina, la exclusión de las mujeres de la ciudadanía y de la política, se visibilizó entrando el siglo XX, al incorporarse paulatinamente grupos femeninos y políticas que pusieron de manifiesto las limitaciones de la ideología liberal, organizaciones de mujeres sufragistas y sindicalistas que fueron consiguiendo el derecho a administrar sus bienes, lucha por mejores salarios, el acceso a la educación superior, ingreso a las universidades, ejercicio en cargos públicos y del sufragio, todas acciones que conquistaron esos espacios donde se hizo hincapié en el rol protagónico de la mujer.
Es esta última década la que nos lleva a repensar el rol de la mujer en la coyuntura actual, signada por una democracia participativa, plural e inclusiva, con una inserción de género con amplitud en base al respeto de los derechos fundamentales que no sólo se circunscribe al ejercicio político sino también a la libre exposición de ideas y pensamientos y, ante todo, al respeto a la diversidad étnica y cultural.
Por lo conseguido en la última década es que debemos constituirnos en integrantes de este proceso de cambio y abogar por su profundización, pues las mujeres debemos ocupar espacios que nos permitan visibilizar una lucha por la promoción de la igualdad, capaz de llegar a todas y todos los rincones Estado Plurinacional.
Hay una gran vertiente de pensamiento, ímpetu y capacidad, con una visión diferente de parte de las mujeres, que permitirá desarrollar y llevar a cabo la práctica de buena manera el Vivir Bien, con una voluntad férrea de conductoras y constructoras de una sociedad de complementariedad, solidaridad y respeto, buscando un restablecimiento del tejido social dañado, cuyos pilares que rijan el comportamiento propicien una convivencia armónica y pacífica, donde la racionalidad, tolerancia y equilibrio, sean principios de una vida digna y justa.
La autora es parte de la Escuela de Formación Política de Oruro
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