Por Paola Bianco*
El domingo no se juega una elección
presidencial más sino una alternativa que la Argentina vino construyendo desde
2003 junto a otros países de la región, bajo el liderazgo de Néstor y Cristina
Kirchner.
Ésta
consistió en la reconstrucción de la soberanía popular y de un Estado
redistributivo, que se concretó a través de diferentes políticas públicas que
dieron lugar a un modelo de mercado interno.
En
un mundo en el que, luego de la caída del Muro de Berlín se produjo una
concentración acelerada del capital y en el que esta Globalización asignó a Latinoamérica una
neodependencia que en la Argentina consagraron los gobiernos neoliberales de la
década del 90` - el de Carlos Menem y el de la Alianza-, lo que se juega
entonces es la continuidad de esta alternativa al neoliberalismo, proyecto que
sigue vigente en la región y en el mundo. Desde los intentos destituyentes en
Brasil, hasta las recetas que pregonan los organismos regionales e
internacionales al otro lado del Atlántico (la Comisión europea liderada por
Alemania, el FMI, el Banco Mundial, etc.) para los países de la periferia
europea como Grecia, España, Irlanda y Portugal vehiculizan este
proyecto.
En
Argentina, el neoliberalismo sigue teniendo hoy representación, por más de que
digan que "esto ya fue". El liberalismo siempre niega el conflicto.
En el contexto de la campaña electoral -y más allá de ésta-, el análisis del
discurso permite entablar la relación entre las ideas y los proyectos políticos
mundiales y nacionales.
Si
un candidato, expresa a través de los principales referentes económicos de su
espacio que hay que "levantar el cepo y dejar librado al mercado la
fijación del tipo de cambio", no está proponiendo otra cosa que un
gobierno del mercado, o sea, un modelo neoliberal. Esto es lo que postula el
espacio Cambiemos que lidera Mauricio Macri, que se ubica segundo en las
encuestas después de Daniel Scioli, el candidato del oficialismo.
Siguiendo
esta metodología de análisis, Sergio Massa, que se ubica tercero en la mayoría
de los estudios de opinión, representa la otra cara del Estado mínimo. El eje
discursivo del candidato del Frente Renovador, que se articula en torno a
propuestas de seguridad entendidas estrictamente desde la represión -y no desde
la generación de oportunidades- y, sobre todo, la de utilizar a las fuerzas
armadas (FFAA) para la seguridad interna con la excusa del combate al
narcotráfico, recogen íntegramente la doctrina de la seguridad nacional que
implantó EE.UU. desde los 80' y que en la región dio lugar a la más feroz
represión durante las dictaduras militares.
La
polémica propuesta expresa, además, el paradigma de combate al narcotráfico que
surgió del mismo centro, cuyo fracaso contundente se evidencia en los más de 45
mil desaparecidos que dejó en Colombia y en los 25 mil que dejó en
México, según cifras oficiales en ambos casos. En lo que respecta al interés
que subyace a esta política, el papa Francisco ha sido muy claro: no sólo
fracasó sino que constituye una excusa para la intromisión en asuntos internos.
Daniel
Scioli, el candidato del Frente para la Victoria, que se ubica primero en las
encuestas, representa la alternativa al neoliberalismo que viene construyendo
el país y la región. Ahora bien, ¿esto se infiere de que es el candidato del
movimiento político que construyó esa alternativa? Sí, pero sólo en parte,
precisamente porque esta alternativa se basa en la reconstrucción y
legitimación permanente de la representación, es decir, en liderazgos que se
construyen colectivamente.

Pero
sintetizemos el discurso de Scioli. Continuidad, profundización del modelo y
desarrollo, que se interpretan desde el espacio político como ambición de
progreso a partir de lo conseguido, es decir, de más y mejor trabajo, de acceso
a la vivienda, de una mejor salud, una mejor educación, de seguridad ciudadana,
etc. Cabe señalar que, la interpretación de las aspiraciones colectivas que
hace un candidato o partido, implican siempre una selección que está
estrechamente relacionada con sus propuestas y con el programa del partido o
frente.
Los
problemas que la derecha liberal y popular tienen en sus agendas, desde el
levantamiento del cepo a la seguridad represiva, en el discurso de Scioli se
resuelven indirectamente a partir de la competitividad de la economía y la
creación de oportunidades. Todo el discurso se articula en torno a la propuesta
central de ampliar el mercado interno, profundizar la industrialización y crear
oportunidades de trabajo. Por último, la inserción regional es vital para
relacionarse con los demás actores de este mundo y, las proyecciones de continuar
las relaciones con los actores emergentes que vienen configurando un orden
multipolar como China y Rusia, también están presentes en el discurso del
candidato del oficialismo. Estas relaciones que Scioli concibe en su discurso
como estratégicas, sobre todo con América Latina y China, en Macri se expresan
en forma muy negativa, casi hasta la demonización, aunque no así en Masa.
El
domingo se elige entonces entre la continuidad de un gobierno popular o la
reimplantación de un gobierno neoliberal o del mercado. Como ya dijimos, la
primera opción es la que construyó Latinoamérica en la última década, con una
tendencia hacia un nuevo socialismo del siglo XXI en los países del bloque del
ALBA.
Para
sintetizar, la cuestión de la sucesión no es entonces una tema de disputa de
poder al interior del movimiento nacional-popular. Por más de que existan
líneas internas, el sciolismo, el kirchnerismo, el cristinismo, el peronismo,
etc. el sujeto que vehiculiza las transformaciones de los últimos años necesita
reencarnarse en un nuevo liderazgo colectivo que mantenga vigente el programa
de gobierno que dio lugar a este modelo que ha sacado de la pobreza y la
exclusión a tantos argentinos.
Esto
lo sabe Scioli, quien ha dado varias muestras, a través de sus propuestas, de la
elección de su gabinete, de la apertura hacia sectores de la economía nacional
y popular -el anuncio de la creación de un ministerio para la materia es todo
un signo de estar a la altura de la época-, de sus vínculos con los principales
líderes de la región y de su apertura hacia los emergentes como China y Rusia.
Por
lo demás, en este momento histórico, el liderazgo es una construcción
permanente. A partir de este análisis basado en el discurso, podemos inferir
que Scioli va a legitimarse en origen el domingo. Luego vendrá la legitimidad
de ejercicio.
*Internacionalista/Politóloga
(Flacso-Argentina)
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