Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Edmundo Juan Nogales Arancibia
Una de las críticas más válidas a los gobiernos progresistas en nuestra América es la que se hace a la visión que tienen sobre las clases sociales, en especial a las llamadas clases medias y su aspiración a ampliarlas como objetivo de avance en las transformaciones sociales. En Brasil por ejemplo, se mostró como el gran logro su ampliación, que en los hechos no deja de ser un capitalismo con visión social de base amplia, es decir que en la base desigual de la sociedad una gran cantidad de personas puedan pertenecer a ese bloque que no es rico ni se siente pobre.
También es para cuestionar que muchos autodenominados socialistas efectúen su análisis de clases sociales solamente desde el punto de vista de los ingresos económicos, es cierto que con eso justifican su accionar al mando de muchos procesos de cambio, haciendo creer que se está haciendo revolución; sin duda son transformaciones sociales, pero hay una delgada línea roja entre transformación social y revolución que podemos llamar relaciones sociales de producción las cuales no se quieren afectar.
En Bolivia, también se puso de moda hablar de las clases medias y verlas como un sujeto del proceso de cambio. En este afán se empezaron a manejar conceptos como el de movilidad social, y al parecer la aspiración de mejorar las condiciones de vida del pueblo pasaba por llevar a la mayor parte de la población al saco de la clase media, pero ¿qué es en realidad la movilidad social?, ¿qué es la clase media?
La movilidad social es entendida como el ascenso o descenso dentro la clasificación de estratos sociales que configuran la pirámide social del capitalismo. En otras palabras: poder subir o bajar dentro del estrato social.
La cuestión principal de la estratificación es la movilidad social, asignando puestos y determinando sujetos que deben ocupar esos puestos sin salir de las relaciones sociales capitalistas, por tanto, unos llegan a ser explotadores y otros explotados, en diversidad de formas pero explotados al final, aspecto fundamental para la reproducción de las relaciones sociales en el capitalismo.
Por otro lado, la falta de movilidad social es atribuida a las desigualdades sociales; quienes entienden que lograr movilidad social es hacer revolución, se trazan como objetivo facilitar dicho ascenso.
Pero, ¿es eso realmente revolucionario?
En realidad eso no cambia el sistema ni contribuye a hacerlo, ya que se da por entendido que debe existir esa estratificación piramidal, con mayorías que asuman los lugares de los explotados y, como es natural, el sitio de los explotadores seguirá reservado para un pequeño grupo, manteniéndose así la relación de clases sociales.
El capitalismo vende la ilusión del ascenso social indicando que uno es libre para ascender o descender en la pirámide social (de la desigualdad), y ese ascenso termina siendo una aspiración de la clase media, cuando son en realidad trabajadores dependientes o independientes que han dejado su condición política e ideológica de clase para aspirar a ser como los patrones.
El factor principal para determinar una clase social en el sistema capitalista es la condición económica, pero no es la única, si queremos determinar bien este esquema debemos ver también la condición ideológica y política. Aquí es donde podemos observar cómo un trabajador que por su condición económica es explotado, por tanto puede ser considerado obrero, sin embargo por su posición ideológica y política asume una condición burguesa, aquí se encuentra gran parte de la llamada clase media más acomodada, por ejemplo el trabajador de una entidad financiera que gana bien no se siente ni quiere sentirse obrero, lo mismo sucede con trabajadores bien remunerados de otros sectores.
En tiempos de bonanza económica puede ampliarse la cantidad de personas que se consideran de clase media por haber aumentado su capacidad de consumo, esto ha sucedido en muchos Estados. En Bolivia un claro ejemplo es el consumo suntuario de vehículos y electrodomésticos que se ha incrementado en los últimos años. Sin embargo, en tiempos económicos difíciles es natural que los ingresos bajen y con ello caen los espejismos de las transformaciones sociales que no tocaron las relaciones sociales de producción.
Generalmente muchos de los hijos de burgueses mantienen su condición de clase, y la mayoría o casi todos los hijos de los trabajadores no dejarán de ser explotados, esa es la tendencia de la reproducción social de las clases sociales en el capitalismo, y lo que puede suceder en tiempos económicos de bajo crecimiento es que los sectores que entraron en ese parámetro de la llamada clase media, al ver reducidos sus ingresos, vuelvan a sentirse explotados y se den cuenta que mientras no se cambie el sistema no se han cambiado los problemas estructurales. Esto muestra que el análisis a partir de los ingresos es ilusorio, porque generan en las capas medias sentimientos de pertenencia con la clase explotadora cuando gozan de buenos ingresos, y de pobreza cuando sus ingresos son bajos.
Tal vez una de las explicaciones más sencillas sobre la clase media sea la que un día me comentó mi hermano, un estudiante de economía: “conforme se dio el desarrollo del capitalismo se fue despojando a la humanidad de los medios de producción, entonces el campesino que dejó la tierra en la que trabajaba se fue a la ciudad a buscar trabajo, se convirtió en obrero y continuó visitando su comunidad, luego sus hijos crecieron en la ciudad y ellos alguna vez acompañaban a su papá a la comunidad, pero querían “superarse” y no ser obreros ni regresar a la comunidad, algunos lo logran hasta ciertos límites, o al menos sienten que lo logran, y justamente para que no se rebelen al sistema el capitalismo creó una ilusión entre explotadores y explotados, la llamada “clase media”, que sirve para hacerle sentir al trabajador que no es obrero y que más vale que piense como piensan los explotadores; así se aseguran que no se rebelen”.
El trabajador cuando pierde su conciencia de clase desperdicia su posibilidad de liberación, y al hacerle sentir que es clase media lo que se está haciendo es contribuir a reproducir el sistema capitalista de producción, algo que dista mucho de una revolución.
El autor es abogado, Estudiante de la carrera de ciencia política de la Universidad Mayor de San Andrés
y Twitter: @escuelanfp
Lo grave de esta movilidad social es que no se dio sobre la base de un modelo económico que tenga asidero en lo productivo. Solo los servicios (transportistas, construcci{on, etc) y actividades extractivas (mineros estatales con sueldasos) o francamente ilegales (contrabandistas, cocaleros del Chapare, cuyo producto va a la producción de droga; 97% segun el Viceministro Caceres) pasaron rapidamente de ser clase obrera o explotada a la famosa clase media.
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