Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Entrevista a Alberto Acosta
Alberto
Acosta Espinosa fue presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador
(2007-2008), también fue ministro de Energía y Minas del primer gobierno del
presidente Rafael Correa; hoy es crítico de dicho régimen. Estuvo en La Paz
para disertar en el Tercer Foro Andino Amazónico de Desarrollo Rural que tuvo
lugar en la ciudad de La Paz el 23 y 24 de septiembre. Una de sus mayores
preocupaciones intelectuales y como activista es el Buen Vivir o Vivir Bien como una
tendencia social y cultural civilizatoria alternativa al capitalismo; cómo,
pese a estar en las constituciones de Ecuador y Bolivia, no deja de correr el
riesgo de convertirse en una frase más.
—
Al constitucionalizar el Vivir Bien o el Buen Vivir, se dice que solo se los ha
instrumentalizado.
— Ese
riesgo existe, si es que los gobernantes no son fieles al mandato popular, si
lo traicionan y lo vacían de contenido, como de hecho está sucediendo en
Ecuador, y tratan de vendernos cualquier cosa con el membrete de Buen Vivir,
cuando el gobierno solo impulsa la modernización del capitalismo. También hay
riesgo cuando la sociedad no se empodera de la Constitución, cuando nosotros no
entendemos que ésta es una suerte de proyecto de vida en común y que ahí se
sintetiza el país que queremos construir.
— ¿Qué
papel juega aquí el “extractivismo”?, parece el mal mayor.
— Yo
no diría que es el mal mayor, porque hay otros problemas que tenemos que
superar. Pero sí diría que hay una enorme incoherencia de nuestros gobernantes,
cuando plantean el Buen Vivir, la defensa de los derechos de la Pachamama o
Madre Tierra, o los derechos de la Naturaleza, como en Ecuador, y
simultáneamente se sigue ampliando la frontera extractivista. Como que no hemos
aprendido de nuestra historia; se sigue aspirando a seguir siendo países que
para su financiamiento dependen solo o preferentemente de la exportación de
recursos primarios; la apuesta por el litio, por ejemplo. El extractivismo en
esencia es violento, depredador; por eso yo creo que nuestros gobernantes están
de alguna manera traicionando el sentido histórico de los procesos que se
iniciaron hace ocho, nueve años.
— Pero
parece que hasta en la definición del extractivismo hay problemas.
— Sí,
creo que hay que hablar de extractivismos en plural; porque tenemos
extractivismos agrícolas, los monocultivos, cuando dedicamos enormes
extensiones de tierra para la producción de soya, cuando utilizamos
transgénicos en extensiones gigantescas, cuando producimos biocombustibles para
alimentar automóviles y no seres humanos. Hay el extractivismo forestal, el de
pesca, puede haber incluso un extractivismo turístico, cuando apostamos
solo por turismo de cinco estrellas sin generar ningún encadenamiento
productivo y casi sin generar empleo.
—
Antes y hoy mismo se habla de desarrollo sostenible o sustentable. ¿Es lo mismo
que el Buen Vivir?
—
Nosotros perseguimos el desarrollo con mucha intensidad y entusiasmo desde
fines de los 40. Y apenas comenzaron a aparecer los problemas, comenzamos a
ponerle apellidos al desarrollo. Vimos que el desarrollo no era a secas
crecimiento económico, entonces hablamos de “desarrollo social”; empezaron a
aparecer problemas de inequidad, y comenzamos a hablar de “desarrollo a escala
humana”; luego, problemas de género, “desarrollo con equidad de género”; luego,
problemas ambientales, y ya hablamos de “desarrollo sustentable”; pero no nos
dimos cuenta de que el problema es el concepto mismo del desarrollo, que hay
que cuestionar la idea misma de desarrollo, que lleva inmersa la ilusión del
progreso, de reeditar el estilo de vida de los países ricos, la ilusión de
superar nuestro atraso; además, los países que consideramos desarrollados están
mal desarrollados. Lo que más bien estamos proponiendo los pueblos de
Latinoamérica, del Abya Yala, es superar la idea del progreso, la idea del
desarrollo y construir otra civilización, a partir de otros valores, de otros
principios.
— El
Buen Vivir o Vivir Bien parece viable solo en comunidades pequeñas, de
autogestión.
— No
es fácil construir el Vivir Bien a nivel amplio, pero no es imposible; lo que
se requiere en primer lugar es tener claridad de qué se trata esto, y en
segundo, tener la voluntad política para impulsarlo. Esta no es una tarea solo
desde el Estado, desde arriba y que se impone hacia abajo. Es más fácil, es cierto,
pensar el Buen Vivir inicialmente en el campo, pero hay que comenzar a pensarlo
desde las ciudades, y hay muchas respuestas o prácticas. Algo potente del Buen
Vivir es que es una visión de mundo que comienza a ser aceptada en otras
partes. El Gobierno alemán abrió la puerta desde marzo de 2015 a un debate
ciudadano sobre el Buen Vivir; ahora, cómo entienden ellos el Buen Vivir, es
otra cosa; por ejemplo, la canciller Merkel sostiene que el Buen Vivir es el
suministro de servicios públicos de calidad; para uno de sus ministros, el Buen
Vivir es los sábados por la tarde tomarse una cerveza y ver el fútbol con su
nieto; lo interesante es que estas discusiones se van plasmando. En Colonia, el
Alcalde estableció desde hace dos años el Día del Buen Vivir, en español, para
discutir otras formas de vida inspiradas en el mundo andino y amazónico. El
tema es cómo construimos puentes para un diálogo. Nosotros tenemos muchas de
las respuestas, sin recurrir a copiar visiones foráneas, sino valorizando
nuestros propios conocimientos y valores, experiencias y prácticas; es una
tarea que tienen que impulsar los pueblos indígenas, las comunidades
campesinas, los sectores populares.
— Por
eso se dice acción o impulso civilizatorio.
— Sí,
claro. El Buen Vivir, o hablemos de los “buenos convivires”, como dice Xavier
Albó, porque haríamos un grave mal si queremos imponer una lógica de Buen Vivir
única; sería como volver al “estilo americano de vida”. Pero claro, tienen que
haber ciertos principios, que identifiquen estas posibilidades de buenos
convivires en la comunidad, con la naturaleza, en la naturaleza; el Buen Vivir
es para todos y todas o no es Buen Vivir. No es la dolce vita para pocos a
costa del sacrificio de muchos y de la destrucción de la naturaleza, eso no es Buen
Vivir. El Buen Vivir tiene que garantizarnos una vida en armonía con la
naturaleza, pero que asegure una vida digna de todos los habitantes del
planeta; no es que no se va a utilizar la naturaleza, que va a estar intocada;
nosotros podemos aprovechar la naturaleza, pero ésta no puede ser vista como un
objeto, es un sujeto, por eso en Ecuador se habla de Derechos de la Naturaleza.
...
— Se
puede citar experiencias “piloto” sobre el Buen Vivir…
— He
visto varias, pero insisto. El Buen Vivir no es un concepto o una teoría, no es
un proyecto, es una realidad; hay una serie de prácticas fundamentadas en la
reciprocidad, en la solidaridad, que son elementos del Buen Vivir; ahora, no
hay un texto ni un manual; ni debería haber, porque ahí entramos en una
situación perversa, porque aparecerán los técnicos, los expertos del Buen
Vivir, y es todo lo contrario a lo que necesitamos; lo que precisamos son
espacios para que la comunidad vaya construyendo sus propias respuestas.
—
¿Bolivia?
— He
tenido la oportunidad única en mi vida de sentir algo que me emocionó mucho; el
hecho de que en La Haya se haya aceptado la posibilidad de discutir este justo
reclamo del pueblo boliviano; ahora, espero que ese puerto (boliviano en el
Pacífico) no sea solo para vincular los productos naturales bolivianos, el
agua, la biodiversidad, los minerales, el gas, el litio, al mercado mundial,
sino que sea un puerto que ayude a vincular al pueblo boliviano con el resto
del mundo; que no esté en línea con la reproducción del capital, sino con la
reproducción de la vida.
Entrevista realizada
para La Razón por
y Twitter: @escuelanfp
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