Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Rafael
Puente
Es preocupante que nuestro
Gobierno, ante la imposibilidad de convencer a la población de Mallasilla -y
demás poblaciones aledañas- de los supuestos "beneficios” de la energía
nuclear, en lugar de aprender la lección lo que hace es ponerse a buscar otro
lugar (en el que la población no se oponga, como si los peligros de una planta
nuclear quedaran restringidos al lugar de su emplazamiento).
Entendemos que como Estado y como
Gobierno sintamos un vértigo de crecimiento: nunca circuló tanto dinero en
nuestra sociedad, nunca tuvimos las reservas fiscales que ahora tenemos, nunca
nuestra moneda fue tan estable como ahora, nunca nos conocieron y escucharon
fuera del país como lo hacen ahora, nunca un presidente boliviano pudo convocar
a cumbres mundiales con la seguridad de tener una notable capacidad de
convocatoria… Entendemos, por tanto, que llegue un momento en que nos
preguntemos si no podemos ser como "los grandes”, no sólo con satélite
propio, sino, incluso, con una planta propia de energía nuclear (y peor si nos
encontramos con ese recurso natural inoportuno que se llama uranio).
Pero después de esos sentimientos
ensoñadores, sería de esperar que venga la reflexión serena, el estudio
científico y el cálculo económico realista, y mucho más si tenemos como
horizonte el Vivir Bien y, por tanto, la armonía permanente con la Madre
Tierra. En lugar de eso, el vértigo crece y nos imaginamos como "capital
energética de América del Sur”, y, para colmo, definimos que la base de esa
"capitalía” puede ser la energía nuclear, como si nuestro Estado pudiera
ser más capaz que el Estado japonés (que no pudo evitar ni recomponer el drama
de Fukushima), o que el Estado soviético (donde hasta hoy sigue habiendo
muertes infantiles resultado de la tragedia de Chernobyl), o que el Estado
alemán (que realistamente está desmontando sus plantas nucleares).
Y cuando arrecian las críticas, y
cuando en el caso de Mallasilla la crítica se convierte en movilización social,
se acude a dos trucos: el primero consiste en declarar que la movilización
"es política” (faltaba más, no va a ser sentimental, o literaria); y el
segundo en intentar cambiarle la cara al proyecto nuclear afirmando que sólo
tiene fines investigativos (¿vamos a investigar nosotros más de lo que ya está
investigado? ¿No tenemos temas mucho más álgidos que investigar?) o bien con
fines medicinales… Sin embargo la viceministra responsable (¿realmente
responsable?) es la de Energía y no una de Educación o de Salud.
No olvidemos que en el mejor y menos probable de los casos -el de que nunca se produzca un movimiento sísmico que nos haga recordar Fukushima- sigue pendiente el problema de los residuos nucleares (el uranio quemado tiene todos los isótopos radiactivos del sistema periódico y la vida media de estos isótopos es de miles de años), un problema definitivamente insoluble (los países ricos intentan depositar sus residuos en algún rincón del Tercer Mundo). Por tanto, construir una planta de energía nuclear es gastar miles de millones (que no nos sobran, menos aún en tiempos de apretarse los cinturones) en hipotecar a larguísimo plazo la estabilidad del país y la salud de la población. Sin contar con el problema del creciente reforzamiento de nuestra dependencia tecnológica…
No olvidemos que en el mejor y menos probable de los casos -el de que nunca se produzca un movimiento sísmico que nos haga recordar Fukushima- sigue pendiente el problema de los residuos nucleares (el uranio quemado tiene todos los isótopos radiactivos del sistema periódico y la vida media de estos isótopos es de miles de años), un problema definitivamente insoluble (los países ricos intentan depositar sus residuos en algún rincón del Tercer Mundo). Por tanto, construir una planta de energía nuclear es gastar miles de millones (que no nos sobran, menos aún en tiempos de apretarse los cinturones) en hipotecar a larguísimo plazo la estabilidad del país y la salud de la población. Sin contar con el problema del creciente reforzamiento de nuestra dependencia tecnológica…
Además, ¿dónde está el estudio
geológico de la zona? ¿Se han establecido datos concretos sobre las arcillas
expansivas en Mallasilla? ¿Y sobre las fallas tectónicas? ¿Y sobre los
diferentes estratos geológicos? ¿Y sobre la escasa densidad poblacional en 50
kilómetros a la redonda y las correspondientes vías de escape? Y si realmente
se ha hecho ese estudio (sólo que no se lo ha hecho público), ahora que se
descarta Mallasilla ¿se va a empezar nuevos estudios en algún otro lugar donde
no haya movilizaciones "políticas” sino solamente festivas?
Por favor, compañeros y compañeras
del Gobierno, recuperemos la serenidad y pensemos en el país que todavía
tenemos -y desde ese mismo país- y no nos preocupemos de ser "la capital”
de nada ni de nadie. Y contentémonos con avanzar en esa quimera del Vivir Bien…
Síguenos en Facebook: Escuela Nacional de Formacion Politica
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios