Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Verónica Cordova
En Bolivia hay una sola general de Ejército y
una sola gerente de banco. Ambas fueron entrevistadas esta semana, y para ambas
la pregunta de rigor fue: ¿cómo hace para cumplir su papel de mamá, esposa y
además hacer su trabajo? Nunca he escuchado que a un hombre se le haga esa
pregunta. Se asume directamente que su rol de padre es secundario, que sus
responsabilidades de esposo son menores, que su presencia junto a sus hijos es
innecesaria y que su carrera es más importante.
He oído en
cambio decir “se ha embarazado” al referirse a una adolescente, joven o niña
que es soltera y se encuentra en gestación. La forma gramatical que se usa
implica que ella se ha embarazado a sí misma; o sea, que ella es responsable de
su embarazo. Por tanto, es también la única responsable del hijo que provenga
de su condición. Una vez más, el rol de hombre como proveedor del
espermatozoide, como corresponsable de la concepción y, por tanto, como padre
del niño se halla oscurecido.
Es también
frecuente referirse como mujer sola a la persona que tiene hijos, pero no tiene
un hombre que comparta con ella la responsabilidad de criarlos.
Las mujeres
solas en nuestro país son muchas, mujeres a las que cabe preguntar cómo hacen
para ser mamás y no por eso dejar de ser enfermeras, vendedoras, policías,
periodistas, diputadas o artistas que son para la sociedad y para sí mismas.
No escucho en
los hombres ese dilema ni esa dicotomía: el hombre es general del Ejército o
gerente de banco o carpintero, y esa su responsabilidad o vocación o trabajo no
interfiere nunca, ni cuestiona, ni inhabilita su posibilidad de ser además
padre de familia.
Por eso creo que
no existe ninguna mujer que sea sólo madre, y madre tampoco hay una sola. Lo
que hay, y muchas, son mujeres que cada día multiplican su esfuerzo para poder
ser muchas cosas a la vez. Para cumplir el rol de madre que la biología, la
sociedad, el amor o la casualidad les ha impuesto, y a la vez tratar de ser
(por lo menos un poco) ellas mismas. Y todo esto, además, en un entorno en que
la mujer debe siempre estar probando su capacidad y su valía para ocupar
espacios que los hombres acaparan casi por el simple hecho de serlo.
El que hayan en
Bolivia una general de Ejército, una gerente de banco y dos mujeres generales
de la Policía puede verse como un triste reflejo de lo poco que hemos avanzado
en igualdad de género. Pero puede también verse como un primer paso.
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