Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Eduardo
Rodríguez Veltzé
Se puede afirmar que no existe una sola idea de la justicia o que ésta
no puede ser aplicable de manera uniforme a todas las situaciones, menos aun
cuando se trata de la “justicia internacional”, un concepto relativamente
nuevo, pues no siempre existió y menos sus tribunales o mecanismos
alternativos, aunque sí concurría el concepto de “paz”, generalmente como
imposición o expresión de hegemonía del vencedor.
Fueron las grandes guerras y las secuelas de la Guerra Fría las que
contribuyeron a configurar un sistema de justicia internacional más operativo,
confiable y aceptable para los Estados. Gradualmente adquirió mayor sentido la
adhesión a la responsabilidad de utilizar medios pacíficos de resolución de
controversias y la aceptación de la competencia de los tribunales
internacionales para zanjar controversias. Este es el caso en la Corte
Internacional de Justicia, en la Haya, donde el 40% de los asuntos pendientes
de resolución corresponden a países latinoamericanos.
Otra perspectiva que contribuye de manera más gráfica a visibilizar la
importancia de la justicia internacional es la “injusticia” latente del
resultado de los conflictos, las lesiones gravosas y subsistentes de la guerra,
la invasión o la imposición, que en su tiempo se justificaban en la
intangibilidad de la victoria y los instrumentos que se imponían. Con el tiempo
y las circunstancias se supera la visión unilateral del sentido de los acuerdos
o tratados, no siempre pactados en condiciones simétricas y ajenos al sentido
natural y moral de la justicia, o bien simplemente distanciados de la equidad o
la rectitud.
Afortunadamente el derecho internacional ha expandido las fuentes de
derecho aplicables a los casos que resuelve. Además de las convenciones y
tratados, la costumbre internacional y los principios generales del derecho;
las decisiones judiciales y la doctrina que producen los autores son fuentes
subsidiarias. Estas últimas se enriquecen por las sentencias y dictámenes que,
en el caso de la Corte Internacional de Justicia, superan el centenar de
pronunciamientos con lineamientos innovadores, más justos y fundamentales para
orientar futuras actuaciones.
Es la razón de justicia la que inspira la decisión del Gobierno de
Bolivia de acudir ante la Corte Internacional de Justicia para resolver
pacíficamente la controversia que sostiene con la República de Chile, por una
salida soberana al océano Pacífico; una causa justa e incuestionable que deberá
merecer el espacio de consideración y solución que alientan los bolivianos y la
comunidad internacional. Es también la razón que alentó mi compromiso y
convicción para sumarme al equipo del Estado Plurinacional en este propósito
que compromete a todos.
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